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DIVINA GLORIA HABLA DE OLMEDO,
DE LOS ‘80, DE CHARLY, DE LA DROGA, DE LA TELEVISION
“La malaria también está globalizada ”

La actriz y cantante dice que agradece "todos los días" haber podidotrabajar junto al capocómico, pero que a la vez no termina de encajaren la televisión argentina. Se prepara para dos films y una obra teatral.

Definición: “Nunca fui, incluso desde chica, de ver tele. Tampoco veo ahora. Es más, no tengo aparato de televisión en casa y no siento que me falte algo.”

En 1998, Gloria fue enrolada momentáneamente en “Gasoleros”.
Dice que no se siente de la televisión porque no tiene una 4 x4.

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Por Cristian Vitale

t.gif (862 bytes) En los '80 fue la más particular de la troupe de chicas de Alberto Olmedo, cuando ya tenía iniciada una carrera como cantante. Mide 1.48, su figura no es infartante, ni mucho menos, pero suele provocar ciertas inquietudes en los hombres. Tiene un "no sé qué" que atrae. Quizá sea cierta modulación erótica en su voz --su hit de los tempranos '80 fue "Desnudita es mejor"-- o alguna magia indescifrable. No al azar, la producción de "Gasoleros" la eligió para que hiciera de entrenadora de gimnasio y mal no le fue: duró algo más de lo previsto. Sin embargo, su vida no tiene mucho que ver con el ámbito televisivo. Es más, ni siquiera tiene un televisor en su casa. Recién llegada de Madrid, donde trabó relación con dos directores que planean hacer una película (que tendrá entre sus estrellas a Antonia San Juan, la nueva chica Almodóvar), Divina reparte sus días entre múltiples y eclécticas experiencias. Por un lado, junto a Humberto Tortonese está escribiendo el libro de La devoción, una obra que se estrenará en enero en Buenos Aires. Y por otro, espera comenzar a rodar dos películas: Chicos ricos y Los pro y los contra de hacer dedo, en las que encarará personajes ligados a las drogas. Además, en verano se va a cantar a Punta del Este y sueña con armar una murga junto a Pablo Potenzoni, baterista de Todos Tus Muertos, y Gerardo "Toto" Rotblat, percusionista de Los Cadillacs. "Para festejar el fin del menemismo", explica cuando se le pregunta por el sentido de la idea.

--¿No son demasiadas actividades?

--Tengo increíbles deseos de hacer. Entiendo que, por ser de Acuario, me adelanto muchísimo y me pongo muy ansiosa. Y sé que tengo que quedarme un poco quieta a esperar a los demás, pero no puedo. A veces tengo sueños verbalizados que nunca se concretan. Ahora, por ejemplo, sueño con usar plumas en un teatro de revistas. O hacer una pasarela con chicas del Maipo. Me divierte eso y también me parece que es lo que está esperando la gente.

--Su última experiencia en televisión fue un papel en "Gasoleros". ¿Quedó satisfecha?

--No tanto como en "RRDT". Con "Gasoleros" la cosa fue diferente porque los actores ya venían de un año y medio de trabajo juntos, y yo llegué de visitante. El tema es que no había tiempo para dibujar ni pensar mi personaje. De todas maneras, estuvo bien porque trabajar ahí es como hacer cine todos los días.

--Usted parece más una actriz que parodia a la TV que una figura televisiva. ¿Es consciente de eso?

--Nunca fui, incluso desde chica, de ver tele. Ni tampoco veo ahora. Es más, no tengo aparato de televisión en casa y no siento que me falte algo. Lo que no niego es que sea un medio tremendamente influyente en la gente.

--De hecho, usted se hizo conocida por sus actuaciones con Olmedo en los '80.

--Y todos los días doy gracias a Dios por eso. Sin embargo, no termino de entrar en la estructura televisiva. No sé si es por mi tipo físico o porque el medio no tiene nada que ver con mi manera de ser, pensar o vivir. Entonces, cuando me meto ahí empiezo a creer que tengo que ser esa chica alta, flaca, millonaria y tener una 4X4. Por supuesto que no soy eso y este hecho me genera un disgusto tremendo. Para mí, un artista, un actor, un colgado, un soñador o un poeta no es un tipo que va en autos polarizados y se pone molesto cuando lo reconocen en la calle. También está eso de que si no laburás en la tele no existís. Me parece medio plomo sostener esos mitos, por eso me gustaba cuando Olmedo tapaba la cámara o se metía entre los decorados. Es una ilusión tan grande la que se crea, que después de actuar en TV parece que una no podría subirse a un colectivo. Y eso es inhumano, porque a veces está bien subirse a un bondi.

--¿Esta posición es la que la lleva a concentrar sus energías en el teatro independiente, y a escribir un libro para una obra que, quizá, no tenga éxito masivo como puede suceder con La devoción?

--Es muy probable. De todas maneras, no hay que pasar por alto el hecho de que Buenos Aires tiene una riqueza increíble de experimentación y propuestas teatrales, de movidas y criterios diferentes que llevan siempre a generar ideas nuevas.

--¿Qué intentarán transmitir con la obra?

--Todavía estamos zigzagueando entre la comedia, la tragedia, la crueldad de Artaud, y los poemas increíbles que escribe mi amiga Dafne. Particularmente, me encanta que pase cualquier cosa en el teatro, por fuera de la comedia o la obra convencional.

--¿Cuál será su papel?

--Estoy tratando de hacer lo que no se espera de mí. No quiero hacerme la graciosa, ni cantar ni bailar. Si encaro un personaje que es cero carne y puro espíritu también es para experimentar algo nuevo. Estoy buscando ese lugar en el que pueda hacer la nada y el todo con absoluta libertad. Por otra parte, quise que mi personaje sea casi mudo para aprovechar los sonidos de Say No More, ya que tuvimos el honor de que Charly García nos dé el permiso para usar su maravillosa música. Say No More tiene momentos increíbles, que me inspiran para imaginarme muchas cosas.

--¿Qué opina del presente de Charly?

--Creo que la gente cada vez lo quiere más. Y cada día son más las mujeres que se confiesan enamoradas de él.

--¿Cuál es su sensación cuando lo ve siempre metido en líos?

--Uno todo el tiempo se expone a que lo guillotinen o le chupen la sangre. Me parece que con Charly está todo claro: él no es el que tiene los problemas. Me parece que alguien tan libre y honesto, tan coherente con su manera de ser no puede tener problemas. "Basta, no me jodan a mí y ocúpense del país" es su mensaje. El es parte del aire, es parte de la religión, es el alimento de los buitres. Es un ángel.

--Habitualmente, usted no aparece ligada al cine. Al menos no fueron muchas las películas en las que actuó. Sin embargo, hay por lo menos dos proyectos que forman parte de su futuro.

--En Los pro y los contra de hacer dedo, una película que aún está irresoluta, soy la dama blanca. Soy la materia, la dama de la cocaína, la perversa, la blanca, la seductora, la diabólica, la sexual. Y en Chicos ricos soy una amiga de los protagonistas que vende drogas.

--Ambos personajes vinculados a las drogas. ¿Cuál es su opinión acerca de ellas?

--La droga es la droga, no es ni buena ni mala. Yo probé polenta y no me gustó. Probé el pescado y no me gustó. La droga siempre está, como el agua mineral. Evidentemente es un buen negocio que ha existido desde casi siempre. Esa es mi visión. Para mí ver droga es como ver una mesa. Cada uno hará con eso lo que le parezca, o pueda. Para unos puede ser la única posibilidad de vida, de existencia. Y para otros es algo que está pero da igual que exista o no.

--¿A usted le da lo mismo?

--No, pero yo sola, con un 1 metro 48, ¿qué puedo hacer? La globalización implica que tenemos que laburar todos para resolver problemas, pero no sólo con respecto a las drogas, también con la falta de amor a los viejitos, con la violencia. Esta sociedad es un circo beat tremendo.

--Su última actuación en el ámbito musical fue cantando en un quinteto de jazz. ¿Cómo seguirá su vinculación a la música?

--La música para mí está en primer plano, está delante de la comida y de las personas. Estoy contenta porque hoy tengo menos prejuicios con los estilos. Hace tres o cuatro años estaba muy enojada con el latinaje y la cumbiamba, me ponía loca. Pero, a su vez, era amiga y compañera de laburo de la Mona Jiménez, y era medio contradictorio sentir eso. Me parece bárbaro haberme liberado de esas trabas. Ahora tengo ganas de armar murgas con músicos de rock como Pablo y Toto. Busco mucha percusión y candombe para festejar el fin del menemismo.

--¿Qué estuvo haciendo en Madrid?

--Viendo a mis novios y a mis amigos. Y a dos directores que piensan filmar una película con la nueva chica Almodóvar y yo.

--¿Tiene muchos novios allí?

--Por supuesto. Fui novia de Antonio Machado y Salvador Dalí, por ejemplo.

--¿Cómo vio el mundo artístico de Madrid?

--Como en todo el mundo. Tengo muchos amigos actores que están laburando de maquilladores. Si bien a algunos les va bien, como a Andrés Calamaro, se nota que hay mucha crisis para los artistas. La malaria también está globalizada.

 

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