Carta abierta del PEN Club al presidente uruguayo En nombre del PEN Internacional, la Organización Mundial de Escritores establecida en Londres en 1921, con más de cien centros alrededor del planeta, y el PEN Club México, nos dirigimos a usted para pedirle atentamente que continúen las investigaciones acerca de la desaparición en Uruguay de la nuera del poeta argentino Juan Gelman, María Claudia García Irureta Goyena, y de su bebé. Marcelo Ariel, hijo del poeta, y su esposa, fueron secuestrados el 24 de agosto de 1976. En 1989, después de trece años de búsqueda, el poeta Gelman logró recuperar los restos de su hijo Marcelo, asesinado de un disparo a quemarropa. Pero no ha podido encontrar aún a María Claudia ni a su bebé. Encinta de más de ocho meses, María Claudia fue trasladada de un centro clandestino de detención en Buenos Aires a otro de Montevideo, y dio a luz en el Hospital Militar de esa ciudad. Regresados al centro de detención, madre y recién nacido desaparecieron a fines de diciembre de 1976. Como sin duda usted conoce, Marcelo Ariel Gelman y su esposa fueron secuestrados en su casa de Buenos Aires por un comando de los servicios de inteligencia del Ejército argentino y conducidos al centro clandestino de detención disfrazado bajo el nombre de Automotores Orletti. Este campo, que fue uno de los polos del Plan Cóndor en Argentina durante el gobierno del general Jorge Rafael Videla, jefe de la junta militar, y donde también había oficiales chilenos y uruguayos, estaba a cargo de personal civil y militar. Allí secuestraron a muchos uruguayos que se habían refugiado en Argentina como consecuencia del golpe cívico-militar de 1973 en Uruguay. Un testigo que vio allí al hijo del poeta Gelman y a su nuera, con más de ocho meses de embarazo, dijo que a ella no la habían torturado, porque seguramente su bebé ya estaba destinado a ser robado tanto de su cuerpo como de su identidad. A Marcelo Ariel lo sacaron del campo a fines de setiembre y el 14 de octubre arrojaron sus restos en un tambor de 200 litros relleno de arena y cemento. En 1989, Juan Gelman lo identificó y pudo enterrarlo. Respecto de María Claudia, la segunda semana de octubre fue trasladada de Orletti a un centro clandestino de detención del Servicio de Información de Defensa (SID) en Montevideo, en Boulevard Artigas y Palmar. Allí, como se pudo reconstruir posteriormente, entre fines de octubre y comienzos de noviembre, ella tendría un bebé, para lo cual sería llevada al Hospital Militar de Montevideo. Que ella dio a luz, Juan Gelman lo supo por el padre jesuita Fiorello Cavalli, miembro de la Secretaría de Estado del Vaticano a cargo de los asuntos del Cono Sur, entonces ocupado por las dictaduras militares. Cavalli informó a Gelman que un oficial argentino manifestó que su nuera había tenido un bebé, sin precisar el sexo. Después de haber sido mantenida varias semanas en el SID, entre el 22 y el 24 de diciembre el teniente coronel Juan Antonio Rodríguez Buratti y el capitán José Arab la sacaron con su bebé de ese campo. Entonces, un testigo escuchó que uno de esos militares uruguayos dijo: "A veces hay que hacer cosas embromadas (jodidas)". Lo que pudo significar que la iban a matar y a quitar su bebé. Consideramos, Señor Presidente, que la justicia y la verdad no están sujetas a tiempos políticos y mucho menos electorales. Tampoco pertenecen a un partido. Siempre son y serán la justicia y la verdad. Así que nos dirigimos a usted muy respetuosamente para solicitarle que disponga de las medidas necesarias para conocer el destino de María Claudia y de su bebé, hoy un joven o una joven de 23 años de edad. La investigación debe continuar. El poeta Juan Gelman, como abuelo del nieto (o de la nieta) desaparecido (a), tiene derecho moral a conocer su paradero. Homero Aridjis |