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"ROMANCITO", OBRA DE CECILIA PROPATO
Resistiendo al olvido

La puesta de Julio Baccaro alude veladamente al tema de los desaparecidos, instalándolo a partir de la historia de una pareja madura que neutraliza la angustia a través de sus recuerdos.

Perla Santalla y Miguel Moyano concretan muy buenas actuaciones.

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Romancito 8 puntos
De Cecilia Propato
Intérpretes: Perla Santalla y Miguel Moyano.
Escenografía y vestuario: Pepe Uría.
Diseño de luces: Julio Baccaro y Pepe Uría.
Dirección general: Julio Baccaro.
Lugar: Teatro del Pueblo (Diagonal Norte 943), viernes a las 20 y sábados a las 21.30.

 

Por Cecilia Hopkins

t.gif (862 bytes) Escrita por Cecilia Propato, Romancito presenta a una pareja madura en tiempo de descuento. "El casamiento no es un gusto sino una obligación", amonesta el hombre a su mujer en tanto ambos tratan de neutralizar la angustia construyendo una realidad a su medida. Pero, si bien la intolerancia conyugal --el mutuo rechazo de los ritos cotidianos del otro-- está muy presente, la causa de las desavenencias habrá que rastrearlas más allá de los sinsabores que impone la costumbre. Un gran dolor ha sesgado la vida de Luisa y Francisco y el espectador llega pronto a reconocer las aristas de una historia triste y conocida. Las imágenes de la hija y el nieto de estos personajes, ambos desaparecidos, surgen de a retazos, haciéndose un lugar entre los recuerdos contradictorios que tienen los protagonistas.

Luisa pasa sus días esperando el regreso de su nieto: todas las tardes prepara su merienda o agrega un plato a la mesa a la hora de la cena, incluso, hasta se dispone a festejarle el cumpleaños aun cuando ignora la fecha exacta de su nacimiento en cautiverio. Cada día, Román --para ella será siempre Romancito-- tiene una edad diferente según la estación del año. La pareja --noblemente interpretada por Perla Santalla y Miguel Moyano-- confronta las diferencias sustanciales de sus respectivos recuerdos, mientras que van deslizando datos que retratan una época de encierro y temor, militancia y represión, aunque de esto no se habla directamente en ningún momento.

La ventana desde donde Luisa alucina que ve a su nieto conversando en la vereda representa la imagen de su propia realidad interior, distorsionada, engañosa. Es que la verdad se avecina como una amenaza fatal y es más fácil resistir protegiéndose en la fantasía. La amnesia parcial que sufre Luisa (un personaje minuciosamente construido por Santalla en cada desplazamiento y en cada gesto) sólo deja aflorar lo que no hace daño, todo lo que pueda colaborar a sostener el recuerdo de sus seres ausentes. Aferrado a las reglas y valores de otros tiempos, en cambio, el personaje que interpreta Moyano intenta conservar la dignidad en la religión y limitar su historia a las propias imágenes de infancia y adolescencia. Así, Romancito --que hacia el final hace una alusión a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo-- parece sugerir que la resistencia al olvido es una actitud constitutiva de lo femenino.

 


 

UN NUEVO CICLO EN EL TEATRO-AUDITORIO CENDAS
En busca del "hecho teatral múltiple"

t.gif (862 bytes) Combinatoria de 8 en base 4 es el nombre del nuevo ciclo de teatro que acaba de comenzar en el Teatro-Auditorio Cendas, de Bulnes al 1300. Este encuentro, cuyas funciones tendrán lugar todos los martes a las 21 horas, hasta el 21 de diciembre, se originó a partir de la reunión de los dramaturgos Javier Daulte, Alfredo Megna, Susana Torres Molina y Patricia Zangaro. Con la intención de "producir un hecho teatral múltiple", los autores escribieron dos textos breves cada uno, a fin de que cuatro directores elaboren su puesta en escena a razón de dos piezas cada uno. Los encargados de los pequeños montajes fueron Rubens Correa, Ricardo Holcer, Cristian Drut y Daniel Fanego. Tal como expresan los autores en el programa de mano, la convocatoria fue deliberadamente concebida para que lo heterogéneo ocupase un lugar preponderante, "propiciando la diversidad por encima de la coincidencia". Un rasgo que efectivamente se cumplió si se tienen en cuenta las temáticas y las resoluciones de escena de las primeras cuatro obras estrenadas.

Dirigida por Ricardo Holcer, la actriz Noemí Frenkel estrenó un monólogo de Susana Torres Molina. Con el lenguaje elusivo y metafórico que caracterizan los últimos textos de la dramaturga, Cero muestra a una mujer que reconoce y marca un espacio propicio para el montaje de un acto capaz de liberarla de los sufrimientos experimentados en la vida. En un estilo opuesto, Variaciones en Blue, de Patricia Zangaro relata un mismo hecho de violencia desde tres perspectivas diferentes pero en todos los casos, a través de un lenguaje de una particular crudeza. El texto, dirigido por el actor Daniel Fanego, fue interpretado por Bernardo Forteza, Gonzalo Urtizberea y María Figueras.

La crítica de corte social, tan poco presente en el teatro de los últimos tiempos, define el núcleo de Nube roja, de Alfredo Megna, dirigido por Rubens Correa. El actor José María López encarna a un personaje que dicta una conferencia sobre los males endémicos del norte del país, cuya actitud asistencialista va transformándose hasta dar lugar a un discurso descalificador y cínico. Por último, dirigida por Cristian Drut, la obra de Javier Daulte Después, presenta a dos mujeres --madre e hija, interpretadas por Pilar Gamboa y Ana Garibaldi-- reunidas en el velatorio del marido de la primera, entre las que se insinúa una vaga sospecha de asesinato. Las restantes obras a estrenarse en los martes subsiguientes serán Osinatto, de Susana Torres Molina (dirigida por Ricardo Holcer), Náuseas, de Patricia Zangaro (dirigida por Daniel Fanego), Un hilo que lleva al alma, de Alfredo Megna (dirigida por Rubens Correa) y Femenino, de Javier Daulte, con dirección de Cristian Drut.

 

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