Página/12 en Francia
Por Martín Granovsky Desde París Café con miel, una sola
medialuna y mucha política: ése es el menú que desayuna Raúl Alfonsín en el Hotel
Hilton de París, convertido en un comité radical por la abundante delegación que llegó
hasta aquí para el XXI Congreso de la Internacional Socialista. Las primeras horas de la
mañana, antes de las sesiones, son el tiempo de Alfonsín para la Argentina.
¿Qué le sugiere la idea de Aldo Rico como ministro de Seguridad? ¿Una
incorporación a la democracia o menos calidad de democracia?
Menos calidad de democracia. Lo veo en el marco de las declaraciones preelectorales
del gobernador electo (Carlos Ruckauf), cuando dijo que había que meter bala.
Eso obligó en su momento a que (Eduardo) Duhalde retirase al anterior ministro de
Seguridad, a Carlos Arslanian.
¿En qué se reduciría la calidad de la democracia?
La metodología contra el delito que se ha prometido en la provincia de Buenos Aires
no solo es poco garantista, no solo hace peligrar las garantías individuales. También
está al borde de un sistema de represión que no se compadece con la democracia.
¿Qué sería lo más democrático?
Más tiempo invertido, y más gastos, en inteligencia, entendida como prevención
del delito, y no solo en investigación, que es lo que viene cuando el delito no pudo ser
evitado y ya se cometió.
Los defensores de Rico dicen que fue legitimado por los votos.
Pero para otra función. Además, Hitler también fue votado, ¿no? Ahora, igual
debo decir que en la Constituyente de 1994 Rico era presidente de su bloque y manteníamos
reuniones todos los días en un diálogo que puede calificarse de civilizado.
Le pregunté a Fernando de la Rúa, aquí en París, si preferirá como Presidente
un peronismo unificado en Menem o un peronismo fragmentado. Contestó que no es cuestión
de preferir. ¿Cuál es su opinión?
Mire, no me gusta mucho hablar de la situación interna del peronismo, pero veo que
en una primera etapa habrá una cierta feudalización. Los distintos caudillos librarán
su batalla hegemónica en cada uno de sus distritos, y pueden presentarse algunos casos de
indisciplina.
¿Más allá de los distritos, en su opinión se perfila algún jefe?
Pasará un tiempo hasta que surja un líder natural.
¿Y Menem?
Menem discutirá con los otros.
¿El peronismo puede dividirse?
No sé, pero sería malo si lo hiciera. Yo lo viví como diputado nacional en
tiempos de don Arturo Illia, con una situación en la cámara aún peor que la que tendrá
la Alianza desde el 10 de diciembre. En 1965 se dividió el bloque y se desató una
batalla por ver quién era más opositor al gobierno.
¿Puede repetirse el mismo escenario?
No lo creo. No veo espacio para una oposición destructiva. La sociedad ya asumió
que vivimos en una crisis. No es como antes.
Como antes, ¿cuando?
(Alfonsín levanta las cejas y mueve el pulgar hacia su pecho).
¿Por qué no podría haber crisis y a la vez oposición fuerte?
Fuerte sí, pero yo le dije destructiva. No sería acompañada por la gente porque
la percepción es que la crisis es gravísima.
¿Y el Congreso? ¿No podría poner trabas pese a la gente?
Yo no creo que se vuelva a la situación de 1965 que le comentaba, cuando la
división del peronismo en dos bloques y la competencia entre ellos impidió que se
pudiera legislar. Incluso no tuvimos presupuesto.
Insisto: ¿alcanza con percibir que la crisis es grave?
No, pero no alcanza por razones que superan el marco parlamentario. El pueblo
asimiló valores democráticos de cambio que también exige en los comportamientos
políticos.
¿Cuál será la clave de negociación en el Congreso?
No hay claves para el Congreso. Hay que dialogar.
¿Con quién?
Con todo el mundo, sobre todo en el peronismo. Con todos. Si hubiera un interlocutor
designado, habrá que privilegiarlo. Pero no sé si va a suceder.
Doctor, usted suele hablar de gobernabilidad...
Bueno, en realidad ése es un concepto conservador. Sostenía que si se ejercen
presiones demasiado importantes sobre el gobierno para lograr la igualdad y la
participación la democracia corre peligro.
Es la tesis de explosión de demanda social que escribió Samuel Huntington hace 30
años, ¿no es cierto?
Sí, en la época de la Comisión Trilateral. Cuando yo hablo de gobernabilidad, me
refiero a otra cosa.
¿Al Pacto de Olivos?
Ja, ja. Yo no me arrepiento en nada del Pacto de Olivos, porque ayudó a salvar la
democracia ante una arremetida que podía terminar violando la Constitución, pero le sigo
con la gobernabilidad.
Adelante.
Por la debilidad de nuestro sector externo gracias a la deuda y al déficit en la
balanza de pagos perdimos fortaleza. Gobernabilidad es hacernos más fuertes usando una
actitud convocante hacia todos los sectores.
¿Todos?
Todos los que no piensen en forma conservadora.
Hablemos del radicalismo. La dilación en designar a Federico Storani como
presidente de la Cámara de Diputados generó un cortocircuito entre De la Rúa y el
grueso de la UCR.
No nos anticipemos, porque la decisión la ha de tomar la propia cámara.
Leopoldo Moreau recordaba ayer que usted fue garante de un pacto sobre la provincia
de Buenos Aires que, dice el senador, hasta ahora no fue cumplido.
(Interviene con ironía Raúl Alconada Sempé, presente en la entrevista). Ya que
estamos, ¿no podríamos llamarlo compromiso, en vez de pacto?
De acuerdo, compromiso.
(Alfonsín de nuevo) Si no será otra oportunidad para hablar del Olivos II... Para
mí desde luego que un compromiso hubo en Buenos Aires. ¡Si yo estuve en la reunión!
¿La Alianza fue solo una conveniencia electoral que ahora se irá desmoronando?
En absoluto. Tiene interés estratégico, como lo tiene la contracara, que ve esto
con una claridad absoluta. Yo vislumbro que la coalición de derecha que se dio por
ejemplo en la provincia de Buenos Aires va a aparecer cada vez más estructurada, y con la
dosis de populismo que una coalición de ese tipo debe tener. La Alianza, entonces,
servirá, para que no haya disputas entre las fuerzas que tienen la misma clientela
electoral. Y hay que aprender a funcionar como Alianza para garantizar un gobierno
progresista.
La palabra está muy usada. ¿Qué es para usted progresista?
Como no habrá soluciones económicas de la noche a la mañana, progresismo es
ejecutar políticas sociales vinculadas al hambre, la educación y la salud, para que
todos coman, se acerquen a la igualdad deoportunidades y gocen de cobertura médica. El
nuestro es un país con problemas grandes, y hará falta un gran esfuerzo para bajar el
déficit.
¿Cuál es su cifra de lo que hay que bajar?
El gobierno, como usted sabe, maneja ese número mágico de los 4500 millones.
Nosotros, en la Alianza, hablamos de casi 10 mil.
Estos días en París le sirvieron de laboratorio para observar el mundo. ¿Qué
cambió desde el 83, cuando usted asumió la Presidencia?
El cambio más serio es la globalización. El otro día en la Internacional
Socialista Simón Peres dijo con acierto que la globalización no es una ideología. Estoy
de acuerdo: yo afirmo que es el resultado de una ideología.
¿Qué dice esa ideología de la que usted habla?
Nunca los conservadores combatieron la desigualdad, pero antes la explicaban y ahora
también la elogian. Quienes hemos luchado siempre por la democracia social no podemos
aceptarlo.
¿La Argentina es hoy más vulnerable que en 1983?
En 1983, siempre hablando de economía, estábamos en una situación de défault con
la deuda externa. Era un grandísimo problema y estuvimos cinco años discutiendo con el
Fondo Monetario Internacional. Ahora no hay défault, pero entonces no había el nivel de
problemas sociales de 1999, tan serios, tan agudos... Entonces se habían roto muchos
eslabones de la producción industrial, pero no se había extranjerizado tanto la
Argentina.
Ya que comparamos: en 1983 usted era Presidente y jefe del partido. Ahora, si usted
asume la presidencia del radicalismo, habrá dos figuras fuertes en los dos cargos.
Igual las decisiones estarán en la Casa Rosada.
¿Y qué hará el radicalismo?
Como parte de la Alianza, ayudará, explicará, se movilizará, colaborará para
crear una mística del esfuerzo.
Los principales dirigentes radicales parecen resentidos con De la Rúa. Dicen
percibir que solo convoca delarruistas de mucha confianza.
No. Habrá discusiones pero no rencores. Todos vamos a poder ayudar.
¿Cómo imagina la campaña electoral para la jefatura del gobierno porteño?
No soy la persona indicada para decirlo. La Capital Federal no es mi distrito...
¿Pero?
Pero supongo que la campaña estará vinculada a los temas nacionales.
¿Por qué? ¿La imagina como un plebiscito sobre De la Rúa en el arranque de su
presidencia?
En el electorado porteño pesan mucho las decisiones nacionales. Y las
preocupaciones nacionales, como la desocupación, los salarios bajos, la salud y el riesgo
de perder el empleo.
¿Se siente desligado, doctor, del fantasma de la hiperinflación del 89, a
finales de su gobierno?
No quiero empezar defendiéndome, pero debe recordar que los 80 fueron los
años de deudas monstruosas y altísimas tasas de interés. La tasa Libor estaba más o
menos en 20. Hoy, en alrededor de 4.
¿Qué discurso le gustó en la Internacional Socialista?
El de Jospin recogiendo valores sociales que he alentado toda mi vida. Jospin llamó
a no claudicar en la defensa de esos valores y reiteró para la sociedad europea un
mensaje de responsabilidad sobre el mundo. También me gustó mucho el discurso de De la
Rúa, sobre todo cuando les habló a los europeos de la dificultad para colocar nuestras
exportaciones. Y recojo la idea de que los organismos internacionales de crédito sean un
instrumento también para administrar la crisis.
¿Está de acuerdo con el pedido de Baltasar Garzón para que Interpol arreste a 97
represores argentinos?
Hay que separar la paja del trigo. Entre los 97 hay 20 que ya están procesados e
imputados en la Argentina. Y siete están presos por la supresión de identidad de los
niños.
¿Qué recomendaría hacer si un pedido de extradición llega a la Argentina?
Que lo estudien los técnicos.
En el caso de Lino Oviedo, la Alianza dijo que el pedido debía haber sido resuelto
por la Justicia y no solo por el Poder Ejecutivo.
Así es. Y estuvo bien: eso habían dicho nuestros técnicos.
¿Sigue leyendo ensayos políticos?
Sí, pero últimamente compro más de lo que leo. Estoy mirando el libro de
(Anthony) Giddens sobre la tercera vía. Hasta donde vi, me parece que no expresa
cabalmente nuestra realidad. Nosotros, más que discutir cómo mejorar la calidad de vida,
tenemos que garantizar que la gente coma.
Menem habla de su candidatura en el 2003. ¿Usted también?
Nooo, en absoluto... No voy a ser más candidato.
Estos días mantuvo vida normal. ¿Ya se siente bien después del accidente?
Muy bien. Apenas siento unas molestias en la espalda. Y cierta falta de tono
muscular. Ahora, éste anda, ¿eh? dice Alfonsín apuntando al cerebro, y guiña el
ojo a tres dirigentes de la Juventud Radical que acaban de aparecer en la mesa. Debe
ser porque no es un músculo.
Es un mal antecedente lo que
hizo De la Rúa
Federico Storani subió el tono de
sus declaraciones. Aseguró que es peligroso que De la Rúa no respete el
acuerdo que le garantizaba la presidencia de Diputados. El conflicto podría zanjarse
nombrando canciller a Storani.
Federico Storani se ocupó esta semana
de hacer conocer sus puntos de vista al presidente electo.
Le entregó una larga carta en París y ayer lo criticó públicamente por no
cumplir un pacto. |
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Por Fernando Cibeira
El muro de
París se instaló ayer en Buenos Aires. La disputa por la presidencia de la Cámara
de Diputados que enfrenta a Federico Storani y a Rafael Pascual se prolongó ayer en una
serie de actos que comenzaron temprano cuando los dos protagonistas chocaron por
conseguir el mejor lugar para las fotos en el Congreso y terminó a la noche, cuando
coincidieron en la jefatura de Gobierno. En el ínterin, Storani fue variando el voltaje
de sus declaraciones. Apenas llegó de París, comenzó diciendo que era un mal
antecedente si Fernando de la Rúa incumplía sus promesas y no lo apoyaba para el
cargo, para terminar por la noche asegurando que hacían falta gestos de
grandeza y no reclamar eventuales compromisos. En ambos sectores no
descartaban la posibilidad de una negociación que limara asperezas.
La polémica se disparó ayer luego de que Página/12 revelara en exclusiva el contenido
de la carta que Storani le entregó personalmente a De la Rúa en París. Allí el
diputado bonaerense daba como incumplido el compromiso del presidente electo como garante
de un pacto asumido dentro del radicalismo bonaerense para evitar las internas. Según
Storani, ese arreglo le reservaba a él la presidencia de la Cámara. Desde Francia, este
diario había informado que la situación había generado una tensión sin antecedentes
entre la cúpula del radicalismo y el nuevo presidente.
Cerca de Pascual un dirigente que lleva años trabajando junto a De la Rúa,
consideran letra muerta ese acuerdo desde que la Alianza perdió la gobernación de la
provincia de Buenos Aires, una derrota que le atribuyen al pobre desempeño de la UCR
bonaerense.
Storani confirmó la pelea apenas bajó del avión. Esto no cumple las reglas de
juego elementales, es un mal antecedente, disparó entonces Fredi. Me parece
que esto es peligroso, porque no respeta reglas del juego que hacen a la suma de la
política, añadió, antes de enumerar los méritos por los que creía que merecía
el puesto: Era el reconocimiento a un peso natural, a un peso de trayectoria,
consideró, con un dejo nostalgioso.
Durante la visita de De la Rúa a Diputados, Storani y Pascual jugaron el juego de
la silla, disputándose la mejor colocación frente a las cámaras. Ganó Storani
que como jefe del bloque radical se ubicó al lado del presidente electo, mientras que
Pascual se debió conformar con hacer de ladero de Carlos Chacho Alvarez.
Cuando a De la Rúa lo consultaron sobre la disputa, esquivó una definición:
Serán los diputados quienes lo decidan, respondió.
Luego, en medio de la sucesión de gobernadores, funcionarios y técnicos que entraban y
salían del despacho de De la Rúa en la jefatura de gobierno, Pascual y Storani llegaron
también hasta allí, lo cual hacía pensar en una posible resolución definitiva del
tema. Pero, al salir, Storani mencionó aquello de los gestos de grandeza y
aclaró que no pensaba hacerle reclamos al presidente electo.
Legisladores que siguen de cerca esta pelea sostenían ayer que De la Rúa había
comenzado a explorar una fórmula que dejara a todos contentos. Fredi vio a De la
Rúa compungido y con ganas de amigarse, contó un amigo del bonaerense. Como
prueba, aseguraba que el presidente electo lo había llamado a París para comentarle su
carta y le había insistido para que lo acompañara ayer en su paso por el Congreso. Con
esos supuestos gestos de acercamiento por parte de De la Rúa, explicaba su cambio de
postura a medida que avanzó el día.
Storani negó que hubiera planteado alguna forma posible de acuerdo. Pero cerca de la
fórmula presidencial sostenían que el diputado bonaerense habría pedido ser canciller
en caso de que la presidencia de la Cámara recayera finalmente en Pascual. Y si no
le dan la Cancillería, se queda apoyando al gobierno como diputado raso, dicen que
dijo Fredi. Hasta hace unos días, Rodolfo Terragno aparecía como casi seguro futuro
ministro deRelaciones Exteriores pero desde que empezó a ocuparse del presupuesto, se lo
vuelve a mencionar como jefe de Gabinete y la Cancillería quedó vacía.
Moreau también lanzó críticas
On line con Fredi
Con
ironía, el senador Leopoldo Moreau volvió a meter la cuchara en la sorda disputa abierta
dentro de la Alianza a partir de la pelea que lleva adelante su aliado, Federico Storani,
por la presidencia de la Cámara de Diputados.
Un día después de haberle dicho a Página/12 que Fernando de la Rúa era un
moderado, Moreau criticó las consideraciones del encuentro entre el presidente
electo y Carlos Ruckauf. Me parece poco creíble que el doctor De la Rúa haya hecho
un apoyo explícito a Aldo Rico como ministro de Seguridad, explicó. Lo mismo dijo
sobre la designación del economista cavallista Ricardo Gutiérrez al frente del Banco
Provincia, o de la aceptación de José Octavio Bordón como futuro director de Escuelas.
Todas estas cuestiones las vamos a debatir en el ámbito de la provincia de Buenos
Aires y pensando qué es mejor para los bonaerenses. Así que hemos dado instrucciones a
nuestros bloques para que se aboquen a la construcción de una agenda de discusión para
lograr consenso con el nuevo gobierno, expresó Moreau, minimizando los resultados
de la reunión del lunes. Como no me quiero guiar por los diarios, estoy a la espera
de una llamada del presidente electo, en mi condición de titular del Comité Provincia,
para que realmente quede claro cuál es el marco de los acuerdos y a su vez nosotros
señalemos cuál es la agenda que la Alianza tiene en la provincia, agregó el
senador.
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