|
Por Raúl Kollmann Desde San Nicolás La extensísima pericia que se está realizando en la Gendarmería Nacional arroja resultados asombrosos --y de extraordinaria gravedad-- en el caso Ramallo. Se encontraron proyectiles de armas que no fueron secuestradas y que nadie sabe dónde están. Eso significa que hubo una maniobra de ocultamiento y que hay policías-tiradores que nunca fueron identificados. El estudio también demostró que algunos de los disparos fueron hechos por integrantes de la Policía Federal, una fuerza subordinada a la Casa Rosada. El gobernador Duhalde siempre sospechó que en Ramallo hubo "una maniobra extraña", por lo que este nuevo dato podría volver a alimentar su enfrentamiento con Carlos Menem. Tal como adelantó en exclusiva Página/12, el tiro del final --ese disparo realizado segundos después del tiroteo-- dio en el delincuente muerto dentro del auto, Javier Hernández, y la pericia establece que fue realizado con una pistola 9 milímetros a corta distancia, lo que abrirá una nueva especulación sobre la posibilidad de que lo hayan rematado. El tiro de escopeta Itaka, que mató al gerente del banco, fue hecho cuando el auto bajaba de la vereda a la calle en su loca carrera. Ese disparo provino, seguramente, de un integrante del grupo GEO bonaerense. El contador, también muerto dentro del auto, tiene un orificio de bala en la nuca, lo que indicaría que lo mató un tiro de un miembro del Grupo Halcón, también de la Bonaerense. Estas conclusiones fueron surgiendo en los primeros días de estudio del auto Volkswagen Polo, usado por los delincuentes para salir del banco con los rehenes, y las 172 armas secuestradas pertenecientes a los policías que actuaron aquella noche. La Gendarmería es, hoy por hoy, el organismo de mayor prestigio en materia de pericias. Por esa razón, el juez Carlos Villafuerte Ruzo resolvió que los estudios no fueran realizados ni por la Policía Bonaerense ni por la Federal, cuyos efectivos participaron en los hechos de Ramallo. De esa manera el auto, envuelto en nylon, y las 172 armas fueron enviadas al Edificio Centinela y más precisamente a la División Pericias que lidera el comandante mayor José Luis Artinian. Allí se hace la pericia, aunque también participan --como observadores-- especialistas de la Bonaerense, la Federal y la Prefectura, encargada de ayudar a instruir la causa judicial. Uno de los pasos iniciales fue el desarmado del auto, básicamente para encontrar todos los proyectiles metidos en los tapizados, pisos y techo y los orificios ubicados en el vehículo. Ese primer relevamiento permitió detectar decenas de proyectiles y, a su vez, sacar datos sobre las armas utilizadas. Lo que se encontró fue: * Calibre 762, un fusil muy potente de combate. * Calibre 556. * Calibre 308, fusil de precisión. * Calibre 9 milímetros, pistola. * Calibre 11.25 pistola. Lo más llamativo de estos primeros hallazgos fueron los proyectiles 308, provenientes de un fusil utilizado en Ramallo únicamente por la Policía Federal, más precisamente el GEOF, Grupo Especial de Operaciones Federales. Esto introduce un nuevo ingrediente en la masacre producida a la salida del banco. Algunos tratarán de argumentar que la Federal responde a la Casa Rosada y el episodio se produjo en plena campaña electoral, cuando Carlos Menem y Eduardo Duhalde estaban en su momento de mayor enfrentamiento. El otro elemento impactante de la pericia está relacionada con la aparición de proyectiles que no salieron de ninguna de las 172 armas secuestradas. Esto es, a priori, gravísimo. Indica que desaparecieron algunos de los fusiles, escopetas o pistolas con las que se hicieron los disparos. O lo que es lo mismo: integrantes de las fuerzas que actuaron están ocultando esas armas y, lo que es más grave, hicieron algún tipo de cambio. El juez Villafuerte Ruzo dio orden de que se secuestraran las armas de los efectivos policiales, pero resultó que no todas se entregaron de inmediato. Algunos dijeron que no habían escuchado la orden y las trajeron cuatro o cinco horas más tarde, pero incluso hubo una entrega varios días después con el argumento de que "hubo un error". La cuestión de las armas es fundamental: permite establecer quién disparó y quién no y, sobre todo, de cuál de los fusiles, escopetas o pistolas salieron los proyectiles que mataron al rehén y los delincuentes. Una definición taxativa de esto último se logrará cuando de cada arma se dispare un tiro y se saque de esa manera un proyectil testigo. Esa bala se compara con las que se recuperaron en las autopsias y con técnicas sofisticadas se demuestra taxativamente cuál es el arma de la que salieron los tiros mortales. Esta parte de la pericia todavía no se hizo, pero a partir de los proyectiles encontrados en el auto ya se determinó que hay tiros que salieron de los federales y tiros provenientes de armas que no están secuestradas. La pericia de la Gendarmería ratificó asimismo que el disparo hecho desde cerca, después de terminado el tiroteo, impactó en el delincuente Javier Hernández, el jefe de la banda. Hernández estaba dentro del auto y todos los testigos presenciales percibieron nítidamente que hubo un disparo realizado cuando ya había terminado todo. La novedad es que el arma que se utilizó es una pistola 9 milímetros de las cuales hay varias secuestradas. La pericia ya se realizó minuciosamente en cinco de esas pistolas, las primeras armas estudiadas tras el trabajo sobre el auto. Otra conclusión del trabajo pericial está referida a la muerte del gerente Carlos Chávez. Está claro que lo impactaron con una escopeta Itaka, un arma que tenían los Geo bonaerenses y también los integrantes del Grupo Halcón. Lo que se determinó por el ángulo de tiro y el resto de los impactos que se registran en el auto es que el vehículo estaba inclinado cuando Chávez recibió el impacto. En función de las mediciones de trayectoria, se concluyó inicialmente que el tiro fue efectuado cuando el auto había recorrido unos 40 metros desde el banco y en el momento en que bajó de la vereda. En las imágenes televisivas se ve nítidamente que varios policías corrían junto a las paredes de los edificios y tiraban sobre el auto desde el lado del conductor. El estudio realizado a la piel de Chávez --un trabajo que se hizo en la Asesoría Pericial de la Corte Bonaerense, en La Plata-- indica que el disparo se hizo a más de un metro ya que la aureola de pólvora señalada en un principio no se encontró en forma superficial, tal vez porque fue borrada por el formol, pero tampoco en los tejidos de la piel. Esto confirma que hubo una mayor distancia del disparo. Por último, los primeros datos de los estudios también indican que el contador Carlos Santillán, que viajaba atrás, tiene un tiro en la nuca y por los ángulos de tiro provendría de algún integrante del Grupo Halcón, que venía corriendo el auto desde la parte posterior. En el juzgado que encabeza el juez Villafuerte Ruzo se espera con ansiedad la respuesta oficial a un pedido que el magistrado les planteó a los peritos: si las armas de los delincuentes fueron disparadas o no. En caso de comprobarse que no hubo tiros de los delincuentes, la situación de los policías se vería procesalmente agravada ya que no sólo se confirmaría que mataron a los rehenes y al delincuente sino que se les imputarán distintos cargos de homicidio, en algunos casos por omisión --ya que el operativo fue catastrófico-- y en otros directamente por comisión.
Por R.K. La base inicial de las imputaciones contra los altos mandos policiales son las falencias e irregularidades que se produjeron a la salida del banco: falta de sincronización entre los grupos GEO y Halcón de la Bonaerense, la ausencia de directivas precisas, la utilización de sistemas de comunicación distintos y otras fallas groseras. Esto --según la óptica del juez-- produjo la masacre, de manera que a los jefes se los acusará, como mínimo, de incumplimiento de los deberes de funcionario público, y como máximo por homicidio culposo, es decir que por su omisión se produjo la muerte de los dos rehenes y el delincuente. Sin embargo, no pararán allí las detenciones. El magistrado determinó que hay graves responsabilidades en la parte sumarial. Por ejemplo, no se preservó bien el auto, desapareció el handy con el que se comunicaban ladrones y policías, también se esfumó al menos un arma que estaba en vehículo y se manipularon algunas pruebas ubicadas dentro del Volkswagen Polo. Uno de los hechos más graves en el aspecto sumarial se relacionó con la entrega de las armas por parte de los policías. El acta de secuestro tiene serias falencias, pero además hay efectivos que entregaron sus pistolas o fusiles con tres horas de atraso e incluso algunas armas largas llegaron a manos del juzgado dos días después de la masacre. Oficialmente se argumentó que "fue un error". La imputación decisiva en este terreno es contra el jefe de la Departamental de Investigaciones, comisario Héctor Cechini, pero hay dudas sobre la responsabilidad de otros oficiales que trabajaron en el caso. Aunque la clave de la masacre de Ramallo estuvo en la salida del banco, la investigación sobre el robo es fundamental sobre todo porque hay evidentes pruebas de que el asalto fue armado y se hizo gracias a datos aportados a la banda por un policía cuya hija mantenía relaciones con uno de los asaltantes. Lo que más hace sospechar de que pudo haber alguna relación entre el robo y la masacre de la salida es que el policía es integrante del grupo GEO, es decir el que más le tiró al auto. A priori, la hipótesis más sólida es la siguiente: * El asalto fue armado a través de ese policía o de un buche policial. La idea era mostrar un gran éxito deteniendo después a los delincuentes. * Todo falló porque los asaltantes tomaron los rehenes. * El operativo de la salida fue un desastre: la cantidad increíble de disparos, sin control alguno, no fueron un plan orquestado sino todo lo contrario: una muestra del método del gatillo fácil, la falta de preparación y fundamentalmente la ausencia de capacidad de mando de los policías. * Esto no quita que algunos de los integrantes de la Bonaerense hayan querido liquidar a los dos hombres que mantenían relación con la fuerza: Javier Hernández, muerto dentro del auto, y Carlos Saldaña, que apareció colgado en su celda. * Durante la etapa sumarial se hicieron desaparecer el handy usado para comunicarse y varias armas. El objetivo era borrar pistas de la relación entre delincuentes y policías. De acuerdo con esta hipótesis, tiene que haber policías detenidos por la complicidad con el robo; policías detenidos por la masacre de la salida; policías detenidos por la muerte de Saldaña y policías detenidos por el ocultamiento de pruebas. Habrá que ver si efectivamente eso se concreta.
|