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"Queremos reflejar la parte sucia del sueño americano"

The Offspring representa a la nueva ola del punk norteamericano, más  cercana al pop que al nihilismo. Antes de sus shows en el Luna Park,  Noodles, guitarrista del grupo, ataja las críticas fundamentalistas.

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Por Mariana Enriquez
t.gif (862 bytes)  En sólo 5 años, Offspring se convirtió en una de las bandas norteamericanas que lograron conquistar a los jóvenes blancos de clase media con un punk rock pegadizo, cercano al pop, casi inocuo. Son originarios del sur de California, y en su segunda visita a la Argentina, que se concretará mañana y pasado en el Luna Park, la banda llega para presentar su último disco, y el más exitoso, Americana, que no para de sonar en las radios estadounidenses, con videos que rotan hasta el hartazgo en MTV. Su máximo hit, "Why Don't You Get A Job?" recibió ciertas acusaciones de plagio: tiene un parecido muy evidente con "Obladi Oblada" de los Beatles. Lo que, por supuesto, les granjea críticas irritadas de la comunidad punk, que enarbola el consabido rezongo de se vendieron. Noodles, guitarrista y compositor de la banda, se refiere a sus críticos y analiza el significado de su banda en entrevista exclusiva con Página/12, además de recordar su primera visita a la Argentina: "Fue bárbara, sobre todo me acuerdo porque esa gira me la pasé enfermo y me mejoré en Sudamérica, así que pude disfrutar más todo. Los shows fueron salvajes, eso me sorprendió mucho. Lo que más me acuerdo es que el día que tocamos se jugaba un partido de fútbol, no me acuerdo entre quién y quién, pero eran grandes rivales, y fue una locura ver a la gente en la calle, en los ómnibus, cantando y corriendo saliendo de la cancha".

--¿Por qué titularon al disco "Americana"?

--Se llama así porque en la cultura de los Estados Unidos el término se refiere a ejemplo idílicos de lo norteamericano, como las casas bajas con esas vallas blancas frente al jardín, o las pinturas campestres de Rockwell, Mark Twain, y demás. Lo que pusimos en el disco es reflejar el otro lado de la cultura norteamericana, que funciona como una paradoja. Queremos reflejar la parte sucia del "sueño americano", las cosas de las que la gente no quiere hablar. De la gente luchando por tratar de conseguir las cosas de las que se supone está hecha la cultura norteamericana, las cosas que promete, y que no consiguen. El sueño americano no es una cosa tangible, y hay mucho gente que ni siquiera sabe lo que es.

--Siguen cuestionando la forma de vida norteamericana, pero ¿desde una perspectiva punk?

--Sí, pero no me gusta limitarme a ciertas cosas que significan ser una banda punk, como que por siempre tenés que ser underground y eso. Para mí el punk es que no haya reglas ni límites y hacer lo que quieras. Nunca nadie nos cuestionó si éramos una banda punk: empezamos a tocar hace diez años, y en los primeros cinco, cuando nadie nos conocía, no había dudas de que éramos punks. Ahora, que empezamos a vender discos, empiezan los cuestionamientos.

--Seguramente, los acusan de venderse.

--Obviamente. Al principio nos molestaba, pero ahora ya no nos importa. No cambiamos nuestra forma de hacer las cosas, ni nuestro estilo. Cuando empezamos a tener ese tipo de crítica, todavía tocábamos en locales punk y estábamos en un sello punk independiente. Y seguimos haciendo la misma música: toda banda que saca un disco quiere hacer contacto con la mayor cantidad de gente posible. Una cosa es hacer eso, y otra cambiar tu música y transformarte en una banda pop para tratar de pegarla. Eso no es lo que nosotros hacemos: no tenemos coreógrafos ni peluqueros (se ríe) ni gente que nos maneje la imagen. Mis gustos, además, son muchos más amplios. Crecí en ese sentido. Cuando me metí en el punk, odiaba todo lo que era mainstream, o tranquilo, despreciaba eso. Ahora escucho a Metallica o Rage Against The Machine que son muy famosos acá, me encantan, y en otro momento los hubiera odiado. Me gusta Rage o System of The Down, una banda nueva, porque tienen algo para decir. Tienen referencias políticas, que desafortunadamente no sobran en la escena estadounidense. Cuando yo era adolescente era diferente: había bandas que me influenciaron mucho, como los Dead Kennedys, o los Sex Pistols, que cambiaron mi vida. O los Ramones, que me encantan porque pueden mezclar un mensaje serio con humor. --Offspring también hace eso.

--Bueno, es lo que nos interesa, no tomarse todo totalmente en serio. Aún los Dead Kennedys, aunque su mensaje es muy serio, tienen mucha ironía, y esa suerte de humor sarcástico que me encanta. Los Ramones pueden ser muy tontos, muy graciosos, pero no están diciendo pavadas. Cuando la música es sólo divertida es estúpida, pero si usás la ironía, es doblemente poderosa.

 

--¿Es complicado para una banda, que pasó más de 5 años en el under, acostumbrarse a la fama?

--Crecimos de a poco con la fama. Smash, el primer disco, vendió mucho muy rápido, y creo que pudimos ajustarnos de a poco a ser figuras públicas y que nos reconozcan en la calle. No era algo a lo que estábamos acostumbrados ni que buscábamos. De pronto tocábamos para un montón de gente, y un año antes no podíamos llenar un local. Pasaron cinco años desde que salió Smash, así que fuimos de a poco.

--¿Qué piensa de la música en los '90? Los estilos están muy mezclados, no hay una tendencia mayoritaria, como en otras épocas. En Inglaterra hay grandes bandas como Blur, que no son famosas en los Estados Unidos, y en los Estados Unidos hay grandes bandas como Marilyn Manson o Nine Inch Nails, que en Europa no tienen una audiencia masiva.

--Es cierto, y también hay bandas inglesas como Bush, que en los Estados Unidos es muy famosa, y que no pudo pegarla en Inglaterra, porque hacían un estilo muy Nirvana, y eso nunca funcionó allá. No sé por qué sucede. Las bandas inglesas tienen acá una audiencia reducida, pero fiel. Como Blur, que o los amás o no los entendés. Personalmente, yo no los entiendo, me aburren, me parecen pretenciosos. Pero está bueno que haya una mezcla tan grande. A mí particularmente me estimula la mezcla de la música rock con el hip hop, que costó años. Creo que el hip hop es una continuación del punk, de esa actitud.

--En la Argentina, la audiencia de las bandas punk de los '90 es muy joven, casi adolescente. ¿A ustedes les pasa los mismo en EE.UU.?

--Nuestra audiencia es una mezcla, pero fundamentalmente es muy joven, 18, 20 años. La gente que trabaja conmigo me pide autógrafos para sus hijos. Pero prefiero eso: hay mucho idealismo en cierto porcentaje de los jóvenes norteamericanos, y ciertamente mucha más energía. Me gusta, no creo que esté mal que nuestra audiencia sea joven.

 

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