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LA OFENSIVA DE PROPAGANDA RUSA CONTRA CHECHENIA
Cómo ganar la guerra por TV

Rusia perdió la guerra de 1994-96 contra Chechenia porque tuvo a los medios y a la opinión pública en contra. Ahora es alrevés. Y sigue la regla de Goebbels: "Mientan, que algo queda".

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El presidente de Ingushetia protesta por los 200.000 refugiados que llegaron de la vecina Chechenia. Los rusos difunden imágenes de ancianas cobrando la jubilación en la "zona liberada" que ocuparon sus tanques.

The Guardiande Gran Bretaña
Por Ian Traynor Desde Moscú

t.gif (862 bytes)  Todas las noches, los moscovitas miran por TV una versión edulcorada de la guerra que se libra en el Cáucaso, demasiado lejos de casa. En el frente ruso, la guerra chechena se está ganando. Los asesores de imagen trabajan horas extras para mantener la opinión pública del lado de los halcones. Hasta ahora, los políticos y los generales que dirigen la campaña se han proyectado como hombres de acción, dinámicos, capaces y hábiles para solucionar todos los problemas. Los medios están jugando un rol colosal en la propaganda. La elección de palabras es crucial. Los refugiados sin techo a menudo son "colonos". Chechenia es una "república de bandidos". Los chechenos mismos son descritos como "terroristas", "bandidos" o "criminales". Mientras que sería fácil para un equipo de televisión ruso visitar los hospitales de Ingushetia, vecina a Chechenia, y filmar las salas llenas de mujeres y niños mutilados por los bombas rusas, tales películas no se ven en la televisión rusa. Mijail Shvydkoy, director del canal de televisión ruso RTR, describió su cobertura de la guerra, como para "levantarle la moral al ejército y devolverle el gusto de la victoria". El segundo canal en importancia, NTV, sabe reconfortar a los televidentes rusos. Con más de 200.000 chechenos sin techo y con los campos cubiertos de nieve a 15 grados bajo cero, la televisión exhibía refugiados sonrientes y niños sin hogar sentados con anoraks y bufandas, asistiendo a una clase improvisada.En las partes de Chechenia bajo control ruso, ahora se están pagando las jubilaciones, informó el canal. Las transmisiones se están estableciendo de tal forma que los refugiados mismos puedan ver las emisiones. Corte a Serguei Shoigu, el ministro ruso de Emergencias: "Esta es una catástrofe creada artificialmente", dice. "La información está bloqueada por los principales medios, aunque hay matices", explica Dimitri Furman del Instituto Europeo de la Academia de Ciencias. "Y está funcionando, porque hay consenso detrás de la guerra. Pero es un consenso emocional, no racional", sintetiza. El público sigue apoyando en general a la campaña militar. Pero se le ahorran los relatos de atrocidades, las muertes de civiles o las condiciones de los refugiados. Y el apoyo es pasivo, no activo. No hay manifestaciones a favor de la guerra, ni desfiles de militantes. Mucha gente critica la guerra, pero tiene poca simpatía por los chechenos, y su descontento con los líderes se estableció hace tiempo ya.Lev, un conductor de camión retirado que declinó dar su nombre, dijo: "Es absolutamente inútil. Es la guerra de los políticos, y los generales creen que pueden vencer a los chechenos. No podrán y, si no tienen cuidado, seguirá para siempre." Una encuesta de opinión llevada a cabo hace más de una semana, pero aún no publicada en Rusia, dijo que sólo el 34 por ciento pensaba que los chechenos resultarían vencidos y el territorio, reincorporado a Rusia. "Es asombroso el bajo nivel de fe en la victoria," comentó AnatoliKostyukov, subeditor del Obshchaya Gazeta, uno de los pocos diarios genuinamente independientes en Moscú. "Si esa cifra es cierta, significa que el consenso que apoya la guerra está derrumbándose," dijo Furman. Otras encuestas revelan un nivel de percepción entre el público más complejo y sofisticado que el sugerido por los medios. El diario Kommersant tenía un título catástrofe en primera plana que decía: "Estamos ganando". Despachó a su corresponsal para que comprobara la veracidad de las declaraciones del ejército ruso y encontró que eran ciertas. Algunos diarios y estaciones de televisión, temerosos por su credibilidad a más largo plazo, están comenzando a emitir más dudas y a brindar una cobertura menos unilateral. Otra encuesta dijo que dos terciosde los rusos están o bien preocupados o avergonzados por las acciones militares rusas, mientras sólo el 25 por ciento están satisfechos o fascinados. La prensa también lanzó una vitriólica campaña contra los que protestan. La influyente Nezavisimaya Gazeta denunció a los activistas de los derechos humanos y a los que hacen campaña antiguerra como traidores. Otro semanario influyente, Argumenty i Fakty, descartó a la mayoría de los medios occidentales que informaban sobre el conflicto como hipócrita propaganda antirrusa. Los que hacen campaña por los derechos humanos están poseídos por "una patológica y abierta rusofobia y odio hacia su propio país," escribió Nezavisimaya Gazeta. Traducción: Celita Doyhambéhère.

 


 

COMO SE VIVE Y MUERE EN KOSOVO DESPUES DE LA OTAN
Serbios, especie en extinción

El País de Madrid
Por Xavier Vidal-Folch Desde Pristina

t.gif (862 bytes) En Pristina, la capital de Kosovo, los serbios son una especie amenazada de muerte. Casi todos los 15.000 habitantes de esta etnia han huido hacia Serbia desde que las tropas internacionales liberaron al país del yugo de Belgrado. Escaparon a la venganza y las intimidaciones de sus antiguas víctimas, los albanokosovares. La comunidad internacional pretende salvar a cualquier precio el carácter multiétnico de la ciudad. Palpita el odio. Cuatro meses después de la liberación, las cosas se dieron vuelta. Hasta entonces, a los albanokosovares se les perseguía impunemente, se los asesinaba, se los torturaba, se los expulsaba. Desde entonces, son los serbokosovares los que sufren las iras de sus vecinos, que no distinguen entre verdugos e inocentes. En la capital quedan unos 50.000 de sus casi 200.000 habitantes. De ellos, entre 800 y 1500 son serbios. La fuerza aliada, bajo mando británico en esta zona, dedica 250 soldados a su protección y vigilancia. Obsesivamente, porque "Pristina, por su influencia en todo Kosovo, debe convertirse en un modelo de convivencia". Los tienen localizados en una quincena de núcleos, que patrullan siete días a la semana y 24 horas al día, y les dedican uniformados instalados en pisos vecinos, para activar respuestas rápidas a cualquier agresión. Frente a la iglesia ortodoxa del barrio norte, permanentemente custodiada porque en caso contrario sería una ruina, siete chaquetas verdes británicos ocupan una coqueta casa de planta baja cedida por un vecino. Protegen la misa de los domingos, a la que acuden algunas decenas de fieles serbokosovares. Patrullan las calles. Usan su prestigio de "salvadores" para inducir a los albaneses a evitar intimidaciones contra las siete familias serbias que aún restan en el barrio. Los niños no acuden a los colegios. Reciben alguna clase en domicilios particulares, como hicieron al por mayor los albaneses desde que Slobodan Milosevic suprimió la escuela en su lengua, hace diez años. Es que no se atreven. Muy cerca de la vivienda de éstos está la del sastre Sani Kamberi, su mujer Zora (de 38 años) y sus hijos Ferdi (de 15), Mentor (de 14) y Sona (9), la niña de la casa. En el cancel, como tantas otras familias albanas, han pintado a brochazos el nombre y apellido de Sani. No sea que alguien se equivoque, les confunda con serbios y les juegue una mala pasada. El letrero es el certificado indirecto pero más palpable del acoso a la minoría.

 

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