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Levantando minas en la frontera,
gesto de paz del ejército chileno

Luego del acuerdo limítrofe con Perú, Chile anunció que serán eliminadas las minas que están en la frontera con Bolivia y Argentina.

Distensión: El desminado de las fronteras, como el mismo Izurieta reconoció, forma parte de la política de distensión de Chile con sus países limítrofes.

El general Izurieta explica lo que se puede hacer en poco tiempo.
"Antes de fin de año" se conocerán los plazos de la operación.

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t.gif (862 bytes)  El comandante en jefe del ejército de Chile, general Ricardo Izurieta, anunció ayer que las fronteras entre su país y Bolivia, Perú y Argentina serán desminadas "en el más breve plazo", como un gesto de acercamiento a sus países vecinos. "Es un hecho sumamente positivo", respondieron fuentes de la Cancillería argentina, que pidieron el anonimato. Las minas están ubicadas a lo largo de 1500 kilómetros de frontera terrestre y fueron colocadas durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). En la conferencia de prensa celebrada en La Paz por la XXIII Conferencia de Ejércitos de América (CEA), Izurieta negó que Chile esté embarcado en una carrera armamentista por su programa de compra de equipos militares y reveló que varios jefes de ejército le expresaron su solidaridad con Pinochet, detenido en Londres desde hace un año y un mes.

"No puedo negar que, en las relaciones informales, se me han acercado muchos comandantes de ejércitos americanos para preguntarme acerca de la situación del general Pinochet y para mostrar su solidaridad y apoyo hacia la situación que él está viviendo", declaró Izurieta en Bolivia. El jefe del ejército chileno enfatizó que estas muestras de apoyo no fueron planteadas para su consideración formal en esta conferencia, porque sólo se debaten temas castrenses. Por este motivo, también se excusó de hablar del reciente acuerdo fronterizo entre Chile y Perú, firmado la semana pasada en cumplimiento de una de las cláusulas del Tratado de Paz de 1929, que dio por terminada diplomáticamente la Guerra del Pacífico (1879-1883) y cerró definitivamente a Bolivia la salida al mar.

Pero el desminado de las fronteras, como el mismo Izurieta reconoció, forma parte de la política de distensión de Chile con sus países limítrofes, en la cual hay que anotar el acuerdo con Perú y el firmado con Argentina solucionando el diferendo de los Hielos Continentales. Tanto los Hielos Continentales como la salida al mar para Bolivia fueron los motivos principales por los cuales el régimen de Pinochet decidió minar sus fronteras. Con Argentina, el conflicto por poco no terminó en guerra. Con Bolivia, la negativa a la salida al mar llevó a la ruptura de relaciones diplomáticas a nivel de embajadores, que aún no se han restablecido.

El desminado de las fronteras es un requisito de dos tratados firmados por Chile: el Tratado de Ottawa, donde Chile se comprometió en un plazo de diez años a remover la totalidad de las minas antipersonales, y la Declaración Política del Mercosur, cuando el bloque asumió el compromiso de avanzar en la declaración de la región como "zona libre de minas antipersonal y proponer ampliar la zona a todo el Hemisferio".

Izurieta anunció que la forma y los plazos de la operación de desminado serán comunicados "antes de fin de año". En declaraciones a un diario chileno en 1997, un asesor del Ministerio de Defensa de Chile, Eduardo Santos, estimó que había alrededor de un millón de minas antipersonal y antitanque en los límites de su país. Teniendo en cuenta que la destrucción de cada mina cuesta 800 dólares, la operación completa costaría 800 millones de dólares. Además de retirar los explosivos, Chile se había comprometido a destruir las minas que mantiene en depósitos militares.

El ejército chileno conserva aún uno de los pilares del militarismo desplegado por la dictadura de Pinochet: la Ley del Cobre, que establece que el 10 por ciento de los ingresos anuales de la compañía del cobre chilena (Codelco) debe ser destinado a gastos de reequipamiento militar. Debido a la constante renovación de equipamiento bélico, Izurieta tuvo que salir a desmentir que esto contradiga la nueva "política de paz" chilena. "Lo único que estamos haciendo es renovar periódicamente nuestros armamentos para efectos de modernización, para adecuarse al siglo XXI", enfatizó.

 


 

LAS FF.AA. COLOMBIANAS VS. LAS TORTUGAS NINJA
La ofensiva animal de las FARC

t.gif (862 bytes) El Ejército colombiano amaneció ayer ecologista, al denunciar que la última y sangrienta ofensiva de las FARC incluyó la explosión de un perro-bomba y que denunciará a la formación guerrillera ante los organismos internacionales por esta manera de librar la guerra, al tiempo que le recordaba al presidente Andrés Pastrana su disgusto por las negociaciones que mantiene con los guerrilleros. Ayer, el comandante de las Fuerzas Militares, el general Fernando Tapias, advirtió que los insurgentes que el miércoles atacaron nueve de los 32 departamentos del país se entrenaron en la zona desmilitarizada de 42.000 km2 que Pastrana cedió a las FARC en noviembre del año pasado para facilitar las negociaciones de paz. Según la policía, más de 80 combatientes murieron en la múltiple ofensiva.

"La zona de distensión tiene una finalidad específica: facilitar las conversaciones de paz. Si se utiliza para atacar desde allí y para evadir la reacción de las fuerzas legítimas del Estado, no está cumpliendo esa finalidad", atacó Tapias. El general advirtió así que Pastrana sigue haciendo demasiadas concesiones a una guerrilla que no da señales suficientes de querer negociar. "Esta es la respuesta que recibió la propuesta del presidente para que los colombianos tengan una Navidad en paz", coincidió el comandante del Ejército, el general Jorge Mora, en referencia a la tregua de un mes planteada la semana pasada por Pastrana. Desde Nueva York, el presidente insistió ayer en que la tregua "no sería un gesto con el gobierno sino con el pueblo". En ese sentido, una de las medidas más criticadas por la cúpula militar es la reanudación de las conversaciones de paz entre el gobierno y las FARC el 24 de octubre sin que la guerrilla cese los ataques. Ayer, delegados de ambas partes se reunieron por tercera vez, ahora en la localidad selvática de San Vicente del Caguán, ubicada en la cuestionada zona desmilitarizada.

El jefe policial del departamento de Guainía, el coronel Isaac Betancurt, confirmó la denuncia del general Tapias y precisó que la múltiple ofensiva guerrillera del miércoles fue realizada por más de 2000 hombres. En Guainía, el gobierno impuso el toque de queda, y ordenó a los gobernadores de otros nueve departamentos que apliquen esa medida mientras continúe la ofensiva guerrillera. Según datos oficiales, 30 guerrilleros murieron cuando aviones militares bombardearon la lancha en la que huían después de un fracasado intento por tomar Puerto Inírida, la capital de Guainía, y otros 50 murieron cuando escapaban en Huila y Tolima.

Pero el ataque más llamativo ocurrió en el municipio de Prado, donde seis policías murieron por una explosión. "Allí se utilizó un perro con una granada en el cuello para que fuera explotado en el cuartel", denunció el director de la Policía Nacional, el general Rosso José Serrano, que recordó casos anteriores en que las FARC utilizaron tortugas y burros cargados con bombas. Serrano adelantó que demandará a las FARC ante organismos internacionales porque "la utilización de niños y perros-bomba lleva a una degradación total de la guerra".

 

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