Un joven de unos veinte años con facciones de clase media alta me puso los folletos en la mano y me dijo: "Aquí está la verdad". Estábamos justo frente al Congreso. Los poseedores de la verdad tenían una mesita en lo que fue aquella Confitería del Molino. "Aparecieron de nuevo", me dije. Son los del partido de la Muerte Próxima. Oficialmente "Partido Nuevo Orden Social Patriótico". Y pensé en los Ruckauf, los Rico, los Patti y en el decadente Bussi, el angurriento tragaldabas del horror, de picana y cuenta en Suiza, desde matar a un indefenso a sogazos hasta pasarle el recibo incluso a los maestros muertos, mientras su hijo, con sonrisa de querubín gracioso, trata de salir en todas las fotos y quedarse por lo menos con el vuelto. Un país milagroso y de milagros. La constelación del futuro: Ruckauf, Rico, Patti. (En una interpretación genial, el filósofo León Rozitchner [*] pone esta frase: "Juntemos las tres caras y el horror se unifica en una sola mueca de amenaza: miremos juntas las caras de Patti, de Rico y de Ruckauf, y si le agregamos la aureola de aquella sacralidad eclesiástica tendremos un identikit del fantasma del resurgente pasado".) La constelación del futuro sobre la base de la constelación del pasado. Pero volvamos al joven con facciones de clase media alta. Es de la "Legión Argentina", la sección juvenil del partido nazi en la Argentina. Su revista se llama Lealtad y Lucha. (Fíjese el lector, aquí cabe la pregunta: ¿lealtad a quién? ¿Al que se cotiza?) En la tapa, un dibujo de un matasiete disfrazado de SS pisando cabezas de judíos que llevan carteles con todos los pecados: "corrupción", "drogas", "mafias", "pobreza", "degeneración", "usura", "delincuencia". (Cuando, en sí, esos carteles deberían llevarlos los "leales".) Las secciones del partido llevan el sugestivo nombre de "Grupos de tareas". Está todo dicho. Los protegidos de siempre. Los gastos reservados. No esconden nada. Lo dicen en su diario: "No permitiremos que nada ni nadie nos detenga en la recta e inmodificable lucha por un Nuevo Orden Nacional, Socialista, popular no marxista". Quítele la coma entre nacional y socialista y queda el trasero al desnudo. Por supuesto, son los que alimentan los miedos. Y no podía ser de otra manera, para ellos, los "leales", los culpables de todas nuestras desgracias vienen de otros países latinoamericanos, los más pobres de los pobres. En un artículo en el que exigen "Inmigración restringida" dicen textualmente: "La mayoría de los ilegales que vienen no sólo inundan el mercado con mano de obra barata sino que vienen y como no pueden pagar el alquiler hacen villas y cometen delitos penados por la Ley, como el robo de líneas telefónicas, luz (electricidad), y gas entre otros. Aparte de robar dan muy mala imagen a la ciudad. Y encima, después de un año, que ahorraron plata, se la llevan a su país, y chau plata. Por lo tanto son consumidores, destructores y eso no necesitamos, lo que necesitamos es gente que venga a aportar a la Argentina". Es decir, los bolitas son los culpables de todo. Pero Ruckauf nos va a defender. Lo dijo bien claro en eso de meter bala. Y ya estamos cada vez mejor con Rico y con Patti para derrotar definitivamente a la negrada y a la indiada. ¡Bandera argentina al tope! Ya lo hizo Bussi en Tucumán que mandó a la selva a los ciegos, a los cojos, a los mancos, a los chagásicos, a los limosneros, a los tarados, a los crotos para que se los comieran los escorpiones y la inyección de cianuro se las dieran las yararás. Porque sí, señor, las selvas tienen que servir para algo, pueden ser nuestros Auschwitz naturales. ¿Por qué no? Patti, Rico, Ruckauf, bajo la inspiración de Bussi, el general premiado por el representante del Papa, monseñor Pio Laghi, quien viajó especialmente a Tucumán durante la represión para felicitarlo junto al general Acdel Vilas "porque están defendiendo los principios de Dios, Patria y Familia". Y los exhortó a tener "valor y subordinación, lealtad, serenidad de espíritu" al mismo tiempo que invocaba al Altísimo para que "haya paz y orden en esta tierra de Dios y la Virgen". (El lector podrá gozar de estas excelsas palabras en los diarios argentinos del 15 de junio de 1976.) Lo paradójicamente irónico es que quien firma el editorial contra los trabajadores latinoamericanos "ilegales" es el miembro de la "Legión Argentina" Emiliano Buonocore. Por el apellido debe ser un descendiente de aquellos trabajadores italianos que llegaron a este país a trabajar. Tal como hoy, esos trabajadores fueron denigrados por los órganos del poder con calificativos irreproducibles porque "venían a cambiar el idioma y las costumbres del país". Además portaban ideas "extranjerizantes" y eran anarquistas y marxistas, y por eso se les aplicaba consecuentemente la Ley de Residencia, la 4144. Pero lo que no dicen los libros de la historia oficial es que esos obreros lucharon a pecho descubierto contra las armas oficiales para conseguir las leyes fundamentales de la dignidad humana: las ocho horas de trabajo, la protección de la mujer y el niño en la fábrica, el derecho a la cultura y a la salud. A ellos debemos esos principios que hicieron avanzar a la humanidad. En los últimos días de las elecciones circuló una foto de Ruckauf en la que se lo ve comulgando de rodillas. Y para que quede bien claro él declaró que su familia desde hace tres generaciones es católica. No sea que lo vayan a confundir. El vocero de la "Legión argentina" explica que se han hecho pintadas con los lemas: "Argentina o muerte", "Argentina vencerá" (Aquí cabe una pregunta: ¿cuál Argentina?, la de Gostanian y Menem, la de Patti y Rico, la de la obediencia debida y punto final, la de Dios y la Virgen, o la de los bolitas, perucas y antiargentinos marxistas?) Seguimos con los lemas: "El Partido Nuevo Orden Social Patriótico contra la alianza marxista", "Por la dignidad y el trabajo argentinos". Hace más de veinte años, los integrantes de estas "vanguardias antimarxistas" pasaron a integrar los "grupos de tareas" de la desaparición de personas. Ahora están ganando de nuevo altura. Ponen como su héroe máximo a Juan Manuel de Rosas y como su fecha patria al 17 de octubre, de la cual dice: "Ante la gloriosa epopeya del 17 de octubre de 1945 que marcó la historia de nuestro país, estamos hoy convencidos de que dicho ideario basado en los pilares de la defensa de la Patria debe hoy tener más vigencia que nunca". Todo es posible. Mientras estos elegidos de Dios y de la Virgen tienen plata para lujosas publicaciones nuestra sociedad no es capaz de dar enseñanza bilingüe de los auténticos hijos de la tierra argentina: los pueblos originarios. En Salta, los niños wichis, kollas, chiriguanos, tobas reciben compulsivamente la enseñanza en castellano, lo que crea inseguridad y ausencia. No hay plata para capacitar a maestros bilingües. (A pesar de que se firmaron documentos oficialmente en que se les reconoce ese legítimo derecho a esos verdaderos hijos de esta tierra.) Pero la culpa la deben tener las ideas marxistas y extranjerizantes. Por eso es mejor protegerse. La línea Ruckauf-Rico-Patti nos trae seguridad. (*) Revista Acción Nº 22-99 |