Por Martín Granovsky
Desde París
La primicia de Página/12 con el contenido de la carta que Federico Storani le entregó
personalmente a Fernando de la Rúa en París causó ayer por la mañana un impacto mayor
sobre la delegación argentina que la noticia del día en Francia, los diez años de la
caída del Muro de Berlín. El tema es crítico. Uno de los principales dirigentes del
radicalismo dejó por escrito una constancia de que, en su opinión, el presidente electo
no cumplió un pacto que incluía designarlo en la presidencia de la Cámara de Diputados.
Haberlo hecho por carta es un fuerte indicio de la tensión sin precedentes entre el
principal partido de la Alianza y el futuro presidente.
Storani le entregó la carta a De la Rúa el lunes a la noche, cuando éste salía del
hotel para ver al primer ministro Lionel Jospin. Después tomaría el vuelo directo a
Buenos Aires.
Díganle a Fernando que va a perder el avión avisaba nervioso el embajador
argentino en París, Archibaldo Lanús.
Pero a Fernando lo detenía Federico con su papel en la mano.
¿Todo esto tengo que leer? escuchó una periodista extranjera que preguntaba
De la Rúa.
Ambos, De la Rúa y la periodista, ignoraban todavía el contenido de la carta, que el
presidente de la UCR ya tenía leída antes de llegar a Madrid para verse con José María
Aznar aprovechando su escala, cuando aún la edición de este diario no había cerrado.
Tal como informó Página/12 en exclusiva, Storani daba por incumplido el pacto de parte
de De la Rúa. Usaba, sin embargo, un estilo elegante.
Te relevo de tu compromiso personal y político para conmigo, decía casi
exactamente la carta, un extenso documento de nueve páginas.
Ayer las radios porteñas atosigaron a Storani desde las 6 de la Argentina. El diputado
confirmó la existencia de la carta y no quiso comentar sus términos.
Es personal para De la Rúa dijo, caballeresco.
El pacto por el que protesta Storani incluía cuatro puntos:
Melchor Posse sería el candidato a vicegobernador bonaerense.
Leopoldo Moreau presidiría la UCR de la provincia.
Horacio Jaunarena sería el primer candidato a diputado.
Storani tomaría la presidencia de la Cámara de Diputados.
Quienes, cerca de De la Rúa, invalidan el pacto, arguyen que la derrota de la Alianza en
Buenos Aires modificó los datos.
¡Eso es absurdo! se indignó ayer uno de los dirigentes que escuchó la
transmisión del argumento. Perdimos en Buenos Aires porque el peronismo
reconstruyó la alianza política y social del 89, porque mantuvo su piso y Duhalde
para presidente quedó menos de dos puntos abajo de De la Rúa, porque Posse al final no
aportó votos y porque Graciela osciló entre creer que ella le traccionaba votos a De la
Rúa y pensar, después, cuando las encuestas le daban mal, que alcanzaba con diluirse en
la candidatura presidencial.
Otro completó así el razonamiento:
Nunca nos pidieron ninguna opinión estratégica.
Y un tercero:
El radicalismo no cortó boleta, o el corte fue insignificante, y algo tenemos que
ver en eso, ¿no? Tampoco nos fue nada mal para intendentes. La alianza generacional de
Juan Manuel Casella, Federico Storani y Leopoldo Moreau garantizó que las intendencias de
la Alianza aumentaran de 34 a 66, 63 de ellas radicales, y de ellas 58 alineadas con ellos
tres.
Al mediodía, en un alto de la sesiones de la Internacional Socialista, este diario
preguntó al diputado si ahora se desligaría del destino del gobierno aliancista.
Al contrario respondió mientras sorbía su cortado. La suerte del
gobierno de De la Rúa es la suerte de la democracia argentina. Por lo tanto, pondré el
hombro desde el lugar donde esté.
Si De la Rúa no busca una carta de último momento, en el radicalismo o el Frepaso, para
la presidencia de la Cámara baja, el lugar reservado a Storani será para el delarruista
puro Rafael Pascual. Diputado porteño, Pascual es cuestionado por los radicales que no
vienen del riñón del presidente electo. Será una designación basada en el
amiguismo, dicen, y dibujan un panorama complejo que, aseguran, debería contar con
ellos en el Congreso.
La clave es detectar quién tiene capacidad de asegurar la gobernabilidad
comentaba en la tarde de ayer uno de los anclados en París.
La última vez que escuché la palabra gobernabilidad vino el Pacto de
Olivos.
No hablo de eso dijo el anclado. Me refiero a la capacidad de garantizar
que el gobierno pueda desplegar sus medidas con apoyo político. Póngase del lado del
peronismo e imagínese qué hubiera pasado con Jorge Rodríguez después de su reunión
con Alfredo Yabrán. ¿Hubiera seguido como jefe de Gabinete? ¿O un Parlamento opositor
lo hubiera volteado? Le pongo otro escenario, el debate sobre la coparticipación. Con la
situación crítica de las provincias, ¿no hará falta capacidad de negociación?
Página/12 planteó a varios de los radicales presentes aquí un cuadro distinto. ¿Qué
ocurriría si para gobernar hicieran falta pocas leyes? ¿Si, exagerando, sólo fuera
necesaria la ley de Presupuesto? Después de todo, 1999 no es 1984, cuando Alfonsín tuvo
que enviar el paquete con la nueva legislación democrática, ni 1989, cuando Menem hizo
pasar sus leyes de reforma del Estado.
Respuesta número uno: Es dudoso que baste con la ley de Presupuesto. Pero a Arturo
Illia, en 1963, no se la aprobaban.
Respuesta número dos: El Congreso no sólo son leyes, sino argumentación
política. ¿Quién va a defender las políticas del gobierno?.
Pregunta para la respuesta dos: ¿Acaso los diputados del principal partido del
gobierno aliancista pueden oponerse?.
Respuesta: No.
Impresión del periodista: No se opondrán, pero el entusiasmo para defender
políticas léase, a veces, tragarse sapos será menor por el
ultrapersonalismo de De la Rúa.
En rigor, el marco podría complicarse aún más o no, al menos en la línea de análisis
imperante en París, según el resultado de la batalla interna peronista.
El peronismo puede contar con muchos en feudos internos vaticinó un
experimentado dirigente que pidió, como los demás, reserva de identidad.
¿Y eso sería bueno o malo para la Alianza?
Si se feudaliza sin romperse puede ser bueno. Quedará enfrascado en una pelea
interna entre Carlos Menem, José Manuel de la Sota, Carlos Reutemann, Carlos Ruckauf e
incluso Eduardo Duhalde.
¿Qué pasaría si no se feudaliza?
Es difícil que no se feudalice. El riesgo, para mí, es que se feudalice y
después, además, se rompa.
¿En qué ve el riesgo?
En que compitan unos contra otros para dirimir quién es más opositor.
Otro de los radicales reveló que esa visión del PJ es compartida por Carlos
Chacho Alvarez, el dirigente del Frepaso que mejor conoce a los peronistas.
Con ese panorama alrededor, era mejor no hacer olas concluyó un dirigente.
Palabra de radical.
Tout le monde est à Paris Francia parece en este momento una sucursal extranjera de la Unión
Cívica Radical. Los dirigentes deambulan por el Hilton y por el Centro de Convenciones de
La Défense. Algunos de ellos hablan sólo de la Internacional Socialista y otros combinan
el tema con la situación interna del radicalismo. Esta es la lista:
Raúl Alfonsín, ex presidente, futuro titular de la UCR.
Leopoldo Moreau, senador, vicepresidente primero de la UCR.
Jesús Rodríguez, diputado electo, secretario general de la UCR.
Federico Storani, diputado, precandidato a la presidencia de la Cámara baja.
Mario Negri, reciente candidato a intendente de Córdoba.
Adolfo Gass, senador.
Hipólito Solari Yrigoyen, ex senador.
Raúl Alconada Sempé, ex secretario de Asuntos Especiales de la Cancillería.
Luis Changui Cáceres, negociador en la IS.
Carlos Becerra, diputado, ex secretario general de la Presidencia.
Mario Brodersohn, ex secretario de Hacienda de Juan Sourrouille.
El vicepresidente Alfonsín
Raúl Alfonsín fue designado vicepresidente de la
Internacional Socialista (IS), de acuerdo con lo aprobado por unanimidad en el Congreso de
esta organización que se realizó en París. Además, la Unión Cívica Radical (UCR) fue
aceptada como miembro pleno de la IS, categoría que hasta hoy sólo tenía, por la
Argentina, el Partido Socialista Popular (PSP).
Alfonsín llegó hasta ese cargo a partir de su inclusión como copresidente de la
Comisión de la IS para América latina, función que compartirá con el chileno Anselmo
Sule, titular del Partido Radical Social Demócrata de ese país. Es una emoción
muy grande, algo que realmente esperaba, confesó Alfonsín, tras la designación y
la ovación que le brindaron en el anfiteatro Leonardo Da Vinci del CNIT,
ubicado en espectacular complejo La Défense, donde está sesionando el XXl Congreso de la
IS. Alfonsín compartió su alegría con el ex vicecanciller durante su gobierno, Raúl
Alconada Sempé, y el ex diputado santafesino Luis Changui Cáceres. |
MOREAU DEFINE A ALFONSIN COMO
PROGRESISTA
De la Rúa es un moderado
Por M. G.
Desde París
Aliado de
Federico Storani después de ser su enemigo interno durante muchos años, el senador
Leopoldo Moreau aceptó hacer su análisis descarnado sobre las relaciones entre el
presidente electo y su partido.
¿El episodio de la carta inaugura una etapa de roces entre el radicalismo y
Fernando de la Rúa preguntó Página/12 a Moreau.
No. Déjeme ir un poco hacia atrás. Nosotros siempre supimos que el candidato
debía ser De la Rúa. Era el único con el que podíamos imponernos a Graciela Fernández
Meijide y derrotar al menemismo, dicho esto sólo en orden cronológico. A mí, incluso,
este acercamiento a Fernando me costó un disgusto con Raúl (Alfonsín).
¿No impulsa más la candidatura de Alfonsín a la presidencia del radicalismo?
Sí, la impulso. Ganamos las elecciones y necesitamos una conducción partidaria
progresista.
Los dirigentes radicales parecen entre irritados y decepcionados con De la Rúa.
No estoy enojado ni sufrí una decepción. En una Argentina corrida a la derecha, un
gobierno de De la Rúa, que será, podemos decir, moderado, es lo mejor que le puede pasar
al país. Yo quiero que tenga éxito. En primer lugar, si tiene éxito aliviará la
situación de los argentinos. Y en segundo lugar, si hace un buen gobierno contribuirá a
desembarazar al radicalismo de la memoria de la hiperinflación. Digo: el radicalismo como
parte de la Alianza. Para eso, claro, hay que preservar los instrumentos.
¿Los instrumentos de qué?
De la política. No sólo el partido. No sólo la Alianza. No sólo el gobierno.
También el Congreso. El Congreso es el ámbito natural para que el partido, ya que
estamos hablando de la UCR, y nosotros, para hablar de mi generación, ejerza su papel. Y
Fredi expresa muy bien un espíritu aliancista fuerte y auténtico, capaz de generar
identificación en los demás.
¿El acuerdo está roto?
Nada está roto. Nada está cerrado. Lo digo como transmisor de aquel acuerdo
político sobre la provincia de Buenos Aires, del que fueron garantes Alfonsín y De la
Rúa.
A Rafael Pascual se le atribuye la idea de que la derrota en la provincia modificó
las reglas del pacto.
A este nivel de la política, los acuerdos deben mantenerse, porque si se alteran
puede generarse desconfianza.
¿Incluso con la derrota bonaerense?
Sí. No hace caer el acuerdo nada que aparezca con posterioridad a ese acuerdo.
Fredi presidiendo la Cámara significa la presencia de un sector dinámico, defensor de la
Alianza, con un discurso progresista importante para los debates que vienen. No se olvide
que discutiremos en un marco de políticas de ajuste fiscal que habrá que implementar por
herencia obligada del menemismo. Por eso es un error marginar a un progresista.
¿Por qué? ¿De la Rúa es un conservador?
No. Es un moderado. Le quiero aclarar que cuando hablo de Storani no es porque me
interesen los nombres. Me interesan más las políticas que aplicará De la Rúa.
¿Y qué opina de ellas, por lo que se conoce hasta ahora?
Por lo que sé, están en una orientación correcta. Para sostener esa orientación
habrá que formar un modelo de construcción de poder que debe tener en cuenta cuatro
cosas: la imagen personal de De la Rúa, que es clave; el estilo de gobernar y negociar;
el contenido de las políticas; labase de sustentación política del gobierno. Cuando
hablo de qué significa para mí, para nosotros, para una generación que tiene una
visión similar de la política el tema de Storani en la presidencia de la Cámara de
Diputados, me refiero a todo eso.
La reforma del Estado que está
preparando Chacho
Para Alvarez, el Estado es
viejo y opaco y propone modernizarlo, transparentar la información y mejorar la
gestión. También reducir costos incluyendo algunos altos sueldos. Es uno de los
proyectos que encarará desde la vicepresidencia.
Carlos Chacho Alvarez,
vicepresidente electo (Alianza).
Hay que hacer una reforma no sólo de formato sino de fondo. |
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Está pendiente una reforma del Estado de fondo. Estamos trabajando muy fuerte en
eso, dijo ayer Carlos Chacho Alvarez, anticipando una serie de medidas
algunas ya anunciadas, otras en estudio que piensa encarar desde la
vicepresidencia. El proyecto apunta a abrir la administración pública a los ciudadanos,
modernizar el Estado y mejorar la eficacia de gestión.
El diagnóstico de Alvarez es catastrófico. Más que reformar el Estado se lo ha
privatizado. No trabaja con técnicas modernas de gestión. Es viejo, es opaco: el
ciudadano no puede entrar al Estado, no puede entrar en el sentido virtual y real. La
calidad de gestión es muy mala. Hay que hacer una reforma que no sea sólo de
formato, aseguró el diputado a Radio América.
Chacho impulsa lo que definió como una reforma de fondo para que el
Estado sea inteligente, tenga capacidad de gestionar bien los dineros públicos.
Este sería un primer paso antes de avanzar en las reformas de segunda generación,
que tiene que ver con el sistema de seguridad social, salud, educación.
La Ley de Ministerios que De la Rúa enviará al Congreso en los próximos días es el
primer escalón. Aunque eleva de los ocho actuales a diez el número de ministerios, el
nuevo organigrama prevé la eliminación de un gran número de secretarías,
subsecretarías y direcciones. El nuevo esquema del Ejecutivo permitiría ahorrar gastos y
evitar la superposición de áreas.
Alvarez anunció ayer que la iniciativa es sólo un costado de la reforma integral del
Estado que planea ejecutar la Alianza. Página/12 accedió a las principales medidas,
planes y programas que el diputado piensa encarar desde la vicepresidencia. Algunos ya
fueron anunciados, mientras que otros se encuentran en preparación.
Una idea es
convocar a politólogos e intelectuales Chacho ha mencionado a Guillermo
ODonnell, Natalio Botana y Carlos Floria para formar una masa
crítica que debata cómo debe reformarse la actividad política. Las listas sábana
y el sistema de ley de lemas que funciona en algunas provincias son algunos de los temas
para repensar.
Este foro de
discusión podría complementarse con una escuela de administradores que forme
funcionarios estatales.
El
financiamiento de la política es otro punto de la iniciativa. Para ello sería necesario
generar un consenso con los principales partidos para impulsar, desde la posición de
fuerza que hoy ostenta la Alianza, una ley que regule las campañas. El proyecto
similar al que sancionó la Legislatura porteña no sólo incluiría los
costos sino también la duración de los procesos electorales. Las internas de los
partidos se incluirían en el paquete.
Alvarez está
convencido de la necesidad de bajar los enormes sueldos que cobran algunos funcionarios y
legisladores provinciales. Aunque la decisión escapa a la competencia del Ejecutivo
nacional, la idea de Chacho es generar un consenso social que presione a los dirigentes
provinciales para que acepten una reducción de sus haberes.
El último
paquete de iniciativas fue elaborado durante un viaje de Alvarez por Estados Unidos, en el
que se puso al tanto de las ventajas de las nuevas tecnologías. De allí surgieron tres
medidas que De la Rúa anunció el viernes pasado: el sistema nacional de transparencia
del gasto público, el sistema de información sobre los servicios públicos y la red de
información de la administración.
SEGUN UNA ENCUESTA DE MORI
Ibarra le gana a Cavallo
Una
encuesta que mide la intención de voto para las elecciones a jefe de gobierno porteño le
asigna al aliancista Aníbal Ibarra una ventaja de 14 puntos sobre Domingo Cavallo. El
tercer candidato, Gustavo Beliz, aparece bastante atrás.
El sondeo encargado por la Alianza fue realizado en los primeros días de noviembre por la
empresa Mori, que encuestó a 400 personas en la Capital Federal. Ibarra obtendría el 44
por ciento de los votos, seguido por Cavallo, con el 30, y por Beliz, con el 16. En caso
de que Beliz decida resignar sus aspiraciones, el escenario beneficiaría al ex fiscal,
quien estaría cerca de evitar el ballottage: el legislador porteño cosecharía el 49 por
ciento de los votos y Cavallo el 40.
El sondeo también midió la imagen positiva de los dirigentes: Fernando de la Rúa
aparece con el 69 por ciento, Carlos Chacho Alvarez con el 56, Rodolfo
Terragno con el 50, Ibarra con el 48 y Cavallo con el 40. Aunque es posible que resigne su
candidatura para apoyar a Cavallo, el postulante oficial del PJ, Raúl Granillo Ocampo,
tiene sólo un 8 por ciento de imagen positiva.
Otra de las conclusiones es que los porteños que consideran que Acción por la República
el partido de Cavallo salió fortalecida luego de los comicios de octubre
pasaron del 16 al 49 por ciento. El 54 por ciento opinó que la Alianza se encuentra unida
y fortalecida. Y el 48 por ciento evaluó positivamente la gestión de De la Rúa.
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