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Menem contra los molinos de viento

Greenpeace presentó una denuncia contra elPresidente por no firmar la ley de energíaeólica a un año de haber sido aprobada.

Greenpeace hizo una representación frente a los Tribunales.Disfrazado de Menem, un hombre brindó por la energía nuclear.

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t.gif (862 bytes)  La réplica del presidente Menem se baja de la limusina negra y, brazos en alto, saluda a periodistas y curiosos. Luego brinda con los representantes de la energía nuclear en Argentina, que enarbolaban una bandera con la leyenda: “Un año más de boicot a la energía eólica. Gracias Menem”. La risueña parodia se desarrolló ayer a la mañana frente al Palacio de Tribunales. Y fue organizada por la agrupación ambientalista Greenpeace para reclamar por un tema nada gracioso: la reglamentación de la Ley Nacional sobre Energía Eólica, que fue aprobada hace exactamente un año y todavía no tiene la firma del Presidente. Mientras que, según denunció la organización, el Congreso nacional concedió 132 millones de dólares de subsidio para la energía nuclear. Antes de la protesta, Greenpeace presentó una denuncia penal contra Menem por el delito de “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.En el Juzgado Federal Nº 8, a cargo del juez Jorge Urso, fue una de las primeras denuncias del día. Inmediatamente después, Greenpeace desplegó toda su creatividad para el escrache. Cuatro voluntarios, enfundados en mamelucos amarillos con el símbolo de la energía nuclear en el pecho, máscaras antigás, cascos, guantes y botas de goma se instalaron en la plaza Lavalle, frente al Palacio de Tribunales. Allí plantaron un cartel con el nombre de la agrupación y desplegaron una bandera en donde se leía “Un año más de boicot. Gracias Menem”. La puesta recién empezaba.Martín Prieto, director ejecutivo de Greenpeace, explicó a Página/12 que “un año atrás el Congreso sancionó la ley de promoción de la energía eólica, que fue una victoria muy importante. Era la primera en Argentina y Latinoamérica”. Pero la ley nunca tuvo un camino fácil. Si bien fue aprobada en setiembre de 1998 por la Cámara de Diputados, en octubre Menem vetó dos puntos claves de la ley: un subsidio de un centavo por kilovatio/hora efectivamente producido por los molinos de viento y el diferimiento por 15 años del pago del IVA en la importación de tecnología eólica. Días más tarde, sin embargo, fue ratificada por el Congreso nacional, que insistió con su texto original y la aprobó el 11 de noviembre. Lo que pasó en estos doce meses, “su no reglamentación, es un nuevo veto a la ley, que debió haberse reglamentado en 60 días”, comentó Prieto. Los perjuicios que causa esa demora son varios. Entre ellos, el problema ambiental: “Argentina no empezó a generar una señal de corrección al problema de calentamiento global, mientras que con la energía eólica, con el tiempo, implicaría un reemplazo de la generación de electricidad a través de energías contaminantes por otras que no lo son”. Por otro lado, Greenpeace señaló el perjuicio social, “porque ésta es una industria capaz de generar 45 mil empleos por año”.Pero la paradoja más grosera la plantea el hecho de que, “mientras el Gobierno no reglamenta la ley, está discutiendo en el Congreso un subsidio de 132 millones de dólares para construir un nuevo reactor nuclear llamado CAREM en la provincia de Río Negro”, informó Prieto. “Esto supone aprobar y darles un espaldarazo a las tecnologías sucias –agregó– y darles la espalda a las tecnologías limpias.” En un momento, de dos tanques de 50 litros, los encapuchados dejaron salir una humareda naranja de olor muy fuerte, que se expandió en el aire hasta desaparecer. “Representa el vapor radiactivo”, explicaba la vocera, mientras anunciaba la llegada del falso presidente Menem. Sobre la calle Tucumán estacionó una limusina negra de la que bajó un hombre que lucía una careta de Menem. Primero mostró su sonrisa inmutable, luego siguieron los saludos a la gente y, por último, se acercó a los voluntarios, que representaban a las empresas de energía nuclear, para llenarlos de besos, abrazos y sellar, con reiterados brindis, el boicot a la energía eólica.

 

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