Por José Natanson Fernando de la Rúa está
decidido a apurar los tiempos: el miércoles por la noche anunció el organigrama y todo
indica que presentará su gabinete el lunes que viene. Ayer, el presidente electo
continuó trabajando en el nuevo esquema. El destino de las 79 secretarías y
subsecretarías que hoy dependen de Presidencia aparece como la principal duda, que se
resolverá una vez que se determine la función de cada una. Algunas secretarías -como la
de la Tercera Edad podrán desaparecer, mientras que otras como la de
Desarrollo Social se fusionarán con otros organismos. El problema parece centrarse
en el traspaso de ciertas dependencias a un ministerio o a otro, lo que implica una
definición de espacios de poder: un ejemplo es la Secretaría de Medio Ambiente, que
podría quedar bajo la órbita de Graciela Fernández Meijide en Acción Social o de
Nicolás Gallo en Infraestructura.
El miércoles pasado, el presidente electo mantuvo un maratón de reuniones con los
encargados de diseñar la nueva estructura: su hermano Jorge, el radical Héctor
Rodríguez y el frepasista Marcos Makón. Por la noche anunció que a partir del diez de
diciembre el Ejecutivo funcionará con dos ministerios que se sumarán a los ocho
actuales: el de Infraestructura y Vivienda, que se escindirá de Economía, y el de Salud,
que se separará del de Acción Social. Para compensar la creación de estas dos carteras,
De la Rúa se preocupó en aclarar que reducirá drásticamente la actual estructura:
suprimirá 13 secretarías y 59 subsecretarías que hoy dependen directamente de
Presidencia, que contará con sólo cinco secretarías bajo su órbita: la Secretaría
General, la SIDE, la Legal y Técnica, la de Cultura y Comunicación y la de la
Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva, que liderará Dante Caputo (ver
recuadro).
El anuncio del miércoles fue el primer paso. Ayer, De la Rúa trabajó en el Hotel
Panamericano y en la Jefatura de Gobierno, dividiendo su tiempo entre el debate por el
Presupuesto y el diseño de la estructura de gobierno. Estamos analizando qué
función va a tener cada uno de los organismos que antes dependían de Presidencia. Una
vez que lo definamos, vamos a ver dónde va a quedar, señaló a Página/12 uno de
los encargados del proyecto, quien explicó que existen tres posibilidades.
La primera es
la de algunas secretarías, como la de la Tercera Edad, que directamente serán
eliminadas.
La segunda
posibilidad es que algunas secretarías, cuyas funciones se superponen con otras, se
fusionen. La de Desarrollo Social, por ejemplo, se unificaría con la de Acción Social.
En un tercer
grupo se ubicarían otros organismos que pasarían a depender de algún ministerio. La
Secretaría de Turismo, un área a la que De la Rúa planea darle especial relevancia,
pasaría a depender de Economía. La de los Cascos Blancos irá quizá con otro
rango a la Cancillería. En estos casos, lo que se discute es el grado de autonomía
del organismo. La de Deportes pasará a depender de Acción Social.
Aquí es donde surgen los tironeos. Es que el traspaso de una secretaría a un ministerio
o a otro implica una definición de espacios de poder. Un ejemplo es el destino de la
Secretaría de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable que comanda María Julia
Alsogaray: Nicolás Gallo, casi seguro titular de Infraestructura, pretende que la
dependencia quede bajo la órbita de ese ministerio. Su argumento es que el nombre de la
secretaría es engañoso y que María Julia ha concentrado una serie de programas que
exceden el área de medio ambiente y que incluyen, por ejemplo, la construcción de
diques. La otra posibilidad, defendida por algunos dirigentes del Frepaso, es que la
secretaría pase a depender del Ministerio de Acción Social, que quedará en manos de
Graciela Fernández Meijide. Existe, también, una solución mixta que consistiría en
repartir las funciones de la secretaría entre las dos carteras.
La definición de estas cuestiones dependerá, en última instancia, de la voluntad de De
la Rúa. El presidente electo apura los tiempos porquepretende anunciar el lunes los
nombres de sus ministros. La idea es que el nuevo esquema del Ejecutivo este listo para
esos días: el jefe radical quiere girar al Congreso el proyecto de Ley de Ministerios el
miércoles próximo.
Condicionan el pliego de Corach
En defensa de Avelín
Por S.R.
Los
legisladores porteños del peronismo fracasaron ayer en su intento por aprobar el ingreso
de Carlos Corach al Senado. El obstáculo con el que se toparon no fue otro que la
Alianza, que resolvió no votar el pliego del ministro del Interior hasta tanto el PJ no
renuncie en forma explícita a su pretensión de quedarse con la banca de senador por San
Juan que dejará vacante el electo gobernador de esa provincia, Alfredo Avelín.
Para consagrar a Corach como senador el peronismo requiere sí o sí el apoyo de la
Alianza en la Legislatura porteña, porque tres diputados de ese bloque su
presidente, Antonio Cortés, Juliana Marino y Liliana Sánchez y Nueva Dirigencia ya
anticiparon que no lo votarán. Pero ayer los peronistas necesitaban, además, que la
coalición los ayudara a juntar los dos tercios necesarios para tratar el pliego sobre
tablas.
Eso fue lo que pidió durante la sesión el peronista Guillermo Olivieri y la Alianza le
respondió que no. Mejor dejemos que el pliego siga su trámite natural, lo
frenaron los aliancistas en el breve cuarto al que dio lugar su solicitud.
Poco antes, la jefa del bloque de legisladores de la Alianza, Gabriela González Gass,
había acordado con el titular de la bancada de senadores radicales, José Genoud, no
abrirle a Corach las puertas del Senado si antes el PJ no renunciaba por escrito a la
banca por San Juan. Lo que pretenden los aliancistas es un pronunciamiento expreso de la
Legislatura sanjuanina o del bloque de senadores peronistas en contra de la incorporación
a la Cámara alta de cualquier candidato a reemplazar a Avelín que no sea de la
coalición. La semana próxima, el pliego de Corach podría volver a comisión si el
peronismo no hace los deberes.
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