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REVELAN EN MENDOZA UN PLAN PARA DESPRESTIGIAR AL JUEZ QUE INVESTIGA A MONETA
"Sí o sí, queremos las fotos"

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La fiscal de la causa que mantiene prófugo al banquero preferido de Menem reveló que pudo comprobar, mediante escuchas telefónicas, que el concuñado de Moneta intentó armar "camas" con drogas y prostitutas para fotografiar al juez Leiva y desacreditarlo. La trama incluía el planteo de "atentar contra la vida del magistrado".


Por Susana Viau
t.gif (862 bytes)  La fiscal de la causa que involucra, en Mendoza, al banquero Juan Pedro Raúl Monetana03di03.gif (894 bytes) comprobó la existencia de una maniobra destinada a desacreditar a Luis Leiva, el juez federal que instruye la investigación del saneamiento, privatización y posterior caída de los bancos de Mendoza y Previsión Social. La operación, según se corroboró a partir de escuchas telefónicas, había sido encargada por el concuñado de Moneta, el escribano Silvestre Peña y Lillo, quien planificó una variada gama de "camas" a tender al juez con el fin de involucrarlo con fotos comprometedoras, gastos excesivos, consumo de estupefacientes e, incluso, "plantear el atentar contra la vida del magistrado". La fiscal María Alejandra Obregón sostuvo en su escrito que "no obstante lo inmoral y reprochable de las conductas descriptas", las mismas fueron abortadas en su etapa preparatoria y por lo tanto no constituyen delito. Pese a ello, la fiscal ordenó poner en antecedentes de los gravísimos hechos a la Corte Suprema, al Consejo de la Magistratura, a la Cámara Federal de Mendoza y a los Colegios de Abogados y de Escribanos. El juez Leiva había sido objeto en reiteradas oportunidades de pinchaduras en las líneas teléfonicas correspondientes a su despacho de Tribunales.

De acuerdo con el relato de la fiscal, el 13 de setiembre el comisario Ricardo Couto informó que un individuo llamado Esteban Horacio Sánchez Lucero se presentó para denunciar que había sido contactado para participar de una maniobra tendiente a desacreditar al juez Leiva. El contacto había sido realizado por Eufrasio Mendoza Gazari, quien le ofreció la suma de 6 mil pesos por el trabajo. El repertorio sobre el que pivotearon los requerimientos de los contratantes era amplio y la solicitud procedía de un hombre importante en la provincia y en el entorno del banquero: su concuñado, el escribano Silvestre Peña y Lillo, casado con una Arroyo Benegas, hermana de la mujer de Raúl Moneta. Durante una reunión celebrada a principios de este mes, el 2 de noviembre, en un bar del centro de Mendoza, Sánchez aceptó la propuesta y convino volver a encontrarse casi una semana después, el sábado 6, para hacer entrega de la documentación que pudiera haber conseguido.

na03di04.gif (875 bytes)La reunión del día 6 se produjo en el café Victoria, ubicado en la Galería San Marcos. Estuvieron presentes el denunciante, Esteban Sánchez Lucero, su contacto, Mendoza Gazari y el escribano Peña y Lillo. Contó Sánchez Lucero a la policía que Mendoza Gazari y el escribano le reclamaron la foto comprometedora diciéndole que "el trato es serio. Sí o sí, queremos las fotos". A continuación y para corroborar que estaban dispuestos a pagar sus servicios le mostraron un sobre con billetes que correspondían a la suma ofrecida. Luego, agregó Sánchez Lucero en su confesión, "le manifiestan que quieren realizar los siguientes trabajos: conseguir los resúmenes de tarjetas de crédito del Juez, hacerle un trabajo sucio llamado cama con unas prostitutas; ubicar una fiesta a la que concurra el magistrado e involucrarlo con drogas en el lugar del evento y en su vehículo".

Sánchez Lucero, en cambio, formuló una denuncia ante la División Análisis de la Dirección de Investigaciones de la policía provincial. La pesquisa de los sucesos relatados por Sánchez Lucero recayó en Alfredo Manuel Rodríguez, quien en su calidad de juez federal subrogante. giró las actuaciones a la fiscal María Alejandra Obregón.

La Fiscal pidió y logró de Rodríguez la intervención de los teléfonos de los presuntos implicados en la operación de acoso y derribo de Leiva. De esas pinchaduras surge, sostiene Obregón, "que el escribano Peña y Lillo comanda a un grupo de personas que, por diversos y mezquinos intereses, concurren a pergeñar maniobras tendientes a desacreditar al juez Leiva. Incluso llegando a plantear el atentar contra la vida del Magistrado". La funcionaria del Ministerio Público estableció que formaron parte de la confabulación, además de Peña y Lillo, un individuo llamado Oscar Alberto Scaccia, quien tenía una enemistad particular con Leiva y el ex fiscal federal Carlos "el negro" Fuego, co defensor de uno de los imputados en la causa del Banco Mendoza.

"No cabe duda --sintetiza la fiscal-- de que los hechos que aparecen en estas actuaciones no son más que la concreción de reiteradas y aisladas denuncias, pedidos de juicio político (...)" realizados con el objetivo de "atacar al Juzgado Federal 1 y a su titular, como un modo de enturbiar su actuación en las investigaciones referidas al Banco Mendoza". No obstante, Obregón concluye que "pese a lo inmoral y reprochable de las conductas descriptas", no puede sostener que configuren un ilícito penal dado que lo denunciado y puesto en descubierto son meros actos preparatorios. En ese mismo sentido se pronuncia el juez subrogante Manuel Rodríguez.

na03fo02.jpg (7604 bytes)Silvestre Peña y Lillo tiene una larga actuación profesional que se remonta a 1986, cuando junto al también escribano Raúl Moneta, padre del banquero prófugo, suscribían las escrituras de compra y traspaso de los bienes de los propietarios del quebrado Banco del Oeste --de la familia Guelar--, a sí mismos o a los amigos de Guido Guelar, Alberto Petracchi y Salvador María Radavero. Al asumir Raúl Juan Pedro Moneta la posesión de los privatizados bancos de Mendoza y Previsión Social, Peña y Lillo fue designado escribano de los mismos y se recuerda que tres días antes de su caída, en persona y acompañado por dos cajeros, Peña retiró 700 mil dólares del Tesoro de la entidad.

Scaccia, por su parte, es un piloto de automovilismo deportivo que fue procesado por Leiva al hallarse en su poder coches desarmados de procedencia ilegal. Scaccia solicitó entonces el juicio político de Leiva. Fuego fue designado co defensor de Pablo Lucini, hijo de Benito Jaime Lucini y primo de Moneta, quien está imputado también en la causa por la caída del Banco Mendoza.

 

CLAVES

* La fiscal del caso Moneta comprobó la existencia de planes para desacreditar al juez Leiva.

* Las maniobras debían incluir fotos armadas y la contratación de prostitutas.

* La investigación judicial apuntó a Silvestre Peña y Lillo, concuñado del banquero prófugo.

* La operación fue denunciada por el mismo individuo que había sido contactado para armar las diferentes "camas" contra Leiva.

* Le pidieron que fabricara una fiesta donde pudiera plantarse droga para acusar después al magistrado.

* El juez había denunciado que la búsqueda de Moneta era "pasiva", ante la falta de personal destinado especialmente al rastreo del banquero.

PROFUGO DESDE EL PASADO 2 DE JUNIO
El nuevo hombre invisible

 

t.gif (862 bytes) La voluntad de las fuerzas públicas por dar con el paradero del ex banquero Raúl Moneta, prófugo desde el 2 de junio, dejó hasta aquí mucho que desear. El propio fiscal de Mendoza, Aldo Giordano, denunció pocas semanas después que el juez Luis Leiva dictara la orden de detención que "el poder político no lo quiere encontrar". Y sostuvo que seguramente no había abandonado el país. "En ningún lugar del mundo va a estar más protegido que aquí", manifestó.

Distintas versiones señalaron que pasó los días posteriores al pedido de captura en Capital Federal, en un departamento de avenida Libertador al 2600. Posteriormente, se habría trasladado al country Highland Park, en la localidad de Pilar, en el mismo lugar donde pasa los fines de semana el ministro del Interior, Carlos Corach, pero sin el asedio de los movileros. También se asegura que estuvo en la estancia cordobesa Chechehue, propiedad de un familiar, en la localidad de Sampacho. Todos ellos lugares fácilmente ubicables teniendo a mano sus antecedentes y costumbres, y sin embargo fuera del alcance de la Justicia.

Incluso sus propiedades rurales en la provincia de Mendoza, último lugar donde tuvo presencia pública antes de esfumarse, fueron tardíamente allanados. Algunos, como la finca a nombre de la Corporación de Los Andes, en la localidad de Lavalle, recién fue visitada por la Gendarmería a más de dos meses de dictarse la orden de detención.

"A esto le llamo búsqueda pasiva, porque no hay personal que esté dedicado activamente a su búsqueda", expresó el juez Leiva cuando fue consultado sobre los nulos resultados de su pedido de captura. Por aquellos días, mediados de agosto, el ministro Corach se ocupó de pedir un esfuerzo adicional de la Policía Federal, pero los resultados fueron los contrarios a los que podía suponerse. Desde entonces, los allanamientos resultaron cada vez menos frecuentes, y las noticias sobre el paradero del prófugo inexistentes. Apenas recuperó protagonismo público a través de alguna gestión legal de sus abogados para obtener su excarcelación.

Los esfuerzos de la defensa de Moneta por tratar de desligar a la causa del Banco Mendoza del juzgado de Leiva y encauzarla en la investigación del magistrado porteño Gustavo Literas no tuvieron éxito. De éste esperaban un trato más benévolo para su defendido, aunque la jugada terminó frustrándose por completo cuando Literas se vio obligado a citar a declarar a Moneta: ya prófugo de Leiva, debió eludir presentarse para evitar quedar detenido.

"Hay intereses creados para que Moneta siga estando protegido y evidentemente son intereses espurios. Es obvio que hay todo un esquema de poder detrás de Moneta, que también deberían ser investigados por las fuerzas políticas sanas que quedan en la República", expresó el fiscal Giordano al diario La Nación en agosto. Seguramente con más información que la opinión pública, el representante del ministerio público expresó lo que aquélla piensa.

El CEI se lo sacó de encima

La caída en desgracia de Raúl Juan Pedro Moneta tiene una fecha precisa: el 29 de abril de este año. Aquella noche, los responsables del CEI Citicorp decidieron relevar al banquero de la presidencia del holding dueño del 50 por ciento de Telefónica, de canales de televisión, TV por cable, radios y revistas. La escandalosa caída del Banco Mendoza había sido el principio del fin. Pero el desprestigio de Moneta se acentuó con su procesamiento judicial, y sus socios americanos decidieron sacarle el respaldo. El caso del banquero amigo de Carlos Menem había llegado a las páginas de los diarios El País (España) y al influyente The Wall Street Journal (Estados Unidos), a través de extensos artículos. Fue entonces que el Citicorp y el fondo de inversión estadounidense HTM&F decidieron no esperar más para sacar a Moneta del sillón principal, con el objetivo de preservar sus intereses. En su reemplazo, a la cabeza del CEI asumió el texano Tomas Hicks, principal accionista del holding. Y, en virtud de su tenencia accionaria, del 33 por ciento, Moneta recaló como director. Después, su tenencia en CEI fue liquidada para saldar parte de sus deudas.

 


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