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Quién es el más priista de los Cuatro Fantásticos

México eligió ayer por primera vez en 70 años al candidato presidencial del partido gobernante (PRI) entre cuatro precandidatos.

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Francisco Labastida , el candidato con más chances, fue acusado de gozar del "dedazo" de Zedillo.

El presidente mexicano (der.), Ernesto Zedillo, vota por un candidato presidencial para las elecciones del 2000.

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t.gif (862 bytes)  "Hay uno que está obsoleto, éste ya no", bromeó ayer Ernesto Zedillo exhibiendo su dedo índice. "Este sí", agregó en referencia al pulgar, y lo mostró a los fotógrafos, marcado con la tinta indeleble de la mesa de votación. La intención propagandística del presidente mexicano era clara. Quería decir que, con las elecciones primarias de ayer, llegaban a su fin 70 años de "dedazo", el procedimiento por el cual el primer magistrado saliente elegía a su sucesor. Y como en las elecciones generales mexicanas siempre gana el partido monopólico, el PRI (Partido Revolucionario Institucional), el digitado era ya de hecho el próximo presidente de México.

Los cuatro precandidatos que ayer se ofrecieron a la decisión del electorado no tenían los mismos motivos que el presidente Zedillo para expresar una satisfacción tan sin reservas sobre la democratización interna del PRI. Todos los sondeos daban como favorito a Francisco Labastida Ochoa, de 56 años, ex gobernador del norteño estado de Sinaloa, ex ministro de Agricultura y ex ministro del Interior, un cargo que clásicamente precede a la presidencia. Su principal adversario, y denunciante, fue Roberto Madrazo Pintado, de 47 años. Su apellido le regaló el mejor slogan de campaña: "Dale un madrazo al dedazo". Hijo de un mítico presidente del PRI con intenciones reformistas, muerto en 1969 en un también mítico y turbio accidente de aviación, ex gobernador del petrolero estado de Tabasco, Madrazo insistió todos los días de su campaña en que Labastida había sido digitado por Zedillo y contaba con un ilegítimo apoyo del aparato partidario. Completando lo que la prensa llamó "los cuatro fantásticos" siguen, con casi nulas posibilidades de victoria en las elecciones primarias, el ex gobernador de Puebla Manuel Bartlett Díaz, y el ex presidente del PRI Humberto Roque Villanueva.

Todo el padrón electoral de México, con un total de 55 millones de nombres, está habilitado para votar. El PRI no tiene un padrón partidario. Ayer la asistencia era escasa, y se esperaba que asistieran unos seis millones, aunque el PRI, siempre magnánimo, emitió 15,9 millones de boletas electorales. El triunfador no será necesariamente el que obtenga mayor número de votos, sino el que gane en la mayor cantidad de los 300 distritos electorales. Convertido en candidato oficial del partido casi oficial, enfrentará a Vicente Fox, del Partido de Acción Nacional (PAN, conservador), y Cuauhtémoc Cárdenas, del Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda), en las elecciones presidenciales del 2 de julio del 2000, y verosímilmente las ganará.

El PRI tiene un largo historial de trampas electorales, incluidas la compra de votos, la duplicación de credenciales, los muertos que sufragan y el acarreo de ciudadanos por varias poblaciones, según denuncian la oposición e incluso algunos priistas. Durante las elecciones de ayer, se registraron varios casos de robo y de quema de urnas. El secretario técnico de la comisión que verifica el desarrollo del proceso interno, Felipe Solís Acero, indicó que hubo sustracción de una veintena de urnas o paquetes electorales en la capital, en el estado de México y en los estados de Tamaulipas, Guerrero, Oaxaca. En la ciudad de Puebla, unos 175 kilómetros al sureste de la capital, cuatro urnas fueron quemadas en un municipio, en una acción atribuida a problemas políticos locales para forzar la salida del alcalde. Pero los dirigentes del PRI coincidieron en que los incidentes registrados hasta ahora son "menores".

Todas los días de semana, a las diez de la noche, cerca de diez millones de mexicanos miran "El Candidato". La telenovela de TV Azteca refleja la carrera presidencial. Y muestra algo que las elecciones primarias de ayer, por más que calcaron la fórmula de las norteamericanas, parecen confirmar. Que el PRI tiene todo bajo control, y que incluso Roberto Madrazo, el más vociferante de los adversarios, sabe que el partido es su hogar. Como el protagonista de telenovela, puede dudar sobre si abandonarlo y unirse a la oposición. Pero, cuando fue gobernador de Tabasco, excedió en más de diez veces el límite fijado por la ley para gastos de campaña. Y el PRI supo perdonarlo.

 

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