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El radicalismo bonaerense busca
conchabo para Storani y Posse

El diputado parece haber perdido la batalla por la presidenciade la Cámara baja. Podría desembarcar en Cancillería o Interior.Posse hace fuerza de la mano de Nosiglia por el PAMI o la ANSeS.

Fredy Storani tendrá un lugar en el gabinete de De la Rúa.
Posse pretende un sitio en la administración: PAMI o ANSeS.

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Por José Natanson

t.gif (862 bytes)  Dos dirigentes claves del radicalismo bonaerense buscan un lugar en el complejo universo de la Alianza. El primero es Federico Storani. Luego de su derrota en la disputa por la presidencia de la Cámara baja, el diputado tendría ahora posibilidades ciertas de conducir algún ministerio: Relaciones Exteriores o Interior. El segundo es Melchor Posse, quien se reunió en dos oportunidades con Enrique “Coti” Nosiglia y convino en que harán esfuerzos conjuntos para convencer a De la Rúa de que lo designe como interventor del PAMI o de la ANSeS. El miércoles por la mañana, después entregarle la célebre carta a De la Rúa, Storani criticó por primera vez abiertamente al presidente electo, al que acusó de no hacer honor a un viejo acuerdo que incluía que el diputado se convertiría en el próximo titular de la Cámara baja. “Hay que buscarle un lugar a Storani”, dijo De la Rúa a un grupo de íntimos el miércoles por la tarde, antes de una reunión a solas con el diputado. Allí se terminó de sellar la suerte del bonaerense: el lugar que tanto ambicionaba quedó en manos de Rafael Pascual. Una vez que finalizó el encuentro, el jefe del bloque radical no quiso dar precisiones, pero su espíritu crítico se había transformado mágicamente en voluntad conciliadora. Dos dirigentes cercanos a Storani aseguraron ayer que el diputado sería designado en algún ministerio. La primera especulación es que se convertiría en canciller, un lugar que Storani ambicionaba en caso de que no se cumpliera su aspiración inicial. De la Rúa, sin embargo, ha deslizado su voluntad de imprimirle al Ministerio de Relaciones Exteriores una orientación eminentemente económica, que no se compadece con el perfil político de Storani. La otra versión es que el presidente electo aún no logró encontrar un dirigente adecuado para el Ministerio del Interior y que Storani podría ser designado al frente de ese área.Posse quedó políticamente debilitado como consecuencia de la derrota bonaerense. Es que el intendente de San Isidro había cedido enormes espacios –plasmados en el acuerdo agitado por Storani– a cambio de su candidatura a vicegobernador. Una vez que se conocieron los resultados de la elección, Posse se retiró unos días a un campo y luego se ausentó de la Capital Federal. Anoche llegó dispuesto a retomar la actividad política.A pesar del silencio mediático, el intendente se comunicó con De la Rúa, quien le reconoce haber trabajado como pocos en la campaña electoral. Posse no quiso formular un pedido directo y prefirió conversar su futuro con Nosiglia, con el que se encontró en dos oportunidades. Los dos dirigentes se entienden bien. Comparten el criterio de dialogar con todos los sectores –sindicalistas, justicialistas– y han sellado una alianza estratégica que se basa en el enfrentamiento que mantienen con los caciques del radicalismo provincial. Durante los febriles meses de campaña, Nosiglia cedió una oficina de su propiedad en el centro de la Capital para que Posse se reuniera todas las semanas con representantes del peronismo.El intendente le dijo a Nosiglia –un hombre al que De la Rúa escucha con atención– que no aspira a un cargo ministerial y que su futuro podría ser la intervención de la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSeS). No es un lugar menor: la ANSeS es una de las principales reparticiones del Estado, tiene siete mil empleados y un presupuesto de 20 mil millones de pesos. El PAMI, que sería intervenido apenas asuma el nuevo gobierno, es otra de las posibilidades lucubradas por los dos dirigentes.Mientras Storani y Posse esperan una señal de De la Rúa, en el Hotel Panamericano continúa la danza de ministeriables. “Es como el juego de la oca: uno avanza dos casilleros, otro retrocede tres”, decía ayer un dirigente radical. Las duda central es la Jefatura de Gabinete. Página/12 informó ayer que Carlos “Chacho” Alvarez le manifestó a De la Rúa su oposición a que ese lugar fuera ocupado por Fernando de Santibañes, el nombre que más le gustaba al presidente electo. De la Rúa modificó sus planes y el sillón máximo del gabinete parece hoy reservado para Rodolfo Terragno, el candidato inicial. “Rodolfo avanzó un par de lugares”, decía ayer el radical, un poco cansado por la falta de definiciones.

 


 

FALTAN DOS FIRMAS EN EL PLIEGO DE CORACH
Legisladores olvidadizos y rebeldes

Por Santiago Rodríguez

t.gif (862 bytes) Presurosos por satisfacer los deseos de Fernando de la Rúa, los legisladores porteños de la Alianza que deben legitimar el pliego de Carlos Corach como senador por la Capital Federal hicieron mal las cuentas y demostraron saber tan poco de matemática como de política: anunciaron que tenían aprobada en comisión la designación del ministro del Interior en la Cámara alta, a pesar de que faltaban dos firmas para cumplir ese trámite. Es que dieron por sentado que otros dos diputados refrendarían el dictamen y resulta ser que ahora nadie pone el gancho para habilitar el ingreso al Senado de una de las figuras emblemáticas del menemismo.Las desavenencias que genera dentro del bloque aliancista el nombramiento de Corach hicieron que el quórum del plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de la Junta de Etica que anteayer trató su pliego fuera el estrictamente reglamentario: la mitad más uno. Ese es el número que se requiere también para emitir despacho de mayoría y como Marta Oyhanarte y el radical Felipe Figuerero se negaron a firmar el diploma, el aval de los 11 restantes no era suficiente.Aunque el reglamento no lo permite taxativamente, es habitual entre los legisladores considerar aprobados “con reserva” los dictámenes cuando tienen asegurada la firma de los que faltan. De eso se valieron los asistentes a la reunión –presidida por los radicales Agustín Zbar y Mabel Diez– para dar todo por hecho. En sus cálculos, Abel Fatala, Raúl Puy y Raúl Zaffaroni pasarían a firmar, pero hasta ayer ninguno de los tres tenía en sus planes hacerlo.Diez admitió a Página/12 que “el despacho tiene 11 firmas y está reservado en la Junta de Acuerdos porque va a haber más firmas”.–¿Y quién lo va a firmar?–Eso lo debe consultar usted con los legisladores.–Ya consulté y ningún legislador más quiere firmarlo.–Ah, entonces no sé.Entre los legisladores que podrían haber firmado el pliego es Fatala –vicepresidente del bloque aliancista– el más presionado por los que quieren “cumplir con la ley” –como dijo De la Rúa– y aprobar la designación del ministro del Interior. “Va a resistir hasta que lo descuarticen”, explicaron a este diario los hombres que lo rodean.“Zaffaroni ya tiene un viaje agendado para la semana próxima”, dijeron en el entorno de ese legislador. Y agregaron que “es del ámbito jurídicoacadémico desde el cual le pueden pedir explicaciones. Así, que venga de quien venga la orden, buscará la forma para evitar pronunciarse”.Los socialistas como Puy –o como Fernando Finvarb, quien también podría firmar el pliego por integrar la comisión que lo trata– se preguntan: “¿Por qué vamos a poner nosotros el cuerpo y otros no?”, en alusión a los radicales Cristian Caram, Daniel Bravo y Figuerero, quienes ya adelantaron que no votarán al ministro del Interior.Así las cosas, puede suceder que la Alianza logre disciplinar su tropa o que Corach decida finalmente recurrir a la mayoría peronista en el Senado e ingrese a la Cámara alta por la ventana.

 

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