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Por David Cufré En la Alianza trabajan a marcha forzada para que el Presupuesto del 2000 se sancione en el Congreso antes del 30 de noviembre, que es cuando finalizan las sesiones ordinarias. Así se lo comunicó ayer José Luis Machinea a Roque Fernández, durante una reunión que mantuvieron por espacio de una hora en el despacho del actual ministro. De ese encuentro también participaron Rodolfo Terragno, Pablo Guidotti --viceministro de Economía-- y Oscar Lamberto --presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara baja--. El objetivo fue destrabar la polémica entre el Gobierno y la Alianza por el nivel de déficit fiscal. "Hay que revisar muy bien el cálculo de ingresos y egresos para comprobar que sea realista", señaló a Página/12 una alta fuente de la coalición, quien comentó que ésa fue la tarea a la que se abocaron ayer los participantes del cónclave en el Palacio de Hacienda. En la Alianza consideran que es imperioso aprobar el Presupuesto antes de fin de mes, pues se trata del primer test de la gobernabilidad. Los inversores están pendientes de esa señal. El apuro de la coalición determinó que se haya resuelto no enviar al Congreso un proyecto propio, sino trabajar --introduciendo modificaciones-- sobre el que ya remitió el Poder Ejecutivo. Eso obliga a rediscutir los cálculos de Economía, de los cuales descree Machinea. El próximo titular de esa cartera asegura que las pautas que se utilizaron para elaborar la propuesta oficial esconden agujeros negros, que en los hechos determinarán que sea imposible acotar el déficit fiscal del 2000 a 4500 millones de pesos. En ese caso, el próximo gobierno se vería obligado a profundizar el ajuste de gastos para cumplir con esa meta, comprometida ante el FMI y dispuesta en la Ley de Convertibilidad Fiscal. De ahí surgen las discusiones con Roque, que Fernando de la Rúa y Carlos Menem amplificaron al plantear cuál será la herencia que la actual administración dejará a la próxima. El fondo de la cuestión es transferir al otro el costo político del ajuste. Por eso, Machinea insiste en que el déficit "real" será de 10 mil millones, partiendo de un desequilibrio este año de 5700 millones y sumando los ingresos extraordinarios que consiguió Roque por ventas de activos públicos y licitaciones, que no volverán a repetirse en el 2000. Por el contrario, el actual ministro insiste en que dejará como máximo un déficit de 5800 millones --así lo aseguró ayer Guidotti--, y que el proyecto enviado al Parlamento es perfectamente cumplible. "Si seguimos trabados en esa discusión vamos hacia el precipicio", le dijo a este diario un importante operador aliancista. "Lo que se empezó a hacer (ayer) fue revisar partida por partida la propuesta oficial, a fin de que lleguemos a un acuerdo sobre los números finales del Presupuesto", añadió. La presencia de Lamberto (PJ) y Terragno en la reunión, presidente y vice de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, fue para acelerar la búsqueda de consenso con el Congreso. También es un factor importante la participación del jefe de asesores de Roque, Miguel Kiguel, quien actúa como intermediario entre las dos posiciones, puesto que mantiene una excelente relación con Machinea y es probable que forme parte de su equipo a partir de diciembre. Esta semana habrá nuevos encuentros entre técnicos de la Alianza y Economía, para definir lo antes posible cómo será el Presupuesto para el 2000.
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