Página/12 en España
Por Fabián Ortiz Desde Barcelona Siempre se vuelve
al lugar del crimen. Marcelo Bielsa regresó después de un año a tierra barcelonesa y ya
ha dirigido su primera práctica con la Selección argentina para enfrentar al Espanyol,
el mismo que dejó para aceptar el convite de la AFA. Lejos de las historias circulares,
Bielsa se mostró parco y distante, apenas observó el primer trabajo en Sant Cugat y no
tuvo contacto con la prensa española, que, por otra parte, ayer anduvo revolucionada con
el supuesto interés del Barcelona por Javier Saviola, con las secuelas de la última
derrota del Barsa ante el Málaga. Aunque faltan varios días para el partido en Montjuic,
la verdadera expectativa por el domingo está puesta en el España-Brasil que se
disputará en Vigo. Recién después, Argentina tendrá grandes titulares. ¿Y ése
quién es?, preguntaba un colega de la televisión autonómica.
Coloccini, contestaban con los pocos periodistas argentinos al borde del la
práctica. ¿Y ese otro?, volvía uno de la radio. Arca,
correspondían los argentinos. Es que después de varias semanas de gestiones y tironeos,
Bielsa ha traído a Barcelona lo que le permitieron recoger los dueños
europeos de los cracks millonarios argentinos. Y aunque aparezcan estos desconocidos
nombres de Grabinski, Coloccini, Arca, DAlessandro y ahora Nicolás Medina
convocado a último momento, la Selección no trajo un equipo B, sino que
todos ellos son figuras en sus equipos europeos.De los llamados por el seleccionador, Juan
Sebastián Verón quedó descartado para el partido del domingo y el del miércoles frente
a España, pero el cuerpo médico ha dado cierta esperanza sobre Gabriel Batistuta y José
Chamot, lesionados con la Fiorentina y Atlético de Madrid en los partidos del fin de
semana por sus respectivas ligas. Donato Villani llegó ayer a Barcelona luego de
entrevistarse con Verón en Roma y comunicó a Bielsa la deserción del volante y dijo que
esperaré los informes de los clubes para saber si Batistuta y Chamot son
habilitados para sumarse al plantel.Con este panorama casi desolador, en el Centro de Alto
Rendimiento de Sant Cugat donde Bielsa solía trabajar con el Espanyol
trabajaron bajo las órdenes del profesor Luis Bonini los siete futbolistas que juegan en
equipos locales: Pablo Cavallero, Germán Burgos, Cristian González, Mauricio Pochettino,
Santiago Solari y Gustavo y Claudio López, más Marcelo Gallardo, del Mónaco francés, y
Nelson Vivas, del Arsenal inglés, los italianos Hernán Crespo, Ariel Ortega,
Matías Almeyda, Roberto Sensini y Diego Simeone, sumados a los cuatro juveniles. Mañana
llegará Eduardo Berizzo después de jugar hoy en Francia con el Marsella y recién el
sábado arribará el milanista Roberto Ayala. En tanto, habrá que esperar lo dicho sobre
Batistuta y Chamot. Así, y sabiendo cómo es Bielsa, adelantar ahora los once que
jugarán el domingo en Montjuic es una audacia.Los nombres de los argentinos son
seductores para la prensa española. Por supuesto, son de ellos, juegan aquí
y siempre tienen un suelto en los cuatro diarios deportivos. Los que llegan de Italia
también son seductores, aunque ninguno alcanza para brillar como el de Batistuta, cuyo
nombre siempre se vincula entre los que están en la carpeta del Barcelona. Sin embargo,
la prensa y el aficionado aguardan con más interés el EspañaBrasil que se disputará en
Balaídos. El amistoso de Argentina con el Espanyol es una fiesta particular de uno de los
equipos que no es de los más populares en el país y que en la ciudad, además, está muy
por debajo en la consideración popular ver aparte respecto del Barsa.
QUE ES Y COMO JUEGA EL RIVAL DE ARGENTINA
Espanyol, rareza de los catalanes
Por F. O. Desde Barcelona
El otro
rival de la Selección, el Espanyol de Miguel Brindisi, empieza a celebrar su centenario
de vida con un año de antelación, para no ser menos que su vecino, el poderoso
Barcelona. Como siempre, a la sombra del poderoso azulgrana, el equipo de Sarriá espera
también sus fuegos de artificio. Con repasar la historia, no es extraño descubrir que
entre el Barsa y el Espanyol haya un año de diferencia en la fundación. Nacido de
ingleses y suizos, el Barsa se convirtió rápidamente en símbolo del catalanismo,
mientras que españoles de raza decidieron pelear la plaza fundando un club
español. Las masas migratorias de toda España a Cataluña a principios de
siglo solidificaron la base del Barsa. Andaluces, extremeños, gallegos que dejaban la
patria chica en busca de mejores empleos y mayores oportunidades encontraban dificultades
en ser aceptados por la sociedad catalana, pero bastaba que fueran vistos en el
desaparecido campo de Les Cortes con gallardetes blaugranas para ser aceptados por la
comunidad. Luego, en la larga noche franquista, se acentuaron las diferencias y las
identificaciones. Para un pueblo sometido al que le habían prohibido hasta la lengua
materna, la única bandera admitida y con reparos era del F. C. Barcelona. Y
si el club hacía lo imposible por diferenciarse del régimen al menos su base
la élite económica y cercana al ideario si puede llamarse así del
Generalísimo abrevó en el Español que ahora se llama de otra manera y agita la vieja
disputa a su alrededor: ¿cómo puede ser catalán un club que se llama
Espanyol? El cambio de nombre, para adaptarlo a la grafía catalana (cambiar
la eñe por ny), responde a la inquietud de sus dirigentes, hombres poco o
nada futboleros, entre los que se cuentan un empresario conservador el presidente,
Daniel Sánchez Llibre y uno de los editores más grandes del mundo, dueño de
editorial Planeta el poder en la sombra, José Manuel Lara Bosch, por
sacudirle de encima a la entidad la sospecha de una casposa españolidad.Mientras la
directiva anda metida en estos asuntos relativos a la identidad, en el vestuario se pasa
de una contenida euforia a paladear la palabra crisis. El equipo gana dos partidos y
enseguida se sueña con jugar en Europa, la ansiada UEFA; si, en cambio, pierde dos
seguidos, todos empiezan a poner en duda los métodos de Brindisi. Miguel conquistó a
propios y extraños con su sonrisa y su buena educación, sobre todo por contraposición
con el castrense estreñido Louis van Gaal, técnico del Barsa. Pero no son pocos los que
dicen que Brindisi tiene mucho de motivador y poco de estratega. Los rumores sobre la
supuesta influencia de los veteranos Pochettino, Cristóbal y Arteaga en la elaboración
del equipo van creciendo, así como los recaudos que Brindisi va tomando con respecto a
cierto sector del periodismo. El técnico ordena entrenamientos de hasta tres horas, que
en más de una ocasión acaban con alguna de las vacas sagradas del equipo
yéndose antes de tiempo, con un estoy hasta las bolas de entrenarme en los
labios. Cavallero, Rotchen y Navas, que viven en el mismo bloque de viviendas a unos 20
kilómetros de Barcelona, hacen rancho aparte. Posse y Casartelli siguen fieles al perfil
bajo que siempre se les atribuyó. Y Pochettino, con seis temporadas en el club, es el
caudillo, y a su alrededor gira el resto. Los hinchas aceptaron bien el desembarco
argentino, sobre todo gracias a que el equipo arrancó ganando y estando lejos de los
puestos de descenso.
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