En Colombia
ya nadie tiene dudas de que los narcos acechan detrás de las explosiones. Después de que
la Justicia decidiera la extradición de dos narcos a Estados Unidos, ayer siete personas
murieron y más de 40 quedaron heridas cuando una bomba de 80 kilos de dinamita explotó
en el barrio residencial de Santa Bárbara, en Bogotá. La segunda explosión en tres
días parece confirmar que una nueva y sangrienta ola narcoterrorista en contra de las
extradiciones como la que lideró el máximo jefe narco Pablo Escobar Gaviria a
fines de los años 80 ya está en marcha. La amenaza obligó al presidente
Andrés Pastrana a reunirse de urgencia con la cúpula militar. Horas más tarde, Pastrana
respondió desafiante a los ataques autorizando ambas extradiciones. Como si fuera poco,
el Ejército había advertido que la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC, marxistas) preparan otra ofensiva contra Bogotá. Las FARC y el Ejército
de Liberación Nacional (ELN) protagonizaron ayer nuevos enfrentamientos armados con el
Ejército. Pero el foco de atención del gobierno colombiano estuvo en las extradiciones
de los barones de la droga y en la narcoamenaza espectacularmente renovada. Después del
atentado de ayer en Bogotá, Pastrana confirmó la decisión judicial de extraditar a
Estados Unidos al narco colombiano Jimmy Orlando Lara Nausa y al venezolano
José Flores Garmendia detenido en Colombia en 1998. El canciller venezolano,
José Vicente Rangel, dio el visto bueno al gobierno colombiano por la extradición de su
compatriota.Después de la decisión de Pastrana, la opción más temible y probable es
que siga en escena la segunda edición del grupo Los Extraditables, famosos por su lema
Preferimos una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos. En 1991
y después de cientos de muertos por la ofensiva del capo máximo del Cartel de
Medellín, Pablo Escobar, una reforma constitucional prohibió las extradiciones de
colombianos a Estados Unidos. En diciembre de 1997 y en medio de la feroz presión
de Washington al entonces presidente liberal Ernesto Samper, directamente involucrado en
un narcoescándalo, el Congreso colombiano aprobó otra reforma que levantó esa
prohibición. El atenuante fue que sólo se aplicaría por delitos cometidos a partir de
1997, dejando a salvo a los grandes capos detenidos antes de esa fecha.El hecho de que los
fallos judiciales de esta semana sean los primeros desde 1997 parece suficiente para
explicar el temor a una nueva ola narcoterrorista. El gordo Garmendia sería
uno de los puntos clave para lograr la extradición de los capos del desaparecido Cartel
de Cali, los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, detenidos en 1995. Los
viejos nexos de Garmendia hacen pensar a las autoridades estadounidenses que a través de
él se podría demostrar que los Orejuela siguen delinquiendo desde la cárcel,
reveló ayer el diario El Tiempo de Bogotá. Si se comprueba que los hermanos siguieron
traficando después de 1997, la irretroactividad postulada en la reforma constitucional no
podría impedir su extradición.Junto a los ministros de Defensa, Luis Fernando Ramírez,
y del Interior, Néstor Martínez, el presidente colombiano pidió a los jefes de la
Policía y del Ejército establecer si los ataques obedecen a una campaña
terrorista lanzada por narcotraficantes que pueden ser extraditados. El alcalde de
Bogotá, Enrique Peñalosa, reconoció que tiene la misma sospecha. No sabemos si
tiene relación o no con la extradición. Lo cierto es que la sociedad colombiana no se va
a dejar intimidar, aseguró después de invitar a la ciudadanía a estar
alerta y comunicar a la policía cualquier dato para capturar a los responsables a
cambio de una recompensa de 100 millones de pesos nacionales (51.000 dólares). La
advertencia del ministro de Justicia colombiano, Rómulo González, fue más precisa:
El gobierno está averiguando cuál es el origen de la bomba y si comprueba que es
narcoterrorismo se cumplirá la palabra del señor presidente. Los extraditaremos a
todos. El embajador norteamericano en Bogotá, Curtis Kamman, salió a condenar el
ataque y a respaldar al gobierno. Aunque no dejó de lado la exigencia de que Colombia
extradite a los otros 40 narcos reclamados por su país. El miércoles se conoció la
lista de países a los que el presidente Bill Clinton deberá certificar o no según su
grado de colaboración en la lucha antidrogas. Colombia, como es habitual, figura entre
ellos. La descertificación significa la suspensión inmediata de la asistencia financiera
de Estados Unidos en el combate al narcotráfico, que en el caso de Colombia llegó a casi
300 millones en 1999 y que podría elevarse a más de 1000 millones si logra la
certificación y la aprobación del Congreso norteamericano. Pastrana dio ayer el primer
gran paso para que en marzo del 2000 Colombia figure entre los países certificados.
EL JEFE DEL EJERCITO CHILENO SALIO A
DESMENTIRSE
Arrepentido pero no tanto
El
Ejército jamás va a interferir en las decisiones de otro poder del Estado, pero
no voy a dar más explicaciones porque lo que dije expresa el pensamiento del
Ejército. El jefe del Ejército chileno, general Ricardo Izurieta, salió así a
calmar el revuelo que él mismo causó el martes cuando criticó el desfile de
militares ante los tribunales. En Londres, los abogados del ex dictador Augusto
Pinochet respondieron al pedido del ministro del Interior británico Jack Straw de someter
a su cliente a nuevos exámenes médicos. Y Straw recibió una carta de los familiares de
los desaparecidos durante la dictadura, en la que le piden que rechace la salida
humanitaria porque nunca será juzgado en Chile. Un argumento parecido
desplegaron algunos diputados socialistas, que pertenecen al oficialismo, luego de las
declaraciones del martes de Izurieta. Si el desfile judicial de militares molesta al
jefe del Ejército, el país se pregunta si eso va a ser posible con el general
Pinochet, había dicho el diputado Jaime Naranjo. La bancada socialista de la
Cámara baja le había pedido al Ministro de Defensa, Edmundo Pérez Yoma, que citara a
Izurieta por intromisión en la Justicia.Desde Nueva York, Pérez Yoma salió
a defender al Ejército, recordando que hay tres ex generales de los servicios de
inteligencia detenidos sin que se haya producido ninguna falla en el acatamiento de
lo ordenado por los tribunales de Justicia. El ministro admitió que otra cosa
es que les guste o no les guste y que la gente puede expresar sus opiniones
sobre los fallos judiciales. Es difícil que esta explicación satisfaga a los
socialistas y el Partido por la Democracia (PPD), aliados de la Democracia Cristiana en la
gubernamental Concertación. El senador del PPD Roberto Muñoz Barra declaró que en
ninguna sociedad donde funcione la democracia, una autoridad de este nivel se permitiría
una expresión de esa naturaleza, y agregó que si el gobierno no determina
una explicación de estos dichos, en la opinión internacional quedará la idea de que en
Chile hay poderes fácticos.
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