Página/12en España
Por Fabián Ortiz Desde Sevilla
La
Selección jugó como le gusta a Marcelo Bielsa: juntas las líneas, efectiva en la
presión, dejando el alma en cada pelota dividida. Y ganó. Otra cosa es que la Selección
jugara como le gusta a la gente. Hay que rebuscar en el bloc de notas para encontrar
alguna ocasión clara de gol, una jugada de ataque bien hilvanada, un detalle de calidad
entre tanto músculo y tanto sudor.Argentina jugó como un equipo europeo. Esto, que en
épocas de Cruyff y Beckenbauer podía sonar a elogio, hoy está más cerca del insulto.
Porque el fútbol europeo hace tiempo que apostó por el tacticismo, la preeminencia de lo
físico, el orden, como camino hacia el resultado. Palabras como imaginación, fantasía,
talento o inspiración huelen a alcanfor, producto de una carrera desenfrenada por
conquistar en el pizarrón cada centímetro del terreno de juego.Bielsa sabe de eso. Es un
detallista impenitente, un obseso de lo que en otras épocas se denominaba el
trabajo de la semana. Lo que pasa es que el seleccionador argentino trabaja sobre
todo en la recuperación de la pelota, en detrimento de la posesión. Sólo así se
explica que anoche, para enfrentarse a España, eligiera un mediocampo formado por Vivas,
Simeone, Kily González y Zanetti, tres jugadores más relacionados con la contención que
con el armado. La labor de pressing fue casi impecable, incluso por parte de Ortega, que
en numerosas ocasiones apareció cerca del área de Burgos para recuperar. Pero las
sospechas sobre este equipo comienzan cuando tiene la pelota. Si tanto esfuerzo cuesta
conseguirla, convendría tratarla mejor cuando se la tiene.Argentina jugó mejor que el
domingo contra el Espanyol; no hacía falta mucho. Parecía más motivado el conjunto de
Bielsa, para nada dispuesto a poner la otra mejilla después de los cachetazos que sufrió
tras caer en Barcelona. España dio facilidades: Camacho cambió la defensa, el mediocampo
y el ataque, y no para bien. Nadal demostró que ya está en la cuesta abajo, muy lejos de
aquel central que jugaba en el Barça de Cruyff. Aranzábal le restó a la banda izquierda
el ímpetu que le aporta Sergi. Guerrero cortó los circuitos de circulación que el
equipo tuvo el sábado con Valerón, contra Brasil. Y Alfonso, que se lesionó muy pronto,
apareció como un delantero demasiado blandito como para vérselas con Pochettino o
Sensini.Peleado palmo a palmo, el partido fue aburrido, trabado, de a ratos soporífero.
El gol parecía una quimera para cualquiera de los dos, aunque algo más para Argentina,
que se movía como un teatrillo de autómatas, de tipos robotizados incapaces de inventar
algo en ataque. Entonces Camacho decidió hacer más pruebas, quitó a Raúl y a Luis
Enrique (dos de los jugadores destacados por los argentinos los días previos) para dar
entrada a Munitis y Etxeberria. Y eso le permitió a la Selección de Bielsa anestesiar el
arranque del segundo tiempo.España no llegaba y Argentina se empezó a acercar hasta
Molina. Primero avisó Ortega, después Crespo perdió un claro mano a mano con el arquero
español. Y enseguida, de rebote, cuando el Kily González iba a taponar una salida desde
el fondo de Ferrer, la Selección se encontró con el gol: saltó el defensor del Chelsea
justo en el momento en que el Kily metía el pie derecho para obstruir y la pelota fue al
palo derecho de Molina, que no tuvo tiempo de reaccionar.A partir de entonces fue otro
partido, un quiero y no puedo español contra el oficio de Argentina, que en ese aspecto
le saca varios cuerpos a los de Camacho. Entró Morientes para buscar más peso en el
área, pero Pochettino hizo el 2-0 en una jugada que premió la estrategia de
Bielsa:córner desde la izquierda que sacó Ortega, peinó Crespo en el primer palo y
Pochettino, solo en el área chica, cabeceó, rechazó Molina y hubo un
repechaje para que el defensor argentino le diera con la derecha. Con España
regalada e impotente, Ortega y Crespo tuvieron un par de ocasiones más para lograr un
resultado que hubiese sido excesivo. Lo es incluso el 2-0, que prima el oficio y el
esfuerzo de una Argentina que jugó como le gusta a Bielsa. Otra cosa es que este equipo
le guste a la gente.
Como un equipo
europeo Desde SevillaHay partidos que se
miden a través de las estadísticas. Otros pueden analizarse mediante algún detalle
significativo. El de ayer, por lo que respecta a Argentina, queda resumido en una frase de
Josep Guardiola: Argentina jugó como una selección de las que nos podemos
encontrar en la Eurocopa del año que viene, dijo el catalán del Barcelona.La
sentencia no tendría mayor trascendencia si no encerrara un doble mensaje. Es de suponer
que Guardiola habló en términos elogiosos hacia el equipo de Marcelo Bielsa, pero, ¿es
un elogio? Echando un vistazo al aquí y ahora de los grandes equipos europeos
Alemania, Italia, Inglaterra, Francia, ¿la comparación tiene que llevar al
agrande o a una réplica ofendida? Hace tiempo que Argentina parece haber perdido sus
señas de identidad futbolística en una búsqueda afanosa de la modernidad.
Si ser moderno es inscribirse como locos en la academia del corte y renunciar a la
confección, son muchos los que se cuentan en el pelotón de los antiguos. Si
ser moderno prima el mantener el arco propio sin goles a costa de mirar con prismáticos
el del rival, son legión los que viven en tiempos de ñaupa. Porque el fútbol argentino
nunca pareció europeo. Ni falta que hace.
Con oficio ysin lagunas
El director técnico Marcelo Bielsa resaltó que el triunfo
conseguido por su equipo 2-0 ante España fue justificado y remarcó la diferencia de
actitud con respecto al encuentro del domingo ante el Espanyol. En la corta conferencia de
prensa posterior al encuentro, Bielsa consideró que Argentina, a diferencia del
partido con el Espanyol, intentó jugar en el terreno del rival, presionó bien, dentro de
un partido apretado y combativo. Además, tuvo que extremarse muy cerca de sus límites en
la parte física para salir adelante. Sin embargo, señaló que la diferencia de
rendimiento entre ayer y el domingo no se debió a cuestiones de motivación.
Observé el mismo deseo que en el partido contra Espanyol pero, evidentemente, las
producciones futbolísticas fueron distintas, aseguró.Entre las claves del éxito,
Bielsa marcó el oficio del equipo y que Argentina jugó mejor que España en lapsos más
prolongados del juego. Impusimos por más tiempo que España nuestras virtudes. Pero
lo que más rescato es el oficio que tuvo el equipo, que fue su rasgo sobresaliente. Por
la condición de visitante y por haber mantenido la posesión de la pelota, que era una de
las cosas que más me preocupaba, dijo el entrenador, que también se mostró
conforme porque se jugó con mucha concentración y no hubo lagunas. |
uno x uno |
Por F. O. BURGOS (6): Sólo tuvo una salida en falso por
arriba, en el segundo tiempo. A los 24 le sacó a corner una media vuelta peligrosa
a Urzaiz.
AYALA (6): Bien en la marca, le sobró oficio para frenar a Raúl,
el delantero más creativo de España. Pudo marcar en un corner, pero la mandó afuera.
SENSINI (6): Con Ayala y Pochettino fijando las marcas de los dos
puntas españoles, no pasó apuros en defensa, pero no ofreció una salida clara desde el
fondo.
POCHETTINO (6): Conoce los secretos del puesto y mucho a Alfonso y
Urzaiz como para darles medio metro. Sin espacios, no lo complicaron.
VIVAS (5): Como el domingo en Barcelona, no aportó nada en
ataque, pero al menos no sufrió en la contención de Luis Enrique ni Etxeberria.
SIMEONE (6): Empezó soltando alguna patada de más, pero se
impuso sin sacar el hacha, por despliegue físico y tesón. Con la pelota, ni fu ni fa.
KILY GONZALEZ (5): El primer tiempo fue un calvario para él.
Parecía candidato a quedarse en el vestuario, pero Bielsa le dio minutos y cumplió
justito.
ZANETTI (5): Resulta difícil exigirle mucho más a un jugador
diestro que se ve obligado a actuar por el carril izquierdo. Puso empuje, músculo... en
fin.
ORTEGA (6): Mucho más metido en el partido que contra el
Espanyol, colaboró en la recuperación pero se mostró excesivamente individualista.
CLAUDIO LOPEZ (5): Casi nunca recibió una pelota en condiciones
ni tuvo hueco para explotar su velocidad. Su juego necesita de asistentes que la suelten
antes.
CRESPO (5): Tuvo dos ocasiones claras un mano a mano que le
ganó Molina y un regalo de Nadal, pero las desperdició. La calificación premia su
entrega.
GUSTAVO LOPEZ (5): Otro caso de futbolista con la cancha al
revés: es zurdo y juega a la derecha. No tuvo tiempo de casi nada. |
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