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 "Plomo
grueso". Antes de partir el domingo a la IX Cumbre Latinoamericana de La Habana, el
presidente venezolano Hugo Chávez prometió que esto sería lo que recibirían quienes se
opongan a la nueva Constitución, aprobada en principio durante esa noche por la Asamblea
Nacional Constituyente (ANC). Ayer ya se estaba cristalizando un frente opositor, que
incluía al partido democristiano COPEI. Pero sus chances de lograr que el electorado
rechace la Constitución en el referéndum popular del 15 de diciembre son mínimas. Por lo pronto, la ANC (donde los partidarios de Chávez gozan de una mayoría abrumadora) postergó ayer la presentación del documento a las autoridades electorales a fin de ocuparse de "detalles" en el texto. Estos detalles concernirían a los 35 artículos económicos, que según se reveló ayer fueron "flexibilizados" en el documento final, aparentemente ante las protestas empresariales. De hecho, dos de las elementos centrales de la propuesta económica que Chávez había presentado fueron modificados en el documento que se reveló ayer. En primer lugar, el texto omitió prohibir del todo la entrada de capital privado a la compañía estatal del petróleo (Pvdsa). Segundo, no se excluyó la entrada de administradoras privadas al sistema de jubilaciones. Por el momento, sin embargo, la principal crítica de la oposición no hace referencia a estos aspectos económicos, sino que enfatiza el incremento de los poderes presidenciales en la nueva Constitución. "El modelo planteado es absolutamente autoritario por la concentración del poder en el presidente", recalcó ayer el constitucionalista Gerardo Blyde. En principio, el documento prevé la abolición del Senado, y la formación de un cuerpo legislativo unicameral, la Asamblea Nacional. Pero el artículo que más alarmaba ayer a los opositores de Chávez era el que le permitiría al Ejecutivo disolver esta Asamblea bajo ciertas circunstancias. En lo que se refiere al presidente, su mandato se extendería a seis años con la posibilidad de la reelección. Uno de los pocos opositores dentro de la ANC, Claudio Fermín, opinó ayer que "la nueva Constitución abre un tránsito gradual hacia una dictadura".
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