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LA IZQUIERDA SE QUEDARIA CON EL TERCER PUESTO
Guatemala entre dos derechas

En las primeras elecciones presidenciales desde el fin de la guerra civil en 1996, los guatemaltecos consagraron a los  derechistas Alfonso Portillo y Oscar Berger para el ballottage

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Alfonso Portillo muestra la tinta indeleble luego de votar


t.gif (862 bytes)  Ayer se realizaron las primeras elecciones presidenciales en Guatemala después del fin en 1996 de una guerra civil que había durado 36 años. Las encuestas le daban el 46 por ciento de los votos al abogado y economista Alfonso Portillo, del Frente Republicano Guatemalteco (FRG). Esto significa para Portillo una ventaja de 15 puntos sobre Oscar Berger, ex alcalde de Guatemala, del oficialista Partido de Avanzada Nacional (PAN). Por detrás de estos dos partidos de derecha, se ubicaba la izquierdista Alianza Nueva Nación (ANN), liderada por la ex guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y con pocas aspiraciones de llegar a una segunda vuelta. Se podría hablar de una jornada histórica. Pero las celebraciones estarán opacadas por un abstencionismo que se calcula superior al 60 por ciento. Rigoberta Menchú, líder indígena y Premio Nobel de la Paz 1992, llamó a votar para "terminar con el abstencionismo". Es que la gran mayoría de las abstenciones provendrá de los indígenas, que forman el 60 por ciento de la población pero que fueron ignorados por la campaña electoral.

De los 11 millones de guatemaltecos, sólo 4,5 están habilitados para votar. Y no es una cuestión de edad. La mayoría de los inhabilitados son indígenas, que habitan lugares alejados de los centros de votación y nunca fueron empadronados. Siguiendo con los números, el nuevo gobierno de Guatemala heredará un país con un saldo de 200.000 muertos y desaparecidos durante la guerra civil. El 80 por ciento de la población guatemalteca vive por debajo de la línea de pobreza, el desempleo y el subempleo alcanzan a casi un 50 por ciento de la población y el analfabetismo asciende al 32 por ciento en la población general y al 58 por ciento en los pueblos indígenas.

Portillo, el favorito para ganar estos comicios, fue cuestionado por haber matado a dos hombres, hace 17 años, en el estado mexicano de Guerrero. Portillo alegó defensa propia, pero nunca se sometió a la Justicia. Varios grupos de derechos humanos hicieron otro cuestionamiento, menos anecdótico. El secretario general de su partido, el FRG, es el ex general golpista y efusivo converso al evangelismo Efraín Ríos Montt, a quien se le responsabiliza de crímenes de lesa humanidad durante su gobierno (1982-83).

na17fo02.jpg (18120 bytes)Berger, por su parte, representa la continuidad del actual gobierno de Alvaro Arzú. Prometió, tímidamente, construir una sola Guatemala, en alusión a la diferencia que existe entre indígenas y mestizos. El izquierdista Alvaro Colom se muestra confiado en pasar a una segunda vuelta con Portillo y confesó que era la primera vez que votaba positivamente, luego de haber anulado su sufragio desde 1974. Colom, uno de los pocos mestizos guatemaltecos que ostenta el título de sacerdote maya por sus nexos con la población indígena, advirtió que "el triunfador de estas elecciones que no tenga una mentalidad realmente democrática y pluralista le va a ir muy mal". Esta es la primera vez que la URNG se presenta a elecciones, luego de haber dejado las armas en 1996.

La campaña electoral se calentó durante esta última semana por denuncias de fraude entre los dos partidos que con más probabilidades aspiran a la presidencia. El FRG denunció en reiteradas ocasiones que se podría dar algún tipo de fraude por parte del oficialista PAN, el que por su parte denunció anteayer que por supuesto es el FRG quien pretende hacer fraude. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) llamó a la calma, e indicó que garantizará la transparencia de los escrutinios, ya que previamente se tomaron todas las medidas necesarias. El director de la Misión de las Naciones Unidas para Guatemala (Minugua), Jean Arnault, y voceros de la Organización de Estados Americanos (OEA) también avalaron al TSE. Pero la Justicia electoral también piensa en la fiesta: el TSE contrató grupos de marimbas, el instrumento típico de Guatemala, para que ofrecieran un ambiente de fiesta a la jornada electoral.

Este es un dato de color, pero de larga data en Guatemala. Las marimbas y las fiestas en épocas donde convivían las elecciones y la guerra civil constituían una forma de "convertir" a los guatemaltecos al evangelismo, "una religión cívica", contra el catolicismo que hasta los años '70 dominada sin competencia el país. El evangelismo, religión del poder en Guatemala, apoyada por Estados Unidos, fue una forma de modificar un mapa donde los obispos católicos podían plantarse contra las matanzas indiscriminadas dirigidas por el Ejército guatemalteco y los grupos paramilitares que dependían de él. Ahora, Guatemala está a punto de elegir, en la primera vuelta, al partido que representó de manera ejemplar ese evangelismo.

 

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