|
El día después, la polémica subió de tono. Las declaraciones del camarista platense Leopoldo Schiffrin a favor de la legalización de las drogas y el consumo controlado de estupefacientes generaron apoyos tan rotundos como los rechazos que se ganaron. Eduardo Amadeo, secretario de Prevención de la Drogadicción y Lucha Contra el Narcotráfico de la Nación, habló de irresponsabilidad en el planteo del juez y aseguró que no se puede solucionar el problema de la droga con más droga. La misma línea siguió su par en la provincia de Buenos Aires, Juan Alberto Yaría, que sostuvo que la postura de Schiffrin es absolutamente equivocada. Página/12 consultó a juristas y especialistas para tratar el tema. Si bien las posiciones son divergentes, todos coinciden en que es necesario quitarle el carácter demoníaco a las drogas para iniciar un debate profundo. El criminólogo Elías Neuman coincidió con Schiffrin y opinó que la legalización es un ataque frontal al narcotráfico. Para demostrarlo, argumentó que 40 años de represión lo único que nos han demostrado es que la droga se ha incrementado.Liberar el consumo de droga es un planteo de alta irresponsabilidad porque no tiene ningún fundamento científico y significa un salto al vacío, fue el contraataque de Amadeo apenas iniciado el día. Y durante la jornada fue elevando la temperatura hasta llegó a calificar de peligroso este tipo de debates. En ese sentido, Lucila Larrandart, jueza del Tribunal Oral de San Martín, si bien admitió no tener una postura tomada sobre el tema, opinó que se lo ha demonizado tanto que ni siquiera se puede debatir: un debate sobre distintas ideas nunca puede ser peligroso.Amadeo desestimó las declaraciones de Schiffrin al considerarlas encuadradas dentro de las propuestas que aparecen de vez en cuando, desde personas que, suponiendo que la batalla está perdida, dicen bajemos las manos y cortemos por este atajo mágico. Juan Alberto Yaría, secretario de Prevención y Asistencia de las Adicciones de la provincia de Buenos Aires, también criticó la postura de Schiffrin. Hay mucha gente en el campo de la cultura y del derecho que tiene ideas absolutamente equivocadas, que son impracticables, aseguró. Horacio Prack, presidente de la Cámara Federal de San Martín, propuso un análisis con respaldo histórico. Tenemos una historia de prohibición de la droga que empieza a principios de siglo; el primer análisis que hay que hacer es qué pasó en un siglo de represión, porque parece que cada vez es mayor el negocio y el consumo. La guerra la estamos perdiendo los buenos. ¿Seguimos con más de lo mismo o aceptamos otras alternativas? Para Germán García, psicoanalista y escritor, el análisis se puede encarar comparando el tema de las drogas con el del alcohol; la Ley Seca en Estados Unidos fue un desastre. Aunque aclaró que eso ni provoca ni evita los elementos contradictorios que la droga o el alcohol puedan tener para algunas personas.El criminólogo Elías Neuman, que lleva escritos cuatro libros sobre el tema, también coincidió con el magistrado platense. La represión implica la compra de la ilegitimidad por parte del narcotraficante. Y eso implica comprar la conciencia de múltiples funcionarios de toda laya y latitud, desde legisladores, jueces, gendarmes y toda esa parafernalia de esta organización mundial de la droga. ¿Qué sería de la DEA si se legaliza la droga?, lanzó. No me desentiendo de los problemas que causan las drogas, lo que digo es que hay que hacer una legalización controlada, agregó. De todos modos, para Prack, el término legalización es confuso porque se cree que en cualquier kiosco se va a poder comprar drogas: esto no es así, se establecerían, desde el Estado, diferentes maneras de controlar el consumo. El temor a que la liberalización de las drogas aumente su consumo fue totalmente desestimado por el camarista, porque todo lo que se ahorraría en esta guerra se invertiría en prevención, docencia, enseñanza acerca de lo mal que hace el consumo de drogas. Y, como Neuman, comentó que una de las posibilidades es implementar la venta de las drogas a través de las farmacias. Pero con una política prevencionalista seria:utilizando recetas triplicadas, haciendo un seguimiento de los que padecen la enfermedad, tratando de ayudarlos y no estigmatizarlos, aclaró Neuman.Para los especialistas, uno de los problemas actuales es que se confunde droga con delincuencia, como si en el quimismo de la droga existiese la compulsión al delito. Son estereotipos con los que nos llenaron todos estos años, comentó Neuman. Para la jueza Larrandart, represión y guerra contra el narcotráfico son slogans que no solucionan nada. Formar parte del primer mundo también quiere decir debatir sobre todo, sin demonizaciones, agregó. El otro punto conflictivo es la selectividad penal. A la cárcel va sólo la decimosexta cadena de la droga: los que le dan el porro a la novia en el pub, pero los verdaderos traficantes deambulan, comentó Neuman.
|