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Para que haya "memoria de todos" y porque "no hay que ocultar nada", Manuel García Solá va a colgar los retratos de sus predecesores en una sala del Palacio Sarmiento. La colección incluye a los ministros del Proceso y de otras dictaduras militares. La obra costará 4 mil pesos.
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Por Nora Veiras ![]() Una funcionaria del área de publicidad fue la elegida para hacerse cargo de conseguir las imágenes de los setenta y nueve hombres y la mujer que trajinaron los pasillos pedagógicos. Este es el único ministerio en el que no existe una sala o un pasillo con los retratos, justificó el asesor y remarcó que la obra costará 4 mil pesos. En realidad, el dato no es cierto. Por citar sólo algunos casos, en la Cancillería sólo adornan las paredes algunos óleos de los ministros de principios de siglo, en Economía nadie se topó con el rostro lánguido de orejas prominentes de José Alfredo Martínez de Hoz. Ni siquiera en la Casa Rosada el presidente Carlos Menem se atrevió a mandar a esculpir el busto del general Roberto Livingston que tendría que sumarse a la galería de ex presidentes. A principios de 1997, los diarios anunciaron que Alejandro Agustín Lanusse, María Estela Martínez de Perón y Jorge Rafael Videla estaban a punto de ser tallados en mármol para ingresar al hall de los bustos. Según se invocó en ese momento ya habían pasado dos períodos posteriores de gobierno, el requisito necesario para reconocerles su lugar en la historia. Pero, se armó tal revuelo que Menem optó por dejar pasar el tiempo. Se adujeron limitaciones presupuestarias para no mandar a esculpir las estatuas. Por entonces, Graciela Fernández Meijide y Fernando de la Rúa se habían mostrado partidarios de ubicar a los represores en un lugar separado. Un espacio que reflejara la diferencia entre el respeto y el aniquilamiento de la vida y el sistema democrático. Luego se recordó una ley que habilita el ingreso de los bustos a la galería recién a los treinta años de cumplido el mandato. Es decir que sólo el reemplazante de Juan Carlos Onganía estaría en condiciones de acompañarlo. En Educación, el ex desarrollista devenido ultramenemista García Solá soslayó las diferencias. No hay que ocultar nada. Hay que tener memoria de quiénes fueron los responsables en cada momento, explicó el asesor de imagen, molesto por tener que explicar la idea de su jefe a un mes de entregar el mando. Fue arduo conseguir los retratos hurgando en los desprovistos archivos pero creo que están todos y se enmarcaron lo más discreto posible, comentó la funcionaria encargada de la tarea.
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