La Cumbre
Iberoamericana de La Habana dejó a todos los gobiernos contentos. Al menos ésa es la
lectura que podía hacerse ayer después de que culminara el noveno encuentro de
presidentes y cancilleres de 21 países de América latina, España y Portugal. Con la
condena a todas las medidas de carácter unilateral y con efecto extraterritorial
contrarias al derecho internacional, la Declaración de La Habana firmada por los
líderes iberoamericanos logró satisfacer a Chile. Pero al mantener la reserva de que el
derecho internacional contempla casos en los que sí es válida la extraterritorialidad,
España pudo asegurar que se trató de un triunfo para todos. La firma
consensuada del documento diluyó así en pocos días las expectativas sobre un
enfrentamiento en relación a la detención en Londres en octubre del año pasado del ex
dictador chileno Augusto Pinochet a pedido del juez español Baltasar Garzón. A última
hora del lunes, Fidel Castro había dado la bienvenida a los presidentes en una cena de
gala en el Palacio de la Revolución. Después de la cena, los mandatarios y sus
cancilleres debían dirigirse a la Plaza de la Catedral, en el centro de la Ciudad Vieja,
para presenciar los actos de conmemoración por el 480º aniversario de la fundación de
La Habana. Pero sólo dos de ellos, el presidente mexicano Ernesto Zedillo y el haitiano
René Preval, resistieron hasta la madrugada del martes el extensísimo programa.Ayer a la
mañana, los presidentes y cancilleres llegaron al Palacio de Convenciones con el objetivo
último de firmar la declaración final preparada por las delegaciones diplomáticas
durante el fin de semana. El documento incorporó la propuesta chilena -derivada del
proceso llevado adelante por el juez español Baltasar Garzón en contra de Pinochet
de declarar la extraterritorialidad de las leyes nacionales contraria al espíritu
de cooperación. Y puso en marcha la creación de la Secretaría de Cooperación
Iberoamericana que tendrá sede en Madrid.Después de los discursos de inauguración a
cargo de Castro y del presidente de Portugal, Jorge Sampaio (ver nota aparte), finalizó
la televisación del encuentro y comenzaron las exposiciones a puertas cerradas.La
intervención del canciller chileno, Juan Gabriel Valdés que viajó ante el rechazo
del presidente Eduardo Frei como protesta por el arresto de Pinochet no evitó las
referencias a España. Chile estima que se ha faltado a los principios de no
intervención y apego al derecho internacional, reiteró. Y aseguró que la
Declaración de La Habana es un gran triunfo para Chile porque fortalece
nuestro planteamiento ante el Tribunal de La Haya, ante el que Santiago pretende
cuestionar la competencia de la Justicia española para procesar al ex dictador. En
el Chile de hoy queda atrás el período de impunidad. Nuestra transición no requiere de
tutorías, sentenció. Las expectativas sobre un choque con las autoridades
españolas llegaron al máximo mientras Valdés leía su discurso. En ese momento, el
presidente español, José María Aznar, se retiró de la sala por un momento. Pero el
canciller chileno aclaró después que se trató de una actitud sin significado especial.
En todas las cumbres cualquiera se puede parar para ir al baño, eso no tiene
importancia, justificó.En un receso, Aznar calificó la Cumbre como exitosa y
positiva porque se ha logrado un amplio consenso sobre temas como la globalización y el
respeto a la territorialidad de las leyes nacionales. Y aunque condenó la ley
Helms-Burton con la que Estados Unidos pretende sancionar a los países que
inviertan en Cuba, evitó referirse directamente al caso Pinochet. El canciller
español, Abel Matutes, fue quien aportó precisiones sobre el significado de la
Declaración de La Habana en contra de la extraterritorialidad. Se está contra la
aplicación extraterritorial de las leyes, con la excepción de la aplicación que regula
el propio derecho internacional, como es el caso de la Convención contra la Tortura. En
ella, una serie de países acuerdan que para perseguir los delitos de la tortura es
aplicable el principio de la extraterritorialidad, aclaró. Y precisamente por la
Convención contra la Tortura es que los lores jueces británicos admitieron que un juicio
de extradición a España era viable,respondiendo al pedido del juez Garzón, que puso un
término a la impunidad del senador vitalicio Pinochet.
SARGENTINA, CON LA HABANA Y CONTRA GARZON
Cuando los de afuera son de palo
Ayer,
antes de que terminara la Cumbre de La Habana, el gobierno argentino celebró lo que
considera un mensaje en relación a la actividad del señor Garzón. El
ministro del Interior, Carlos Corach, subrayó la importancia del proyecto de la
Declaración de La Habana que 21 líderes de Iberoamérica, entre ellos los de
España y Portugal, firmaron ayer y que consagra el rechazo a la extraterritorialidad de
las leyes.El documento firmado ayer establece que: Se reitera el firme rechazo a la
aplicación unilateral y extraterritorial de la leyes nacionales que infrinjan el derecho
internacional e intenten superponerse en terceros países, toda vez que constituyan una
violación de los principios que rigen la convivencia internacional.El documento fue
un mensaje en relación a la decisión del juez español Baltasar Garzón de juzgar a
Pinochet y pedir la extradición de 98 militares argentinos acusados de haber cometido
crímenes contra la humanidad durante la dictadura. Todos los cancilleres, incluido
el de España, se pronunciaron acordes con la posición argentina en materia de
extraterritorialidad sentenció el ministro Corach. Se pronunciaron clara y
firmemente en contra de la posibilidad de juzgar fuera del país los crímenes producidos
en la Argentina hasta tanto no exista un tribunal penal internacional. La decisión
del presidente Menem de no asistir a la Cumbre en solidaridad con Chile por el arresto de
Pinochet fue duramente criticada ayer por 12 organizaciones de derechos humanos, entre
ellas la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Ademá de expresar un profundo
repudio por su solidaridad con la defensa del ex tirano, reclamaron al
Gobierno que cumpla los requerimientos y órdenes de captura respecto de represores
argentinos. Las relaciones carnales (con Estados Unidos) parecen
haberle inspirado esta idea de conspirar contra la Cumbre denuncia el
documento".
Malvinas y Oviedo habaneros La Declaración de La Habana reclama que las negociaciones de soberanía de
las Malvinas, congeladas desde 1990, se reanuden a la brevedad y de
conformidad con la resolución de la ONU y similares de la OEA, incluyendo al
principio de integridad territorial. El canciller argentino Guido Di Tella anunció
ayer por la noche que apenas termine su gestión como canciller llevará unos
regalitos, el 15 de diciembre, a los pobladores de Malvinas, con quienes ha
practicado una infructuosa política de la seducción. Subrayó que es
algo más que simbólico y no poca cosa que 21 países hayan firmado esto, sobre todo de
cara al Comité de Descolonización de la ONU, que en 1965 aprobó un
pronunciamiento similar. Entre los regalitos habrá copias del
simbólico poema Juan Pérez y John Smith, sobre los dos lados de
la guerra, escrito por Jorge Luis Borges. Di Tella anunció en rueda de prensa que
he buscado fondos del sector privado para llevar esas cositas a
los malvinenses, a quienes visitará cinco días después de terminar su gestión como
canciller. Di Tella también reveló en La Habana el deseo de su gobierno de reasilar a
Lino César Oviedo, pero confesó que al ex general golpista paraguayo no lo quiere
nadie y que si lo podemos reasilar en otra parte lo haremos, pero
será un problema que deberá resolver la próxima gestión. El canciller
consideró que pensamos que el asilo era el mal menor. Oviedo consiguió el
asilo argentino luego de la crisis institucional que provocó el asesinato del
vicepresidente paraguayo, Luis María Argaña, en marzo pasado. La Justicia de su país
quiere investigarlo por la supuesta autoría intelectual del magnicidio y la muerte de un
grupo de militantes políticos frente al Congreso unos días después. |
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