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LA ESTRATEGIA DE LA ALIANZA EN LA CAUSA DE AMIA
Ofensiva contra la impunidad

El nuevo gobierno piensa varias medidas:  ley del arrepentido, una "task force"   antiterrorista y un pacto con servicios  extranjeros.

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Por Raúl Kollmann
t.gif (862 bytes)  Primero, la ley del arrepentido; segundo, la formación de una especie de task force, fuerza de choque, antiterrorista integrada por hombres de la Federal, la Gendarmería, la Prefectura y algunas fuerzas provinciales; tercero, un discurso durísimo sobre la Dirección de Migraciones y la flaqueza de las fronteras; cuarto y último, la renovación de una alianza con servicios de inteligencia extranjeros. Estos son los cuatro componentes iniciales del menú que sus hombres de confianza le acercarán a Fernando de la Rúa para que empiece su gestión con una ofensiva en el caso AMIA. Como aperitivo, el mandatario electo podría dar la orden de que se concrete, de una vez por todas, la declaración del llamado testigo-clave, el brasileño Wilson Dos Santos, que ya mostró su disposición a colaborar con la pesquisa del atentado. Por último, De la Rúa tendrá que expedirse también sobre la presentación que los familiares agrupados en Memoria Activa hicieron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington.

Como es obvio, buena parte de la estrategia del nuevo gobierno en el caso AMIA estará en manos del ministro del Interior y el titular de la SIDE que se designen. Sin embargo, De la Rúa ya se comprometió con el primer ministro israelí, Ehud Barak, a darle nueva fuerza a la investigación. Justamente para eso, algunos de sus hombres más cercanos le prepararon una serie de ideas para dar el puntapié inicial.

* La ley del arrepentido. Supuestamente con esta norma, algunos imputados o colaboradores con el atentado se verán tentados a confesar y sobre todo a señalar a los responsables principales. El proyecto que se trataría de aprobar no contemplaría la conmutación de la pena sino únicamente la reducción, dictada por un juez y sólo al final del proceso. Había propuestas de que la ley contemple un perdón a la condena del arrepentido, pero esa variante está casi descartada porque podría constituirse en una especie de mercado persa de culpables que se hacen pasar por cómplices menores y, de inmediato, arrepentidos.

* La formación de la task force antiterrorista. Actualmente existe la Brigada Antiterrorista de la Policía Federal, a cargo del comisario Jorge Palacios, pero la idea es darle una nueva dimensión, incorporando especialistas de otras fuerzas --Gendarmería, Prefectura y policías provinciales-- con la idea de integrar un estado mayor que coordine toda la investigación y todo lo que tenga que ver con prevenir atentados en el futuro. La estrategia es descomprimir los enfrentamientos entre todas las fuerzas, que suelen hacerse maniobras unas a otras o que cada una esconde su información. Habrá que ver cuánta efectividad tiene esta propuesta.

* Los hombres de De la Rúa sostienen que el presidente electo tiene que emprenderla con lo que consideran una catastrófica situación de inseguridad en las fronteras. Prácticamente todos los especialistas nacionales o internacionales coinciden en que no hay control alguno y que cualquier terrorista puede entrar y salir del país sin que se lo detecte. Es conocido que el director de Migraciones, Hugo Franco, no le pudo responder en cinco años al juez Galeano sobre el ingreso a la Argentina, presumiblemente a través de la Triple Frontera, de algunos de los sospechosos de haber participado en los atentados.

* Nuevas relaciones con los servicios de inteligencia extranjeros. Los especialistas de la Alianza dicen que la SIDE, bajo el gobierno de Menem, está desacreditada y que los servicios de inteligencia de otros países no le dan información por esa desconfianza. Supuestamente, con De la Rúa en la presidencia y nuevas autoridades en la SIDE la relación mejoraría.

El gran interrogante estará en la rapidez y efectividad de estos pasos. La sensación que existe en la sociedad es que se ha avanzado poco y nada en la investigación, por lo que la presión recaerá sin dudas sobre el nuevo gobierno. Algunos de los legisladores que más se ocuparon del tema, Raúl Galván, Marcelo Stubrin, Juan Pablo Cafiero, Melchor Cruchaga, son parte de la fuerza que ahora está en el gobierno, por lo que las exigencias van a ser mayores.

 

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