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ENTREVISTA CON EL EXPERTO NORTEAMERICANO JOSEPH NYE
"El colapso de la Unión Soviética fue un beneficio para todos"

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Es una de las voces más autorizadas en los temas de política exterior de Estados Unidos. Fue uno de los arquitectos del programa Start II durante la administración de Ronald Reagan y subsecretario de Defensa en el primer gobierno de Bill Clinton. A diez años de la caída del Muro de Berlín recuerda aquellos días del '89, hace un balance de la década y traza un panorama del nuevo mapa mundial acerca del rol que debe cumplir su país y los riesgos de la situación rusa.


Por Mónica Flores Correa
Desde Nueva York

t.gif (862 bytes)  --A partir del derrumbe soviético, el rol de la OTAN inquieta a muchos, particularmente porque tomó dominio o radio de acción sobre un área amplísima del mundo occidental. ¿Está de acuerdo con la expansión de la Alianza?

--Yo apoyé la inclusión de Polonia, Hungría y la República Checa que tuvo lugar en el comienzo de los cambios. Esa medida fue útil para estabilizar a Europa central. Después de esto, creo que se debería ir despacio en cualquier otro aumento y también en las decisiones acerca del rol de la OTAN, pues otra expansión podría desencadenar una reacción negativa en la opinión pública rusa.

--¿Negativa porque los votantes rusos podrían "regresar a las fuentes" y darles un triunfo a los comunistas?

--En parte por eso, pero también está la cuestión de la rapidez con la que se puede hacer funcionar juntos a muchos países. Es mejor asegurarse de que los que están actualmente dentro de la Alianza son capaces de cumplir con la tarea de defensa que es distintiva de este organismo.

 

--¿Cómo describiría el impacto que tuvo el año 1989 en el mundo?

--El colapso de la Unión Soviética fue un beneficio para todos. Pienso que tenemos un mundona12fo02.jpg (10156 bytes) más seguro. Al mismo tiempo Rusia continúa con grandes aflicciones y dificultades, así que no nos encontramos todavía completamente fuera del bosque. Aún existen problemas en el control de las armas nucleares en los países soviéticos. Muchos de esos materiales han sido robado o se han contrabandeado a naciones extranjeras. Es decir, estamos mejor porque no existe la amenaza concreta y directa de la Unión Soviética, pero Rusia sigue en una situación inestable. Esto es una preocupación permanente.

--Madeleine Albright ha definido el rol de EE.UU. en este fin de siglo como el de "la nación indispensable". ¿Está de acuerdo con esta descripción del papel de la superpotencia? ¿Podría explicarla?

--Lo que Albright posiblemente quiere decir es que, siendo EE.UU. el país más grande, más poderoso, debe asumir el liderazgo en organizar los llamados "bienes colectivos", tales como el equilibrio de poder, la economía abierta, la promoción de los derechos humanos. Pienso que, si la nación poderosa no toma la delantera en esto, no lo hará nadie. En este sentido, EE.UU. es indispensable. Ahora bien, creo que muchas veces la gente lee esto como una afirmación arrogante. En realidad, es una cuestión de obligación, la de proveer lo que ningún otro puede. Uno de los peligros es que el Congreso norteamericano suele tratar de que no se ponga dinero para cumplir con estas obligaciones.

--¿Figura entre estas obligaciones la de ser el policía del mundo?

--Los norteamericanos no quieren que su país se comporte como el policía del mundo. Y aquí se abre el tema de en qué medida se coopera con otros países. El debate que hay actualmente en EE.UU. no es tanto el de aislacionismo versus internacionalismo, sino el de unilateralidad versus cooperación con otros países. En mi opinión, es necesario cooperar con otros países.

--¿En qué medida puede decirse que EE.UU. se ha adaptado al rol de "única superpotencia"? ¿Cómo puede medirse esta adaptación?

--Da la impresión de que todavía estamos tratando de entender qué es esto y de adaptarnos. En algunas áreas, lo hemos hecho bien. Principalmente al mantener una coalición internacional en favor de una economía libre. EE.UU. también se ha pronunciado y ha actuado en situaciones donde había problemas humanitarios extraordinarios, como Bosnia y Kosovo. Pero en algunas no lo hemos hecho, como ha sido en el caso de Ruanda. Ha habido áreas entonces donde hemos tenido más éxito que en otras.

--Los republicanos critican duramente la política exterior de Clinton. Dicen que, con torpeza y falta de ideas, ha profundizado la desconfianza internacional contra Estados Unidos. Por ejemplo, al promover el cambio de rol de la OTAN, que pasó de ser defensivo a activamente ofensivo. ¿Qué opina de esta lectura de la oposición?

--En los primeros tiempos del gobierno, la administración Clinton no demostró gran organización en política exterior. Con el tiempo mejoró. La administración ha preservado la alianzas con Europa y Japón, ha tratado de encontrar una vía razonable de relación con China... Creo que es un record con altibajos. Además, en un año electoral los republicanos, la oposición, van a castigar a la administración en esta área y en toda otra que puedan.

--Desde el punto de vista económico, ¿ha sido EE.UU. el único real beneficiario del llamado "dividendo de la paz"?

--No. A los países del este asiático les ha ido muy bien también. El crecimiento allí ha sido bastante impresionante. Es cierto que se produjo el revés del año pasado en los mercados, pero no es definitivo y se recuperarán.

--¿Qué podría hacer Estados Unidos y sus aliados, que no haya sido hecho todavía, para mejorar la situación de la población rusa y sanear esta inestabilidad?

--Se habló en un momento de un plan Marshall, pero no hubo voluntad política para aportar el dinero necesario. También es cierto que hay tanta corrupción en Rusia que no es para nada seguro que el dinero se use apropiadamente. Si ponemos dinero actualmente, lo más probable es que los dólares terminen en bancos suizos. Quizá hubo oportunidades mejores anteriormente, digamos en el año 1992. En este momento, sin embargo, creo que no funcionaría. En vista de la elección que habrá próximamente en Rusia, lo sensato es darles algún tipo de tregua con la deuda.

--¿No sería más realista tolerar cierto grado de robo si ése es el precio para estabilizar la democracia?

--Pienso que eso estaría bien si el dinero que se pierde está en el orden del cinco o diez por ciento. Ocurre que el noventa por ciento desaparece. Es como verter agua en una jarra sin fondo. Cuando se piensa el préstamo que hizo el Fondo Monetario Internacional en 1998, mucha gente cree que muy poco de ese dinero quedó en Rusia.

--¿Es posible imaginar una reexpansión de Rusia? ¿O su poder ha disminuido tanto que éste es un escenario completamente fantaseoso?

--No creo que los rusos estén en posición de poder expandirse, por lo menos por una década. Si se observa el este de Asia, Siberia, la flota rusa en el Pacífico está mal mantenida y en lo que hace al ejército, no le ha ido muy bien en los Cáucasos; por lo tanto, no creo que Rusia represente una amenaza para los países occidentales como ocurrió, por ejemplo, en la década del ochenta. El gran peligro es que Rusia se derrumbe y el arsenal atómico quede a merced de terroristas y otros grupos por el estilo.

--¿Cómo se prepara EE.UU. para una eventualidad de ese tipo?

--EE.UU. tiene el "Lugar Programme", un programa de asistencia a Rusia para que controle su arsenal nuclear. En este sentido, nuestro país ha aprobado una legislación de ayuda que es importante.

--¿Pero es suficiente?

--No, no lo es, pero es un paso significativo en la dirección correcta.

--¿Los conflictos internacionales futuros serán entre civilizaciones, como dice Samuel Huntington?

--No creo que haya choque de civilizaciones como él dice. En cambio, me parece que habrá resistencias locales a la globalización. No quiere decir que habrá una sola resistencia ideológica sino una reverberación de los nacionalismos, así como de los resentimientos locales y de las resistencias parroquiales. Habrá tensiones entre las fuerzas que empujan la globalización y las de las fuerzas tradicionales comunitarias. Creo que es posible esperar que no se revierta el proceso de globalización. Pero habrá que ver, porque en el siglo XIX también hubo una rápida globalización que luego fue interrumpida por la Primera Guerra Mundial y la Depresión.

 

POR QUE JOSEPH NYE

El hombre que está donde se toman las decisiones

Cuando cayó el Muro de Berlín, Joseph Nye era profesor de política exterior estadounidense en la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard. Actual decano de la Kennedy School, Nye aún recuerda "la sorpresa y el entusiasmo de aquellas clases" en los últimos meses de 1989, cuando en cada encuentro con los alumnos debía reformular lo que iba a decir "porque la velocidad de los acontecimientos en Europa del Este nos habían superado completamente". Considerado en Estados Unidos como uno de los "scholars" más influyentes en política exterior, Nye fue uno de los artífices del tratado de reducción de armas estratégicas (START I) que se negoció en la etapa final de la administración Reagan. El gobierno de Bill Clinton lo nombró luego subsecretario de Defensa, cargo en el que se desempeñó durante el primer término de la administración del demócrata.

En el diálogo con Página/12, Nye observó que su país todavía "está tratando de entender qué es esto de ser la única superpotencia que queda". Para el experto, en algunas áreas se adaptó bien, "principalmente al mantener una coalición internacional en favor de una economía libre. EE.UU. también se ha pronunciado y ha actuado en situaciones donde había problemas humanitarios extraordinarios, como Bosnia y Kosovo. Pero en algunas no lo hemos hecho, como ha sido en el caso de Ruanda". Sobre Rusia, el viejo rival, estimó que no está en condiciones de restablecer el afán expansionista. El arsenal nuclear acumulado por los soviéticos sigue, sin embargo, siendo una constante preocupación "particularmente si Rusia se derrumba y el material atómico queda sin control".

 

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