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Por Fernando Cibeira Para no ser menos que nadie, Carlos Chacho Alvarez también comenzó su transición. Ayer se reunió a solas con Carlos Ruckauf para consensuar el traspaso de mando en la presidencia del Senado, un cuerpo en el que el peronismo maneja una cómoda mayoría. Pese a que buscó darle al encuentro toda formalidad posible, Chacho no pudo evitar referirse a temas bien mundanos como, por ejemplo, la presidencia provisional del Senado, uno de los puntos ríspidos de la transición que ayer se complicó aún más por la decisión del radicalismo cordobés de retener la titularidad del Senado provincial. De ninguna manera vamos a aceptar un pedido para que sea un justicialista el próximo presidente provisional. Hay un criterio compartido de que ese cargo es clave y debe ser de alguien del partido del gobierno, se exaltó Alvarez. El vicepresidente saliente y el electo se encontraron ayer en el Senado y siguieron con la política de buenos modales que viene predominando en los encuentros que encabeza Fernando de la Rúa, sobre todo cuando sus interlocutores son gobernadores o miembros del ala duhaldista del peronismo. Fue estrictamente informativa, explicó luego Chacho, a quien Ruckauf le dejó el papel de vocero del encuentro. En su momento, Chacho denunció a Ruckauf por el uso que les había dado en el pasado a los dos millones de pesos que tiene asignados como fondos reservados, pero el tema ayer habría sido pasado por alto. Igual, Alvarez reiteró su promesa de no aceptar ese fondo. Falta que se envíe la totalidad del presupuesto, argumentó Chacho, pero aclaró que va a cortar con los dos millones de gastos reservados. La presidencia provisional del Senado nacional es el tercer escalón en la sucesión presidencial por lo que para la Alianza es vital conservar ese puesto. Según explicaba un dirigente radical que participó de una reunión en la que Fernando de la Rúa trató el tema, se había acordado que la presidencia provisional del Senado nacional iba en la misma negociación que la del Senado cordobés y el de la provincia de Buenos Aires, en manos de la coalición. Incluso, se mencionó la posibilidad de lanzar a Francisco Delich como candidato fantasma a la presidencia provisional cordobesa, cuestión que De la Rúa pudiera utilizarlo como prenda de negociación. Pero, luego de llegar a estas conclusiones, el presidente electo no encomendó a nadie para que se ocupe del tema y el paquete se desató. Ayer, la Alianza en Córdoba aprovechó el senador de más que tiene sobre el justicialismo para colocar a Miguel Nicolás un senador muy cercano al ex gobernador Ramón Mestre en la presidencia provisional. Para peor, en Córdoba el cargo es doblemente importante desde que Germán Kammerath decidió abandonar la vicegobernación para convertirse en intendente de la capital provincial. Ahora, el radical Nicolás suplantará al gobernador José Manuel de la Sota cada vez que deba ausentarse. No conozco la tradición institucional de Córdoba. Debe mirarse desde la particularidad de la provincia, se disculpó ayer Chacho cuando le presentaron el caso. Voceros del justicialismo se atajaban con el argumento de que la decisión cordobesa les daría aire a los halcones del bloque de senadores que se resisten a ceder graciosamente la presidencia provisional a la Alianza. Según explicaban, las diferentes posturas frente al tema dividen a los senadores del PJ en forma horizontal, más allá de los tradicionales agrupamientos entre menemistas y duhaldistas. Entre los más duros está Eduardo Menem, el actual presidente provisional que pretende continuar en el puesto durante la gestión delarruista.
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