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LOS PLANES QUE ESTUDIA LA ALIANZA PARA MEJORAR LA SEGURIDAD
En busca de una política criminal

Los referentes de la Alianza en seguridad adelantaron a este diario las ideas en estudio: una reforma de la Justicia para otorgar mayor protagonismo a los fiscales y acelerar la instrucción, un mayor control de armas y una jerarquización de las fuerzas.

Para los expertos de la Alianza, una de las claves es la inversión en materia de seguridad.
“Hay que mejorar los salarios de la policía e incrementar su capacitación.”

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Por Eduardo Videla

t.gif (862 bytes)  Una batería de ideas en torno a la seguridad pública –uno de los temas que más preocupación generan en la gente– están siendo estudiadas por el gobierno que asumirá el próximo 10 de diciembre. Entre ellas se destaca una reforma de la Justicia nacional, que contempla otorgar mayor protagonismo a los fiscales y crear un cuerpo de policías judiciales, con el fin de acelerar la instrucción de las causas penales. Referentes de la Alianza en materia de seguridad consultados por Página/12 comentaron las principales líneas de acción proyectadas: la cooperación de la Nación con la provincia de Buenos Aires en políticas de prevención y control del delito, la activación del Consejo Nacional de Seguridad, un mayor control en la circulación y portación de armas, la jerarquización de las fuerzas de seguridad y, por supuesto, el traspaso de un sector de la Federal como policía de la Ciudad de Buenos Aires. Las medidas se complementan con el endurecimiento de leyes penales que ya se tramitan en el Congreso: las que tienen que ver con delitos cometidos con uso de armas; con restricciones al beneficio de la excarcelación y un mayor control de la tenencia de armas de fuego. Más que el endurecimiento de la legislación penal, la clave que manejan los especialistas en seguridad de la Alianza es conseguir que se apliquen efectivamente las penas que existen en la actualidad. Con ese objetivo, el penalista Ricardo Gil Lavedra –candidato a ser designado ministro de Justicia– propone una reforma en la Justicia nacional que apunte a “hacer más rápida la instrucción de las causas penales, mediante un mayor protagonismo de los fiscales y la creación de la policía judicial”. Algo similar a lo realizado en la provincia de Buenos Aires durante la gestión de León Arslanian, pero con “una instrumentación más adecuada”, sobre todo en cuanto al otorgamiento de recursos. Para Gil Lavedra, uno de los pilares de la política de seguridad es “establecer una verdadera política criminal” a nivel nacional. El constitucionalista Rafael Bielsa –cercano al Frepaso, también candidato a cubrir un cargo en el área de Justicia– coincide con la necesidad de “elaborar un mapa del delito”, a partir del trabajo que desarrolla la Dirección de Política Criminal del Ministerio de Justicia, que maneja “las estadísticas más confiables en materia de delito”.Como contrapartida a la tendencia de la sociedad a armarse, Bielsa propone “coordinar las distintas iniciativas barriales de prevención, basadas en la solidaridad, como la implementada en el barrio de Saavedra”. “La tendencia a armarse es preocupante –advirtió–: hay en el país 1,7 millón de armas registradas y se estima que una cifra igual no está habilitada; del total, la mitad se concentra en Capital y Gran Buenos Aires.” El legislador porteño Raúl Zaffaroni –director del Departamento de Derecho Penal de la UBA y otro de los referentes del Frepaso– sostiene que la clave del problema es la inversión de recursos en seguridad. “Lo urgente es jerarquizar a la Policía Federal para que, una vez transferido el sector que va a cumplir funciones en la Ciudad de Buenos Aires, se convierta en un verdadero FBI.” Según Bielsa, “sobre un presupuesto anual de 500 millones de dólares para la Policía Federal, en el último ejercicio se destinaron sólo 2 millones a equipamiento”.La fuerza, dice Zaffaroni, debe apuntar a trabajar en la lucha contra la criminalidad organizada, amenazas y atentados, y controlar, incluso, a las policías provinciales, que por su nivel de deterioro se convierten en nichos para actividades delictivas como el atentado contra la AMIA”. Otro de los ejes que esgrime Gil Lavedra es el “control severo de las fronteras, para frenar el tráfico de armas”. Zaffaroni coincide y sugiere, hacia adentro, incentivar los controles electrónicos de armas en los ingresos a edificios públicos –como se hace en los aeropuertos–, medida que debería ser “avalada por una consulta popular”.El presidente electo Fernando de la Rúa convocó a una comisión de especialistas en derecho penal, que se encargará de estudiar y adecuar todo el sistema punitivo establecido en el Código Penal. “El Código fue sancionado en 1921 y desde entonces se han hecho muchas reformas parciales que condujeron a una irracionalidad en el sistema de penas. Es necesario corregir la desproporción que existe entre los delitos graves y los más leves”, explicó Gil Lavedra. Zaffaroni coincide en que más que reformar el Código Penal “hay que invertir en seguridad, mejorando los salarios de la policía e incrementando su capacitación”. “Si el problema de la seguridad se pudiera resolver con leyes, ya estaría resuelto”, agrega Bielsa.Las autoridades electas no desconocen que el foco más conflictivo en materia de seguridad es el conurbano bonaerense. “Si no se firma un acuerdo entre la Nación, la provincia y el Gobierno de la Ciudad, va a ser imposible garantizar la seguridad en los tres cordones metropolitanos”, sostiene Bielsa. El constitucionalista propone activar el Consejo Federal de Seguridad –que deben integrar todas las provincias pero al que no adhieren hasta ahora ni Buenos Aires ni Córdoba–, para “que funcione de manera operativa y no sea una figura decorativa, como hasta ahora”.Para Gil Lavedra, este Consejo “es un escenario muy interesante” para trazar políticas a nivel nacional: “Deberá ser convocado para sentar allí las bases de una política criminal para todo el país.” “Además hay que propiciar acuerdos de cooperación entre la provincia y la Nación apuntando a una mayor capacitación de las fuerzas de seguridad y a implementar políticas activas contra los delitos más graves”, agregó el ex camarista.Con respecto a la vinculación entre la droga y el delito, Bielsa estimó que en la provincia de Buenos Aires 8 de cada 10 presos consume drogas, y que allí el nivel de reincidencia es del 40 por ciento. “De ahí se desprende una vinculación entre consumo de drogas y reincidencia: se roba para comprar drogas y se delinque bajo los efectos de las drogas”, dedujo. “Es necesario implementar programas de rehabilitación en las cárceles y, en el caso de los menores, realizar una alerta temprana de primeros consumidores en contacto con el delito”.En todos los casos, los especialistas coinciden en que el problema de la inseguridad no resolverá si no se encuentra solución a sus raíces sociales: el desempleo, el subempleo y la deserción escolar, cuya neutralización, para los especialistas, constituye otro aspecto de la prevención del delito.

 

Las medidas propuestas

ron2.gif (93 bytes)   Reforma al sistema judicial para hacer más rápido el proceso de enjuiciamiento. La instrucción estará en manos de los fiscales y se creará una policía judicial. Algo similar a la reforma judicial bonaerense pero “con una instrumentación más adecuada” en cuanto a recursos.
ron2.gif (93 bytes) Transferir la Superintendencia de Seguridad Metropolitana –que incluye al personal de las comisarías porteñas– al Gobierno de la Ciudad.
ron2.gif (93 bytes) Poner en funcionamiento de manera operativa el Consejo Nacional de Seguridad, integrado por la Nación y todas las provincias.
ron2.gif (93 bytes) Elevar el nivel de profesionalización de las fuerzas de seguridad. Mejorar el equipamiento y el nivel salarial de los efectivos.
ron2.gif (93 bytes) Se impulsará un estricto control de las fronteras para evitar el tráfico de armas. También habrá un fuerte control interno sobre la tenencia de armas.
ron2.gif (93 bytes) Una comisión de profesores de Derecho Penal adecuará el Código Penal, para corregir la desproporción que existe entre penas para delitos graves y leves.
ron2.gif (93 bytes) Se harán ajustes en la legislación penal, sobre todo en los delitos violentos, que más conmueven a la sociedad: agravar en un tercio las penas de los delitos cuando hay uso de armas de fuego.
ron2.gif (93 bytes) Rápida sanción de un proyecto del Senado en materia de reincidencia: se considera reincidente a aquel que haya sido condenado por un delito aunque tuviera una pena de ejecución condicional. Implica una limitación a la posibilidad de excarcelación.
ron2.gif (93 bytes) Limitar la ejecución condicional de las penas: para delitos sancionados con menos de tres años, la libertad no será automática, como hasta ahora, sino que dependerá del criterio del juez.


Qué leyes se impulsan

El presidente electo, Fernando de la Rúa, no tiene previsto por ahora un paquete de nuevos proyectos para endurecer el Código Penal, aunque impulsa la rápida sanción de algunas iniciativas que están en trámite en el Congreso. Una de ellas –que tiene media sanción de Diputados– es la que incrementa en un tercio las penas para el robo a mano armada, con lo cual ese delito dejará de ser excarcelable, como hasta ahora. Otro de los proyectos cuya sanción impulsará el nuevo gobierno es el que endurece el sistema de excarcelaciones. El actual régimen establece que las penas serán de cumplimiento efectivo cuando el imputado haya cumplido anteriormente una condena en prisión. La reforma dispone que la segunda condena será con cárcel efectiva aunque la sentencia previa haya sido dejada en suspenso por el juez. De esta manera, irían tras las rejas quienes cometan por segunda vez delitos considerados leves, como hurto o tentativa de robo. La norma fue aprobada por el Senado y debe tratarse en Diputados. En la misma situación está el proyecto que establece penas de prisión -de seis meses a tres años– a quienes tengan en su poder armas de uso civil –calibre 22 y 32– sin autorización. Hasta ahora, la tenencia de este tipo de armamento está considerada como una contravención.

 

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