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Misteriosa muerte de una abogada
frente a su casa en San Cristóbal

La policía sostiene que fue un intento de robo, pero la familia sospecha que se trató de un crimen por encargo. Llevaba un juicio millonario contra un sindicalista.

Jorge Rodríguez, hermano mayor de la abogadaasesinada, dice que la mujer vivía sin miedo.
“Ya había recibido amenazas, pero no les dio importancia. Y la habían asaltado varias veces.”

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t.gif (862 bytes)  El 27 de octubre pasado, alrededor de las 7.30 de la mañana, la abogada Elda Norma Rodríguez, de 52 años, fue asesinada de un disparo en la puerta de su casa, en el barrio de San Cristóbal. El crimen reúne varios detalles que le dan un corte enigmático. Jorge Rodríguez, hermano mayor de la víctima, asegura que se trató de un “asesinato por encargo” y que la mujer ya había recibido amenazas que había desestimado. La abogada, de posición acomodada, patrocinaba varias causas, entre ellas una querella contra un sindicalista por 40 millones de dólares. El homicida, joven y bien vestido, según los testigos, disparó un solo tiro con un revólver calibre 38. Luego escapó y arrojó el maletín debajo de una Trafic. Los investigadores sostienen una versión contraria: sospechan que se trató de un “robo al voleo” y que la mujer resistió instintivamente temiendo por la seguridad de su hija.“Vivía sin miedo, y eso que ya la habían asaltado varias veces”, dijo Jorge Rodríguez a Página/12. La abogada vivía con su hija Verónica, de 15 años, en un lujoso dúplex sobre la calle Humberto I 3372, casi esquina con Virrey Liniers. Todos los días, entre las 7 y las 7.30, Elda Rodríguez salía de su casa, dejaba la puerta abierta, bajaba los escalones externos, levantaba el portón del garaje, ubicado en declive bajo la vivienda, abría la puerta de rejas del frente y encendía el motor de su moderna camioneta Suzuki. En ese momento, su hija cerraba la puerta y entraba a la camioneta, para ser llevada al colegio, en el barrio de Núñez.El 27 de octubre, a la misma hora de siempre, Elda Rodríguez inició el ritual cotidiano. Pero una bala calibre 38 se coló en su camino, atravesando su brazo derecho y el tórax, para rebotar luego en la pared del garaje. El disparo lo realizó un joven, vestido con un jean claro y camisa blanca a rayas oscuras. Nadie en el vecindario parece haber observado el momento concreto en que se produjo el hecho. Sólo vieron correr al homicida, con un bolso, tomar a la carrera por Virrey Liniers hacia San Juan, tropezar con un portero que lavaba la vereda en ese momento y arrojar a mitad de cuadra sobre San Juan el bolso, debajo de una Trafic. Después cruzó corriendo San Juan, esquivando vehículos, y tomó un taxi. Luego se descubrió el arma dentro del attaché.Para los investigadores, el caso se trata de uno más de tantos robos “al voleo”, como se los designa en la jerga. “El hombre venía caminando, vio todas las puertas abiertas y se jugó. La mujer se debe haber asustado porque adentro estaba su hija de 15 años. Hizo algún movimiento raro y recibió el disparo”, explicó a este diario una fuente tribunalicia.Desde el punto de vista de la familia, el caso apunta para el otro extremo. “Tenía varios juicios, uno de ellos contra un sindicalista por 40 millones de dólares”, aseguró Jorge Rodríguez, sin dar más datos. “Ya había recibido amenazas, pero no les dio importancia. También la habían asaltado en varias ocasiones. En una le habían robado 4 mil pesos, pero no se resistió. A nosotros todo esto nos resulta muy raro. Estoy seguro de que fue un crimen por encargo”.

 


 

ASALTO A UN BANCO EN TIEMPO RECORD
Un robo con cronómetro

t.gif (862 bytes) Fue un robo contra reloj, como si se estuviera disputando el campeonato olímpico de la delincuencia, el cometido ayer por cinco hombres que se llevaron unos 70 mil pesos de la sucursal del Banco Galicia de Villa María, en la provincia de Córdoba. Uno de los ladrones, que tenía un cronómetro en la mano, cada quince segundos gritaba “tiempo”, para que sus compañeros apuraran el trámite de lo que podría ser un nuevo asalto record, al menos a nivel argentino, ya que el saqueo de las dos cajas de atención al público duró apenas un minuto cincuenta segundos. Luego, todos escaparon en dos automóviles que minutos después fueron abandonados a unas diez cuadras del banco, sin rastros de sus ocupantes. El banco está ubicado en Entre Ríos 2002, de Villa María. Tres de los asaltantes ingresaron a la sucursal, un cuarto se quedó en la puerta, con el cronómetro en la mano, y el último permaneció afuera, en el interior de uno de los automóviles utilizados para escapar, un Ford Escort azul y un Peugeot 504. Sólo dos de los delincuentes estaban armados, pero no dispararon un solo tiro. Se llevaron los 70.000 pesos, más 3500 que tenía en su poder uno de los clientes. “Todo fue muy rápido”, atinó a decir el gerente de la sucursal asaltada, Jorge Luna. Sostuvo que era evidente que los ladrones “conocían a la perfección cuál era el funcionamiento interno” de la sucursal. Tres de los autores del hecho fueron filmados por las cámaras de video del banco. El robo ocurrió a las 9.30. En el banco se encontraban diez clientes y 13 empleados. Sólo había un custodio privado, que fue el que hizo sonar la alarma, pero cuando la policía llegó los ladrones ya se habían ido. Antes de los dos minutos, el que tenía el cronómetro ordenó la retirada.

 

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