El plan de
la Alianza para erradicar la indigencia a través de subsidios directos, publicado ayer
por Página/12, es sólo una de las facetas de la política social que implementará el
gobierno de Fernando de la Rúa. El resto del programa incluye un plan de vuelta a
la escuela para adolescentes y jóvenes marginados del sistema educativo, mediante
el pago de becas de entre 50 y 100 pesos mensuales; políticas de empleo para jóvenes y
jefes de hogar en pymes, haciéndose cargo el Estado del pago de un salario de 200 pesos
mensuales; y una jubilación de 100 pesos para los ancianos que hayan quedado fuera del
sistema previsional.
Aunque lo anunciará el propio De la Rúa recién cuando asuma, el Plan Social de la
Alianza ya está listo. Fue diseñado por un grupo de especialistas radicales y del
Frepaso entre los que se cuentan Pablo Vinocur, Luis Beccaria, Laura Goldberg, Aldo Isuani
y Eduardo Bustelo, este último como coordinador. Y sea quien fuera designado al frente
del nuevo Ministerio de Acción Social, Graciela Fernández Meijide o Cecilia Felgueras,
el plan en sí no sufrirá mayores cambios.
Los técnicos aliancistas parten de un preocupante diagnóstico de la herencia menemista
en términos sociales, en particular para los jóvenes. Los principales puntos del Plan
Social, al que accedió este diario, son los siguientes:
Plan
vuelta a la escuela: destinado a integrar al sistema educativo a adolescentes
de 14 a 17 años, trabajen o no. En el primer año de gestión, el programa cubriría a
93.000 mil jóvenes pobres, con un 40 por ciento que no estudia, pero trabaja, y un 60 por
ciento que no estudia ni trabaja. Así, en el primer año de gobierno se reintegraría al
sistema educativo a un cuarto de los jóvenes que desertaron en los últimos años.
El plan consiste en otorgar un subsidio, durante todo el año, de 50 pesos mensuales para
los jóvenes de entre 14 y 15 años; y de 100 pesos para los de 16 y 17 años. A cambio,
deberán cumplir con un 80 por ciento de asistencia mínima a la escuela, tener un
rendimiento educativo mínimo y cumplir con controles de salud periódicos.
Inserción
laboral de jóvenes: está destinado a los 300 mil desocupados de entre 18 y 24
años que pertenecen a los grupos más pobres de la estructura social. El programa
consiste en el pago de subsidios de entre 150 y 200 pesos, en contratos renovables de 6
meses. En un primer período de capacitación los jóvenes recibirían un subsidio de 159
pesos mensuales. El pago se ampliaría a los 200 pesos para aquellos jóvenes insertados
en empleos productivos en pymes. Estos empleos promocionados serían alentados en diversos
sectores: servicios personales, cultura, deporte, educación y turismo. El programa
completo duraría un año, con 6 meses de capacitación dentro o fuera de una
empresa y otros 6 meses de trabajo.
Empleo para
jefes y jefas de hogar: apunta a generar puestos de trabajo para la realización de
viviendas u obras de infraestructura, principalmente comunitaria, y servicios sociales con
una remuneración de 200 pesos por mes y con una dedicación no menor a 30 horas
semanales, por un plazo de un año. Se estima que, en el primer año, podría cubrir
a 100 mil jefes o jefas de hogar pobres, que no sean favorecidos con los subsidios que
repartirá el plan de lucha contra la indigencia. Ese plan cubriría en el primer año a
460 mil familias indigentes, que serían favorecidas con un aporte estatal de 60 pesos
mensuales por cada niño del hogar.
Derecho a la
protección de los ancianos: el objetivo es garantizar una mejor calidad de vida de
las personas de 70 años y más que no hayan accedido a ningún beneficio previsional y se
encuentran solas. Según datos del Indec, 600 mil hogares están compuestos por
personas de más de 70 años que viven solas. De ellos, casi 90 mil no tienen cobertura
previsional. A esta gente se le otorgaría una pensión de 100 pesos mensuales. Además,
se prevé controles de salud periódicos y asistencia domiciliaria para quienes la
necesiten, brindada por los egresados de los cursos de capacitación del programa de
empleo para jóvenes. El costo total de estos planes ascendería a los 840 millones
de pesos, que se sumarían a los 900 millones del Plan para erradicar la
indigencia. Y los técnicos aliancistas consideran que son perfectamente
financiables mediante una reasignación de los 3400 millones de gastos sociales
considerados flexibles en el Presupuesto del año 2000.
PLAN DE TELEFONICA PARA SANEAR SU BASE
DE CLIENTES
Cortaron la línea a 200 mil abonados
Por
primera vez en ocho años de concesión, Telefónica de Argentina registró este año una
reducción de las líneas en servicio. La política de desconexiones llevada a cabo
por la compañía con el objeto de sanear la base de clientes, según reconoce en el
informe que acompaña el balance, arrojó como resultado que 200 mil abonados perdieran la
línea entre octubre de 1998 y setiembre de 1999. Contra 160 mil nuevas líneas
instaladas, la cantidad neta de líneas en servicio se redujo en casi 40 mil entre dichas
fechas.
Los ingresos por ventas netas consolidadas de Telefónica (incluida la facturación de
celulares y de servicios de valor agregado) alcanzaron a 3399 millones de pesos en el
año, 36 millones menos que el año anterior. Sin embargo, las ganancias de explotación
llegaron a 922 millones, 5 millones más que en el ejercicio 1997/98.
Telefónica logró compensar parcialmente la caída en la facturación por abono básico
(-3,9 por ciento), servicio medido local (-7,4) y de larga distancia (-9,9), con los
aumentos que obtuvo en ventas de servicios avanzados de voz y red inteligente (50,4 por
ciento), transmisión de datos (49,2), telefonía pública (13,6) y servicio celular de
Unifon Zona III (9,9).
La empresa de telecomunicaciones española continuó, durante el período, con su
política de reducción de personal, desprendiéndose de otros 900 empleados. La dotación
al cierre del ejercicio alcanzaba a 10.186 personas. En cambio, incrementó en un 125 por
ciento sus gastos en publicidad y promoción, en vinculación con la apertura a la
competencia del mercado.
Según informó la compañía, durante el ejercicio la inversión en bienes de uso y
materiales de la sociedad y sus compañías controladas fue de 1016 millones de pesos,
superior en 141 millones a la efectuada en el período anterior. Por impuesto a las
ganancias, Telefónica de Argentina devengó en el ejercicio 196 millones de pesos, un
22,2 por ciento menos que en el año anterior.
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