Por Adriana Meyer La Justicia estableció que la
viuda del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria es la jefa de una asociación ilícita, y
por lo tanto permanecerá detenida. En cambio, su hijo Juan Pablo sería
liberado hoy porque no lo incrimina ninguna de las pruebas que hay en el
expediente, tal como aseguró a Página/12 un allegado a Victoria Eugenia Henao de
Gaviria. Durante la próxima semana, el juez federal Gabriel Cavallo decidirá si la
procesa por ese delito. En tal caso sería trasladada a una cárcel de máxima seguridad.
Por ahora pasa las noches en la alcaidía de Tribunales.
Victoria Eugenia fue acusada de ser cabecilla de una asociación ilícita y la
pena mínima de ese delito son cinco años, es decir, no es excarcelable. Tres o más
personas que se ponen de acuerdo para un fin ilícito ya están violando la ley, aunque
ese ilícito aún no se haya cometido. El juez ya comprobó la existencia de un grupo
asociado y posee información sobre las transferencias bancarias de dinero desde Colombia
a la Argentina, con destinos intermedios en otros países. Dos conocidos bancos estarían
muy preocupados por el avance de la investigación, porque temen quedar implicados en este
escándalo. Además, uno de los imputados declaró que la constructora Galestar de
la cual la viuda es accionista enviaba en forma frecuente dinero a Buenos Aires.
Un allegado a la viuda resumió así las dos jornadas de declaraciones indagatorias:
Quedó claro que el contador (Juan Carlos Zacarías) y ella eran amantes, que él le
administraba todos los bienes y que la relación terminó mal porque él se llevó sus
atributos personales y también algunas cosas de la mujer. Los Gaviria también
están imputados de lavado de dinero, pero esta acusación es la más compleja de probar.
La situación de la viuda empeoró a partir de las afirmaciones oficiales sobre su
documentación. El ministro del Interior, Carlos Corach, dijo ayer que es
inadmisible que la viuda ingrese con documentos auténticos al país pero
ideológicamente falsos, y que circule por la Argentina sin que el Gobierno y las
autoridades tengan absolutamente ningún conocimiento. El jefe de la cartera
política agregó que seguramente Colombia va a tener que dar una explicación sobre
este tema, porque ese país puede proteger la identidad de la señora, pero dentro de su
territorio.
El juez Cavallo explicó que el documento contiene falsedad ideológica,
ya que las autoridades argentinas que le dieron la radicación lo hicieron aparentemente
sin saber cuál era la verdadera identidad de la mujer. En ese sentido, la Argentina
no tuvo la posibilidad de ejercer su derecho de exclusión porque la mujer ocultó su
verdadera identidad. Le dimos un DNI verdadero con datos falsos, graficó.
El magistrado aún no recibió información oficial que acredite que la nueva identidad de
la viuda de Gaviria fue otorgada por Colombia en el marco del programa de personas
protegidas. Por eso ayer remitió exhortos a ese país. Interpol Colombia ya le
respondió que para ellos la mujer es la esposa del líder del Cartel de
Medellín, muerto en 1993. Cavallo también está buscando documentación en Uruguay,
donde funciona la casa matriz de Galestar.
La situación del contador Zacarías se complica cada vez más. Su ex socio, Enrique
Peralta, ratificó que estaba unido a la viuda en el afecto y los negocios, mientras que
la mujer relató que el contador realizó varios viajes a Colombia llevando curiosas
valijitas.
Un perfil de Eugenia Victoria, viuda de Gaviria
Se enamoró y empezó el problema
Por Raúl Kollmann
María Isabel perdió la cabeza. Se enamoró profundamente del contador Juan Carlos
Zacarías y, como ella era medio cándida, él se quedó con la plata de la mansión de
Las Praderas, unos 500.000 pesos. Ahí empezaron sus problemas. El relato pertenece
a una de las personas que mejor conocen a la viuda del narcotraficante Pablo Escobar
Gaviria, en verdad llamada Victoria Eugenia Henao Vallejos. Todos los que estuvieron cerca
de ella sostienen que llevaba una vida austera, aunque cada tanto aparecían hechos
sorprendentes que no encajaban en el cuadro: la semana pasada, por ejemplo, la señora se
fue en un avión privado a Bariloche con una visitante llegada desde Colombia. De paso, se
alquiló una casa allí para pasar todo el verano.
María Isabel (o Victoria Eugenia) hacía un curso de liderazgo en la zona de Palermo.
Cada participante debía relatar su historia y la mujer hizo una gambeta: sólo dijo que
era viuda y no entró en más detalles.
De todas maneras, su historia llamó la atención. Contó que se casó teniendo 15 años,
aunque nadie en el curso sabía que su marido fue Escobar Gaviria, quien por entonces
tenía 18. En aquella época, el zar de la droga no tenía nada que ver con el
narcotráfico: sus primeras detenciones fueron posteriores y estuvieron relacionadas con
robos de automóviles. Lo cierto es que tuvieron el primer hijo, hoy también detenido en
los Tribunales de Comodoro Py, apenas tres años más tarde, cuando ella tenía 18.
A primera vista relata una de las personas que la conoció siempre me
pareció una persona sencilla. Se psicoanalizaba, no andaba con joyas, su casa no tenía
lujos demasiado notorios y de alguna manera hasta mostraba preocupación por el tema del
dinero, sobre todo después de la pelea con Juan Carlos. El hijo era ayudante en la
facultad y daba clases en un colegio secundario judío. No había nada en ella que nos
hiciera pensar en que podía ser la viuda de un narco e incluso parecía -.y me parece que
es-. una persona cándida, inocente. Siempre tuvimos muy buena impresión de ella. Es
cierto que algunas cosas me parecieron raras: por ejemplo, tenía dos mucamas colombianas,
que eran casi esclavas. Eso me llamó la atención.
Cuando hablaba de Juan Carlos, sus ojos se llenaban de brillo. Se la veía muy
entusiasmada. Pero las cosas se empezaron a complicar a fines del año pasado. En función
del enamoramiento que ella tenía, le fue poniendo cosas a su nombre y de golpe todo
explotó. Tuvieron un enfrentamiento muy fuerte y ella decía que él le robó el dinero
de la casa. Desde entonces no se la volvió a ver tranquila: pasaba mucho tiempo en
oficinas de abogados y escribanos. Pero igual, nada nos hizo presumir que vendría la
catástrofe.
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