OPINION
Chacón esel boxeo
Por Daniel Guiñazú |
Si
algo hay que agradecerle a Pablo Chacón después de su victoria por nocaut técnico en 8
asaltos ante el venezolano RichardCarrillo es haberle permitido al boxeo reencontrarse con
lo mejor de su esencia. Alejado de toda concesión al show, concentrado, dedicado
únicamente a boxear como los dioses, el invicto pluma mendocino construyó en la
madrugada de ayer en Panamá una actuación que dio gusto: la mejor, sin dudas, que un
pugilista argentino haya realizado en mucho tiempo en un ring del exterior.No era para
nada fácil Carrillo. Estaba imbatido en 15 combates, había ganado 14 por nocaut y la
escena se había montado para que el triunfo acabara de su lado. Pero Chacón no se
achicó. Invirtió los dos primeros rounds en tomarle la mano al boxeo largo y clásico
del venezolano. Del tercero en adelante, calentó los motores y dio cátedra. Fue un
disfrute verlo manejar la izquierda ascendente arriba y en gancho a los planos bajos, dar
un paso adelante para entrar en la media distancia y un paso atrás para salir, hacer
cintura para que pasen los golpes del rival y volver con los suyos. Siempre armado,
siempre prolijo, siempre eficaz. Siempre con los libros de la técnica del mejor boxeo
bien aprendidos.En el cuarto round, Chacón ya le había abierto a Carrillo la ceja
derecha y lo hacía sangrar de la nariz. En el sexto, lo sentó sobre la lona con dos
uppercuts de izquierda perfectos en partida, recorrido y llegada. En el octavo, una
combinación impresionante de una izquierda, dos derechas y otra izquierda más le
sacudió la cabeza a Carrillo y lo percató al árbitro sudafricano Stanley Christoudolou
(el mismo de la camisa tinta en sangre de Galíndez-Kates en Sudáfrica) de que le evite
más padecimientos al venezolano y lo saque de una pelea que se le había convertido en un
suplicio. Chacón no es un gran boxeador. Chacón es la técnica, el talento, el rigor, la
creatividad, la fuerza, el estilo, la eficacia, un futuro incalculable. El boxeo en suma.
Lo que siempre debe ser. |
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