La 15ª
edición del Festival de Mar del Plata empezó ayer bien temprano por la mañana, como un
viaje a través del tiempo, cuando un nutrido grupo de figuras veteranas del cine y el
espectáculo local abordó rememorando viejas épocas el llamado Tren de
las estrellas, a la manera en que lo hacían los principales invitados de las
primeras ediciones de la muestra, a fines de los años 50. Encabezados por José
María Langlais, que organizó el convoy, y sin la presencia de figuras anunciadas, como
Cecilia Roth, fueron de la partida, entre otros, Amelia Bence, Duilio Marzio, Jorge
Barreiro, Irma Córdoba, Teresa Blasco, Homero Cárpena, Tincho Zabala, Gogo Andreu y
Carlos Cores, quienes se negaron a hablar para la televisión. El motivo de la ausencia de
muchos famosos y de la negativa a hablar con la prensa tiene que ver con el boicot que los
actores vienen realizando contra los programas tipo talk show, en demanda de
mayores producciones de ficción. Luego del viaje en tren, a los experimentados artistas
los esperaba una larga, agotadora velada, que comenzó a fines de la tarde con un cocktail
en los salones del Hotel Hermitage (propiedad del empresario Fernando Aldrey Iglesias,
actual poseedor de los derechos de explotación del Festival), continuó con un desfile de
las distintas comunidades con sus ropas típicas por el boulevard marítimo
Peralta Ramos y culminó con una maratónica función inaugural en la Sala del Teatro
Auditorium, pletórica de música, danzas, homenajes y discursos varios.Antes de la
proyección nocturna de la superproducción francesa Asterix y Obelix contra el César,
que justificó el homenaje a su protagonista, Gérard Depardieu (que el año pasado le
había hecho un plantón al festival), no faltaron las palabras de rigor de las
autoridades de la muestra y del intendente Elio Aprile. Para darle brillo local al acto se
improvisó un homenaje a Susana Giménez, que la diva, en una demostración de su
modestia, se ocupará de difundir hoy en su programa de Telefé. Y el sexteto de Mariano
Mores interpretó un puñado de sus clásicos, mientras tres parejas de baile ofrecían
sus firuletes, para solaz de Julio Mahárbiz, que a pesar de la privatización del
festival sigue figurando como su director general. Al tiempo que desde el escenario del
Auditorium la actriz francesa Dominique Sanda y el locutor marplatense Juan Carlos Vilches
conducían la ceremonia, transmitida parcialmente por Crónica TV y Canal 8 de Mar del
Plata, en la platea, Catherine Deneuve alternaba con algunos de los miembros del jurado
que preside, entre ellos Leonardo Favio, Geraldine Chaplin, Sonia Braga y el realizador
chino Zhang Yuan. Por cierto, varias deserciones de último momento obligaron a los
organizadores de la muestra a demostrar su rapidez de reflejos. Ante la defección del
actor estadounidense Ben Gazzara, que sólo podrá participar del festival por un par de
días, se convocó al director mexicano Gabriel Retes, mientras que el cineasta israelí
Amos Gitai que adujo compromisos de rodaje de su próxima película fue
reemplazado por su par iraní Mahmoud Kalari, ganador del Ombú de Oro de la edición
anterior de la muestra. Si de competencia se trata, el concurso oficial integrado
por 21 títulos se inicia esta tarde con la proyección de la película croata
Transatlántico, de Mladen Juran, y de la producción argentina Angel, la diva y yo, de
Pablo Nisenson, el primero de los tres films locales que aspiran al telúrico Ombú. En
las nutridas secciones paralelas, se destacan hoy la película sueca Demuestrame amor, de
Lukas Moodison, la española Flores de otro mundo, de Iciair Bollaín y La carta, del
veterano maestro portugués Manoel de Oliveira, versión libre de la novela La princesa de
Cleves, un clásico del siglo XVII de Madame de La Fayette, encarnado ahora en la figura
etérea de Chiara Mastroianni, la hija del gran Marcello y Mme. Deneuve. |