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CHINA ENTRO EN LA ORGANIZACION MUNDIAL DE COMERCIO
El mercado es un viaje de ida

En el año en que festejó los 50 del triunfo del comunismo, en  1949, China Popular dio el paso clave para ingresar en la  OMC. Se abren así a Occidente 1300 millones de consumidores.

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t.gif (862 bytes)  Después de 13 años de lobby, la República Popular China alcanzó ayer su objetivo económico número uno: el acuerdo sobre su ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC). "Este es un momento de profundo significado histórico en nuestras relaciones", dijo la representante de Comercio de Estados Unidos, Charlene Barshefsky, tras firmar con su colega chino, Shi Guangsheng, el documento que significa la apertura de la OMC para la décima potencia comercial del mundo.

Con este documento, Pekín ya tiene en sus manos, según la mayoría de los analistas, "la pieza clave" para abrir las puertas de la OMC, organización a la que aspira a entrar desde hace trece años. "El acuerdo con China para la OMC es bueno para EE.UU., es bueno para China y para la economía mundial", dijo hoy el presidente estadounidense, Bill Clinton, poco después de llegar a Ankara, donde comenzó una gira europea. El acuerdo rubricado ayer en Pekín supone que el país que consagró el leninismo de mercado en su flamante constitución deberá abrir el sector de los servicios, particularmente la banca, telecomunicaciones y seguros, lo que dará un impulso sin precedentes a la reforma de las 370.000 empresas estatales chinas, que deberán mejorar su competitividad para sobrevivir.

El acuerdo incluye disposiciones concretas sobre cuotas a las exportaciones de productos textiles chinos a través de un reglamento que podría prolongarse hasta el año 2010, así como la adopción de Pekín de medidas antidumping (comercio desleal). Pekín ahora deberá alcanzar compromisos similares con la Unión Europea (UE) y Canadá, lo que ya nadie duda que está a la vuelta de la esquina, para convertirse en el miembro 135 de la OMC, que el próximo 30 comienza la Ronda del Milenio en Seattle (EE.UU.) para liberalizar aún más sus mercados.

Barshefsky llegó a Pekín el pasado miércoles tras una conversación telefónica entre Bill Clinton y su colega chino, Jiang Zemin, con la difícil tarea de convencer a China de que abra más sus mercados y forme parte de la familia de la OMC. Tras tres días de negociaciones, Charlene Barshefsky reconoció que "estaba desanimada y el tiempo se terminaba", dando a entender que las conversaciones habían sido un fracaso y regresaba a Washington con las manos vacías. Sólo en el último momento, y cuando se disponía a tirar la toalla, Barshefsky recibió un llamada telefónica del primer ministro chino, Zhu Rongji, quien la convocó el sábado en la sede del Partido Comunista Chino. Esa intervención de Zhu, impulsor de las reformas económicas, siempre acusado de cripto capitalismo, invirtió el curso de las negociaciones y provocó un acuerdo en el que inclusive los más optimistas en Washington habían perdido la esperanza.

Ahora, subrayan los analistas, Zhu Rongji, conocido como el "zar de las finanzas", podría consagrarse si la economía china aguanta el reto de su incorporación a la OMC y continúa con su despegue, o caer en desgracia por haber apostado demasiado fuerte, y con la competitividad aumenta el desempleo en el país más poblado del mundo.

El acuerdo de ayer pone también punto final al período de congelamiento del diálogo comercial chino-estadounidense, que alcanzó una caída histórica tras el bombardeo por parte de la OTAN de la embajada china en Belgrado, el pasado 7 de mayo. "La clave de la victoria está en el último minuto", subrayaba ayer el diario South China Morning Post, recordando una cita de Napoleón tras su victoria en Austerlitz.

El acuerdo anunciado ayer no implica la adhesión inmediata de Pekín a la OMC, se apuraron a destacar ayer en Ginebra fuentes cercanas a la organización comercial. En virtud del sistema de la OMC, es muy poco probable que China se convierta en miembro con plenos poderes en la conferencia de Seattle, pero podría participar activamente como miembro observador.

El acceso al mercado chino podría aumentar las exportaciones occidentales en 21 mil millones de dólares por año, según el Instituto de Economía Internacional de Washington. Los sectores con más probabilidad de beneficiarse son la alta tecnología, Wall Street, las telecomunicaciones y los agricultores, que podrán ingresar al mercado agrícola chino, cuidadosamente protegido. La administración del presidente Bill Clinton soportó fuertes presiones de empresas como Motorola (de telefonía celular) y Boeing (de aviones) para que se incorporara a China a la OMC, a pesar de la situación de los derechos humanos en el régimen de Pekín. La posición china se vio fortalecida por su decisión del año pasado de no devaluar su moneda (el inconvertible yuan), y de este modo apoyar a las devastadas economías del sudeste asiático. La balanza comercial china cayó un 60 por ciento en los primeros cinco meses de 1999 como resultado de que sus productos resulten más caros en los mercados mundiales.

 

Pertenecer tiene sus privilegios

El acuerdo firmado ayer le da vía libre al premier chino Zhu Rongji para seguir adelante con reformas económicas que se habían detenido por la oposición encontrada en intereses tradicionales. A partir de ahora parece ineluctable la privatización de las empresas estatales con pérdidas millonarias y la supresión para los subsidios en los alquileres de vivienda para los trabajadores. En el corto plazo, esto producirá un aumento del desempleo y aun protestas sociales crecientes. Después de diez años de rápida expansión, el crecimiento chino tuvo que ser apuntalado en los últimos doce meses por gastos masivos del gobierno. Pero es poco probable que ninguna voz se alce contra el ingreso en la OMC ahora que fue decidida por la dirigencia partidaria.

 

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