Los docentes de Letras son de otra categoría, pero no los incentivan La junta de la carrera de la UBA denunció que 154 docentes fueron mal categorizados y excluidos de los incentivos para investigar. |
Por Cecilia Sosa La junta de la carrera de Letras de la UBA denunció que sus profesores sufren "discriminación" y sus cátedras, "vaciamiento docente". El disparador del conflicto fue la recategorización de los docentes-investigadores incluidos en el Programa de Incentivos del Ministerio de Educación, por el que 154 docentes, en su mayoría jefes de trabajos prácticos y adjuntos, se quedarían sin los tres sueldos extra que implica el incentivo, y con los graves perjuicios académicos que acarrea estar fuera del sistema. "Es algo impensado. Son personas que por antecedentes jamás podrían haber quedado afuera. Los criterios, supuestamente objetivos, fueron aplicados con una lamentable arbitrariedad --objetó Jorge Panesi, director de la carrera--. El sistema es perverso desde el vamos." Una fuente cercana al decano Raúl Carnese aseguró ayer a Página/12 que él mismo elevará al consejo directivo de la Facultad de Filosofía y Letras un pedido de revisión de todas las recategorizaciones conflictivas. En el mismo sentido, anoche, la junta de la carrera decidió presentar un petitorio ante el consejo solicitando la "inmediata revisión" de la recategorización, "sin perjuicio de tomar medidas más drásticas". La protesta apunta a las comisiones que evaluaron a los investigadores, integradas por otros profesores, muchos de ellos con actividad en la propia facultad. Los docentes afectados son los que se presentaron en la convocatoria de noviembre del '98, en los escalafones III y IV (que suelen corresponder a adjuntos y jefes de trabajos prácticos, concursados o interinos con tres años de antigüedad). Hace 15 días se conocieron los resultados. De los 244 postulantes, dos tercios quedaron sin categoría. "La evaluación fue demasiado grosera. Virulenta sobre Letras. Gente con menos antecedentes fue recategorizada", dijo Mariana Di Stefano, profesora adjunta de Semiología en el CBC y docente en Letras, quien fue excluida. Sorpresivamente, quien salió en defensa de los excluidos fue un funcionario del ministerio. Puesto al tanto del conflicto por Página/12, el subsecretario de Desarrollo de Educación Superior, Eduardo Mundet, aseguró: "Cuando se juzgan antecedentes de miles de personas es difícil ser objetivo. Habiendo tantos excluidos está contemplada la recusación y que se constituya una nueva comisión evaluadora". El conflicto en Letras se suma a las críticas que desde el '94 viene acumulando el sistema de incentivos organizado por el ministerio (ver aparte). Estar categorizado supone el cobro de un plus salarial (de tres sueldos extra), que se percibe repartido en marzo, julio y octubre (hace 15 días recién se estaba pagando marzo). Además, es un requisito casi excluyente para lograr becas, concursar cargos, investigar y publicar. Las encargadas de la evaluación para el área de Lingüística y Literatura fueron tres comisiones integradas por docentes de la especialidad de igual o mayor jerarquía. Según apuntan los docentes, estos comités de pares procedieron con "absoluta irregularidad" y con criterios diferentes a los usados en las demás universidades nacionales. "El criterio fue selectivo, visiblemente en contra de las cátedras adversas a la política de la facultad", comentaron por lo bajo los profesores de Letras, cuya junta es la única opositora a la gestión actual. De hecho, algunas cátedras reconocidas a nivel internacional serían casi raleadas. La mayoría de sus docentes, algunos con más de 15 años de trabajo en la UBA, recibieron una X, asignación que les toca a los sin categoría. "Profesores que en el '94 tenían su categoría, fueron descategorizados o categorizados en un nivel inferior, cuando en 5 años incrementaron sus antecedentes", denuncia el petitorio. La Secretaría de Investigación de la facultad, encargada de tramitar la documentación de los candidatos y elevarla al ministerio, deslindó culpas. "Recibimos muchísimos reclamos. Pero la secretaría no tiene ninguna incumbencia en las evaluaciones", dijo Rodolfo Gaeta, encargado del área. Y agregó: "Las personas que no fueron categorizadas podrían presentarse para la categoría siguiente". No obstante, anoche los docentes decidieron no presentarse a la convocatoria para el último escalafón (el V, para docentes que recién se inician) por "dignidad moral y respeto al propio trabajo". Además, un requisito para ese escalafón es ser menor de 35 años, edad que supera la mayoría de los candidatos a ocupar las categorías III y IV (los afectados). "Están produciendo un vaciamiento de docentes de entre 35 y 50 años, que son los que vienen sosteniendo la universidad pública desde hace 10 años", reza el petitorio.
Con una derrota en Filosofía y Letras y un triunfo en Ciencias Veterinarias, la Alianza ya controla la representación del claustro de alumnos en nueve facultades de la UBA. Y los centros de estudiantes de ocho sedes. En una elección disputadísima y muy polarizada realizada la semana pasada, el Frente Amplio Estudiantil (que reúne al MST, la Walsh, Autogestión y la Mariátegui) sumó el 37 por ciento de los votos y se quedó con la conducción del centro de estudiantes de Filosofía y Letras. Ahí nomás, la Alianza llegó al 36 por ciento, con 21 votos menos. En total, votaron 2907 alumnos contra los 8530 que lo hicieron el mes pasado en la elección de claustro (obligatoria), donde se impusieron los aliancistas. "Nuestra apuesta va a ser potenciar la participación de los estudiantes --dijo Francisco Yoffre (MST), futuro titular del centro--. Frente al ajuste que va a impulsar el nuevo gobierno, será fundamental la unidad estudiantil." Mientras, en Veterinarias, con el 39 por ciento de los votos, la Alianza ganó el centro y la mayoría del claustro (tres consejeros). El consejero por la minoría quedó para los independientes de EVET (34 por ciento). Esta semana están votando los estudiantes de las facultades de Ciencias Exactas y de Ingeniería (aquí sólo se vota para el centro). Sólo restan los comicios de Ciencias Económicas que, tras ser suspendidos por graves hechos de violencia, esperan una decisión del Consejo Superior de la UBA.
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