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"Me hacen violencia y los extradito a todos". Esa fue la advertencia del presidente colombiano, Andrés Pastrana, el 13 de octubre pasado cuando 30 capos narcos fueron arrestados durante la "Operación Milenio". Ayer, ante la posibilidad de correr esa suerte, los 44 narcotraficantes detenidos sobre los que pesa un pedido de extradición de Estados Unidos clamaron su inocencia en relación con los dos atentados de esta semana. En la carta enviada desde la cárcel --firmada entre otros por los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, los capos máximos del desaparecido Cartel de Cali--, aseguran que no harían nada que acelere los procesos de extradición. El jueves, Pastrana y sus 15 ministros estamparon sus firmas en el documento que autorizó formalmente la primera extradición de un narco colombiano desde 1990, junto a un venezolano y un cubano. Los tres tendrán cinco días para apelar. El "capo de la heroína", el colombiano Jimmy Orlando Lara Nausa, fue detenido el año pasado en Bogotá, acusado de "conspiración para traficar cocaína" y reclamado por un tribunal de Nueva York. El martes, la Justicia colombiana decidió extraditarlo y horas después explotó una bomba en la capital del país. El miércoles, la Corte Suprema aprobó la extradición del venezolano Fernando José Flores Garmendia, solicitado por un tribunal del estado de Florida. El jueves, otra bomba mató a siete personas e hirió a más de 40, también en Bogotá. La secuencia de los hechos no dejó demasiado lugar para las dudas. Los Extraditables --que lanzaron una sangrienta ofensiva narcoterrorista a fines de los años 80 para evitar su envío a Estados Unidos-- estarían de vuelta para repetir el lema con el que se hicieron famosos entonces: "Preferimos una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos". En 1991 habían logrado su meta cuando una enmienda constitucional prohibió las extradiciones. El jueves, siete horas después de la segunda explosión, Pastrana firmó ambas extradiciones y agregó la del narco cubano Sergio Bravilio González. En el documento, el gobierno aclaró que Jimmy Lara sólo podrá ser juzgado en Estados Unidos por delitos posteriores a diciembre de 1997. Ese año, bajo la feroz presión de Washington sobre el entonces presidente liberal Ernesto Samper, el Congreso reformó la Constitución y levantó la prohibición de 1991, con la reserva de que los delitos anteriores a 1997 no cuentan para ser extraditados. Ayer, El Gordo Garmendia aseguró que su extradición fue resuelta para acelerar la entrega de ayuda económica norteamericana a Colombia, aplazada por el Congreso de ese país hasta enero del 2000. Adelantándose a la posibilidad de seguir ese camino, los 44 narcos presos y reclamados por Estados Unidos aseguraron que no tienen nada que ver con los atentados porque ellos serían los únicos perjudicados. El abogado de Lara coincidió en que "los extraditables no van a ser tan tontos de estar al frente de los atentados terroristas para que el gobierno agilice su extradición". Los hermanos Orejuela podrían seguir el camino de Lara y Garmendia si El Gordo confirma que desde la cárcel siguen dirigiendo redes de narcotráfico después de su detención en 1995, como publicó anteayer el diario colombiano El Tiempo. En ese caso, ni la irretroactividad de la reforma podría impedir su extradición. El ministro del Interior, Néstor Martínez, adelantó ayer que "por ahora no podemos acusar a nadie en concreto", pero advirtió que "Colombia no puede entrar en esa fase oscura por la que atravesó hace varios años". En nombre del gobierno nacional y de la alcaldía de Bogotá, Martínez ofreció una recompensa de 500 millones de pesos nacionales (255.000 dólares) para quienes den datos sobre los responsables. Sin embargo, las medidas de seguridad adoptadas parecían señalar hacia dónde se dirigen las sospechas del gobierno. El Palacio de Justicia se convirtió ayer en el edificio más vigilado de Bogotá. Allí, varios jueces están examinando decenas de pedidos de extradición de capos narcos. La confirmación de los temores la dio el procurador general de Colombia, Jaime Bernal. "No se pueden precipitar afirmaciones de que se va extraditar a todo el mundo. Hay que actuar con cabeza fría".
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