Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


GUATEMALA CASTIGO EN LAS URNAS A LA DERECHA CORRUPTA
Ganó la derecha golpista

En Guatemala, Alfonso Portillo, candidato de la derecha del ex presidente golpista Efraín Ríos Montt, ganó los comicios presidenciales pero deberá disputar el ballottage con el representante de la derecha corrupta, el ex alcalde de la capital Oscar Berger. En México, la "apertura democrática" del PRI terminó consagrando como candidato a la presidencia a Francisco Labastida, quien corría con el caballo (y el dedo) del presidente Ernesto Zedillo.

na21fo01.jpg (9052 bytes)

Portillo hace la V de la victoria que consiguió


t.gif (862 bytes)  El candidato presidencial del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), Alfonso Portillo, ganó la primera vuelta de las elecciones generales realizadas anteayer en Guatemala. Con un 82 por ciento de los votos escrutados, Portillo alcanzó un 48 por ciento, lo que todavía le permite soñar con trepar hasta el 50 por ciento de los sufragios a medida que el escrutinio sea total, y de esa manera evitar el ballottage. Su hipotético rival en esa instancia, Oscar Berger, del oficialista Partido de Avanzada Nacional (PAN), obtuvo el 31 por ciento y ya anunció que ganará el próximo 26 de diciembre con el apoyo de otros partidos, fundamentalmente de la izquierdista Alianza Nueva Nación (ANN). Pero su candidato, Alvaro Colom, declaró ayer que no le dará el 11,6 por ciento de los votos obtenidos ni a Portillo, del partido cuyo líder máximo es el ex presidente golpista y evangelista converso Efraín Ríos Montt ni a Berger, de la derecha acusada de corrupción.

Más allá de los números, los tres candidatos estaban más que contentos

con los resultados obtenidos. "El resultado es inobjetable", manifestó Alfonso Portillo, dando por sentado que no habrá ballottage. "Estamos muy tranquilos y creemos que el pueblo no nos ha dado un cheque en blanco sino una gran responsabilidad", afirmó el candidato del FRG, pero anunció que "vamos a encontrar al país en circunstancias nunca vistas, con una economía a punto del colapso y con grandes desigualdades". Portillo también se mostró contento por el hecho de que "el abstencionismo, enemigo crónico de nuestro sistema político, ha disminuido". Se pensaba que la abstención rondaría el 55 por ciento, pero no llegó al 50. Sin embargo, la relación entre el padrón electoral y la población guatemalteca hace disminuir el optimismo. La población total censada es de 11 millones y medio. Un 60 por ciento son indígenas, y la mayoría no figura en el padrón de cuatro millones y medio.

La alegría del oficialista Berger provenía de una interpretación muy distinta de lo que había en las urnas. Según el candidato del PAN, es seguro el ballottage del 26 de diciembre entre él y Portillo. Y para recuperar los 17 puntos de ventaja que le sacó el candidato opositor, Berger aseguró que se acercará a la Alianza Nueva Nación (ANN), liderada por la ex guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), aunque aclaró que no se trataría de una alianza política sino de "unirnos a partir de puntos de interés común para el beneficio del país". Mientras los simpatizantes del PAN coreaban "No se pudo", en alusión al slogan "Sí se puede" del FRG, Berger se enteraba de que su partido alcanzó a empatar prácticamente la elección con Portillo en la capital guatemalteca (donde vive el 35 por ciento de la población), y que su candidato a la alcaldía, Fritz García, le llevaba siete puntos de ventaja a Luis Rabbé, del FRG. Lo cual implica un premio para Berger: él fue alcalde de Guatemala durante los últimos ocho años.

Pero las buenas noticias para el ex intendente no durarán mucho. Por un lado, Portillo anunció que su partido va a impugnar las elecciones para la alcaldía metropolitana porque, según denunció, el oficialismo utilizó la estructura del Estado para evitar que la población acudiera a las urnas en la capital. Y por el otro, el candidato izquierdista Alvaro Colom sentenció que "no vamos a hacer alianza con nadie, no tenemos nada que negociar con la derecha, somos de izquierda. No les creemos". En una calculada cortesía, el mismo Portillo celebró la independencia de la izquierda y su fortalecimiento, que será fundamental "para contar con un equilibrio de fuerzas en el Congreso".

"Ya ganamos, más allá del resultado", declaró eufórico Alvaro Colom. "Lo importante es que logramos depurar el partido, afianzar el nombre de la ANN, definir un proyecto de gobierno a largo plazo y de ahora en adelante dedicaremos nuestras fuerzas a hacer una oposición radical, sin negociar nada con la derecha", declaró el candidato de la izquierda.


EN LAS PRIMARIAS MEXICANAS, GANO FRANCISCO LABASTIDA
El "dedazo" democratizado

na21fo03.jpg (10351 bytes)

na21fo04.jpg (9079 bytes)

 

t.gif (862 bytes) Antes, el candidato presidencial del PRI (el gobernante Partido Revolucionario Institucional), era elegido por el presidente saliente. La fórmula, bautizada "dedazo", duró en México por 70 años, los mismos que hicieron que el PRI batiera el record mundial de permanencia en el poder. Desde las elecciones internas del domingo cuyos resultados se conocieron ayer y dieron una arrasadora victoria a Francisco Labastida, favorito del presidente Ernesto Zedillo, el dedazo implica vistosas campañas, millones de votantes, y millones de dólares de gasto del presupuesto estatal, en forma no siempre bien disimulada.

La política de cambiar para que todo siga igual fue siempre la del PRI. Y sólo los priístas interpretaron como un triunfo de la democracia experimento renovador de elecciones primarias con cuatro precandidatos y abiertas a todos, al mejor estilo norteamericano. El triunfo del economista Labastida, refrendado por más de cuatro millones de votos (y más importante, con 271 de los 300 distritos electorales), hizo que el "dedazo" democrático consagrara al candidato del presidente, que éste antes designaba sin más trámites. Con la oposición dividida, es muy posible que Labastida también venza en las elecciones presidenciales del 2 de julio del 2000.

El aparato del PRI no sólo ha conseguido concluir un proceso que la oposición cuestionó desde el principio: evitó, por el momento, el riesgo de fractura interna que para muchos parecía inevitable ante la dura campaña del candidato "rebelde". Roberto Madrazo se apuntó ayer más de 2,5 millones de votos, pero sólo unos 21 distritos. Había hecho de su apellido un slogan ("Dale un madrazo al dedazo") y asumió la derrota sin abandonar el partido, aunque anunció que liderará una corriente crítica "impulsora del cambio". Los otros dos precandidatos, Manuel Bartlett, y Humberto Roque, seguían muy atrás, con 5 y ningún distrito.

Alejado el fantasma de la ruptura, Francisco Labastida tiene dos obligaciones a partir de hoy: tomar las riendas del "Nuevo PRI alejado del camino de Carlos Salinas" y próximo al de Luis Donaldo Colosio (el candidato asesinado en 1994), según él mismo declaró ayer, y prepararse para derrotar en julio del 2000 a su antiguo compañero de filas y hoy líder del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas, y al ex directivo de Coca-Cola Vicente Fox, del conservador Partido de la Acción Nacional (PAN). Los dos líderes de la oposición se apresuraron ayer a minimizar el triunfo de Labastida. Fox calificó de "farsa" el experimento del PRI y aseguró que Zedillo y "todo el aparato estatal" trabajaron para Labastida. Confió en que "el pueblo de México no tome esta jornada electoral como un ejemplo de lo que deben ser los comicios democráticos, pues estaríamos regresando a la edad de las cavernas". Cárdenas, en París en la Internacional Socialista, comentó que el resultado de las primarias del PRI no representa "sorpresas". Para el líder del PRD, el triunfo de Labastida "estaba anunciado hace ya mucho tiempo por el presidente Ernesto Zedillo".

Labastida ocupó cargos públicos bajo seis presidentes distintos. Graduado en economía, fue secretario de Energía entre 1982 y 1986 en el gobierno de Miguel de la Madrid, su gran benefactor. Después de que Carlos Salinas le arrebató la posibilidad de ser candidato presidencial, asumió como gobernador de Sinaloa, uno de los estados con mayor actividad del narcotráfico. La llegada de Salinas al poder en 1988 significó para Labastida un período de enfriamiento político, aunque en la campaña para las internas del domingo Madrazo tratara de vincularlo con el ex mandatario más impopular de la historia de México. En el gobierno del actual presidente Zedillo ejerció como secretario de Agricultura y luego de Gobernación, cargo que abandonó este año para postularse como precandidato presidencial. Pero como responsable de la política interior durante poco más de un año dejó dos asuntos que heredará: un acuerdo con los zapatistas del suroriental estado de Chiapas y la huelga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

PRINCIPAL