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Otro golpe contra las  embajadas del Tío Sam

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Ayer hubo una ola de ataques terroristas contra blancos norteamericanos y de la ONU en Islamabad, la capital de Pakistán. No hubo muertos. Las sospechas recaen en el terrorista saudí Osama Bin Laden, buscado por los atentados el año pasado contra las embajadas de Estados Unidos en Kenya y Tanzania.


t.gif (862 bytes)  Ayer se produjo el tercer atentado del terrorista saudí Osama Bin Laden. Esta era, al menos, la teoría más insistente sobre el responsable por una ola de ataques con cohetes contra objetivos norteamericanos --incluyendo a la embajada-- y de la ONU en la capital paquistaní de Islamabad. Los proyectiles no impactaron en sus blancos, y el número de víctimas fue relativamente bajo: siete heridos, ninguno de gravedad. Las sospechas se centraban ayer en Bin Laden dado que la ONU, a instancias de los Estados Unidos, impondrá el domingo sanciones económicas contra el país que le da refugio, Afganistán, a menos que lo entregue. El saudí es buscado por Washington a causa del doble atentado del año pasado contra las embajadas norteamericanas de Kenya y Tanzania, que dejó un total de casi 250 muertos. Ayer se produjo, además, un atentado contra un tren en el sector indio de la provincia de Kashmir, que dejó a 15 muertos y 300 heridos.

La conexión entre los dos ataques se encuentra en el elemento fundamentalista islámico dentro de Pakistán. Este país apoya a la milicia fundamentalista talibán, que controla el 85 por ciento de Afganistán, incluyendo a la capital, Kabul. Pakistán también aportó armas a los militantes islámicos que luchan para liberar a Kashmir de la India. Se sospecha que estos últimos realizaron el ataque de ayer contra el tren indio en esta provincia. La actual política paquistaní no es clara luego del golpe de Estado del mes pasado, que puso en el poder al general Pervez Musharraf. Pero, en cualquier caso, parecen existir grupos paquistaníes que podrían haber brindado apoyo esencial, o aún efectuado por cuenta propia, al atentado de ayer en Islamabad.

La modalidad de este ataque fue singular. Según la policía local, tres lanzacohetes (cada uno capaz de disparar dos cohetes de una vez) fueron colocados en tres autos distribuidos en distintos sectores del centro de la capital. Alrededor de las 11 de la mañana local, los cohetes fueron activados a distancia. Los autos quedaron en llamas por la propulsión de los cohetes, lo que llevó a las autoridades a considerar en un primer momento que el ataque había sido realizado con coches bomba. Los objetivos fueron la embajada de los Estados Unidos, el Centro Cultural Americano (CCA), y un edificio que contenía a varias agencias de la ONU, incluyendo el Programa Mundial de Alimentos (PMA). "Los atentados fueron bien coordinados", admitió el portavoz del Departamento de Estado, James Rubin. Al caer los primeros cohetes, cundió el pánico en el congestionado distrito diplomático de Islamabad, que ya estaba cubierto de humo. Los oficinistas huyeron de los edificios mientras todavía volaban algunos cohetes. El gobierno paquistaní reforzó de inmediato la seguridad, y anoche patrullas policiales recorrían las calles revisando todos los autos estacionados. Por su parte, el Departamento de Estado norteamericano envió a Pakistán a "personal diplomático de seguridad", y advirtió que los norteamericanos en ese país debían "tomar más precauciones".

La identidad de los terroristas es un misterio. El jefe de la policía paquistaní, Nassir Durani, subrayó que "el incidente se produjo a raíz de recientes eventos internacionales". Esto se referiría al ultimátum de la ONU impuesto a los talibanes, por el cual debían entregar a Bin Laden antes del 14 de noviembre, mañana, o enfrentarse a un embargo económico. La presencia de la ONU dentro de los objetivos bombardeados sólo reforzaría esta teoría. Sin embargo, había señales ayer que la dirigencia de los talibanes no estuvo involucrada. El líder máximo talibán, Mohammed Omar, condenó los ataques como un "acto de terrorismo". Omar aseveró que el objetivo del atentado era "crear malentendidos entre Afganistán y el mundo, y dañar nuestras relaciones con los Estados Unidos".

Esto situó la atención en Bin Laden. Aun si su organización no efectuó directamente el ataque, fuentes del Ministerio del Interior paquistaní afirmaron que se sospechaba que los responsables fueron "comandos que apoyan a Bin Laden". De todos modos, la escasa precisión de las armas utilizadas en el ataque sugerían que el atentado podría haber sido meramente una advertencia, posiblemente en vista del ultimátum de la ONU. En este caso, sería factible considerar que el verdadero peligro sólo comenzará a partir de mañana.

 

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