ASI LO VEN |
|
La izquierda del Frente Amplio fue más votada en las elecciones del pasado 31 de octubre que los partidos Colorado y Blanco. Pero con su 39 por ciento no alcanzó a la mayoría exigida para quedar ganadora en la primera vuelta. El ballottage será el 28 de noviembre. Para triunfar, el Frente deberá vencer una alianza presunta de los dos partidos uruguayos tradicionales. El Observador La jornada electoral del domingo nos acerca un paso más a la transformación del sistema político hacia un escenario donde los alineamientos se produzcan en función de las familias ideológicas y no de la estructura de partidos existentes hasta ahora. Por eso no es lo mismo un ballottage entre dos candidatos tradicionales o entre uno cualquiera de ellos y el candidato encuentrista. En la segunda opción no cabe duda: la opción es ideológica. La convocatoria sobre la base de la afinidad ideológica fundamenta una congregación sólida de los votantes blancos y colorados en torno de la candidatura tradicional en juego. Sobre esta base, la unidad de los tradicionales no es un artificio electoral ni un arreglo de cúpulas. Es la convergencia natural de quienes comparten una misma filosofía política. (Juan Carlos Blanco) La República El invento de las familias ideológicas es el as en la manga que dispone el coloradismo para obtener el apoyo de los votantes blancos, sin cuyo aporte parece imposible alcanzar a Vázquez. Resulta difícil predecir qué actitud tomarán los electores blancos. La identificación de ambos partidos tradicionales merced a la mimetización propuesta por los colorados ya comienza a ser rechazada por dirigentes y ciudadanos que no están dispuestos a ser el furgón de cola de su tradicional adversario. Para muchos blancos, optar por Batlle en el ballottage no es solamente traicionar la tradición. Se trata de evitar la mimetización del nacionalismo con el Partido Colorado y la consiguiente pérdida de una identidad que, además de contenido emocional, llegó a ser una opción diferenciada del rival tradicional.(Editorial) El País La segunda vuelta electoral tiene por virtud principal la de ser un instrumento que lleve a la ratificación o bendición popular de una coalición de partidos políticos en torno de determinados objetivos de gobierno. El escenario de hoy nos muestra a un país trabado, a un Frente Amplio con mayoría insuficiente para legislar. ¿Para qué, en estas condiciones, votar a Tabaré Vázquez si es evidente que estará maniatado para cumplir sus promesas, no importa el sentido de las mismas, si no consigue acuerdos políticos estables? Lo único que podría aportarle ese voto vacío es un argumento para que en caso de ganar, se justificara por no poder cumplir con lo que prometió, lo que sólo puede servir como consuelo, que es como decir que no sirve para nada y, entretanto, el país quedará sumido en una tan inevitable como peligroso estancamiento. (Editorial) El dedazo electoral Ayer los votantes mexicanos, sin distinción de partidos, tuvieron la oportunidad de participar en unas elecciones primarias entre cuatro precandidatos del partido gobernante, el PRI. Es la primera vez en siete décadas que el candidato presidencial no surge de la digitación directa y personal del presidente saliente, un sistema llamado "dedazo". La Jornada Fantásticamente, los cuatro buscaron deshacerse de sus historias, de sus responsabilidades, de sus culpas. Ejecutores y beneficiarios del "dedazo", se manifestaron democráticos, pecadores de las arcas abiertas se declararon honestos y ahorradores, cómplices de los abusos del sistema se dijeron ajenos a las trapacerías. Y pelearon por endilgarle al otro lo que en el fondo los cuatro han sido: salinistas por acción u omisión, por favores recibidos o silencios guardados; salinistas obligados en cuanto han sido, son, parte del sistema cuya ramificación actual, pese a los enconos personales, es el zedillismo. Pero ha pasado ya la etapa de la purificación, y ahora los dos santos varones finalistas han entrado en la nueva etapa, la de la praxis, la de los hechos, la de la guerra sucia interna.(Julio Hernández López) Reforma Las elecciones son una solución inteligente y funcional para un partido que no ha sabido, no ha podido o no ha querido llevar a cabo la reforma interna que desde hace mucho tiempo necesita. Pero es una solución coyuntural y de corto plazo. La convocatoria al proceso electoral del PRI fue una salida promovida por el presidente Zedillo, cuando no había otra manera eficaz de contener las aspiraciones de varios priistas que por primera vez rompían el pacto tácito de silencio entre los aspirantes a la presidencia. Las elecciones primarias, no obstante los buenos resultados que pudieran ofrecer en términos de legitimidad y unidad, dejarán intacto el problema de la organización corporativa y clientelista del partido y, sobre todo, el de su relación subordinada con el presidente de la república.(Gilberto Rincón Gallardo) El Universal El PRI está frente a una oportunidad histórica de conducir el proceso de cambio, al tener la posibilidad de mostrar desde su propio seno una nueva relación entre sus precandidatos y una nueva relación con la sociedad. Si no la desperdicia, el aprendizaje derivado de esta elección interna puede extenderse a diversos renglones de la vida nacional, en el caso de que el PRI gane las elecciones de julio del 2000. Desde ahora, el PRI deberá encauzar el cambio buscando un entendimiento básico entre todas las fuerzas políticas. Por su parte, los partidos de oposición deben abandonar el encono y la proclividad a la falta de diálogo basado en líneas duras e intransigentes. También deben abandonar la proclividad a llegar a acuerdos "en lo oscuro".(Mauricio Rossell)
|