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“Me merecía el premio, pero a
esta altura ya no lo esperaba”

Liliana López Foresi ganó su primer Martín Fierro –mejor labor periodística en cable– trashaber recibido su primera nominación en 1975.

La conductora está refugiada en los canales de cable desde 1991.
Ese año no le renovaron contrato en el 13, tras un raro episodio.

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Por Patricia Chaina

t.gif (862 bytes)  “Si yo fuese miembro de APTRA, me hubiera dado el premio hace tiempo”, dice Liliana López Foresi pocos días después de haber recibido el primer premio Martín Fierro de su larga carrera en los medios audiovisuales. La estatuilla que no fue a recibir –“porque tenía otros compromisos”, asegura– la consagró por su labor periodística en “La persona indicada”, el programa que conduce por canal Plus los martes a las 21. La decisión de APTRA en el rubro de los conductores periodísticos, ya que en la labor masculina fue premiado Eduardo Aliverti, quizá pueda ser leída como símbolo del fin de una era en la televisión. López Foresi se refugió en el cable en 1991, cuando terminó en Canal 13 el contrato de su noticiero de la medianoche: “Revista 13”. Sus opiniones la habían convertido en una voz molesta para el gobierno de Carlos Menem. Y su silencio posterior fue visto como emergente de la concentración mediática que involucra a los grandes medios nacionales, entre ellos el mismo Canal 13. Aún convencida de que merecía ganarlo, López Foresi no esperaba el premio en esta oportunidad. “He vivido de estar nominada”, dice. “Empecé a trabajar en 1974. En el ‘75 tuve la primera terna. Después se dejó de dar el premio y cuando vuelven, ocho o diez veces estuve ternada.”–¿Siempre por labor periodística o conducción, en radio o TV?–¡Por animación también! Compartí una terna con Susana Giménez justo el último año que estuve en Canal 13. Una cosa muy rara. Estaba ternado “Revista 13” como programa periodístico, pero yo que lo conducía estaba como animadora, cuando era más bien la desanimadora porque las noticias eran para el desánimo. –¿La sorprendió haberlo ganado este año?–Me dio alegría, no sorpresa. Es un mimo. Nunca espero nada, no me apasiono, me tomo las cosas con tranquilidad. Es una característica personal, pero además sé que en lo laboral nada da para tanta euforia y ni para tanta depresión. Lo esperaba hace dos años, por “Sólo una cámara” –una editorial de 15 minutos que iba por TVA–, para mí la idea más original que se hizo en TV. También estaba nominado el programa. Y no gané ninguno. No me decepciono porque enseguida me mimetizo con la alegría del que gana, si lo veo contento en serio. Si lo veo soberbio, no. Como la que ganó esa vez fue Fanny (Mandelbaum), me fui muy contenta. No dramatizo.–¿A partir de este Martín Fierro tiene nuevos proyectos?–Tengo ideas. Acá ideas sobran. Faltan auspiciantes. Lo que me encantaría que produjera el premio es lo que para mí sería lo justo. No concibo que las agencias publicitarias no salgan a ofrecer un producto y lo tenga que hacer yo. Soy periodista, no sé vender. A menos que sea una publicidad y que yo esté convencida, porque sino tampoco. –¿Cuál cree que sería la solución en este caso?–Que los gerentes de marketing cumplan con su trabajo. Aunque la decisión de encarar un nuevo proyecto a veces no depende de ellos sino de los que están en el medio. Y uno finalmente no sabe en la cama de quién se decide su destino laboral. El origen es el poder político. Pero a partir de eso, ¡andá a saber por qué pequeñeces uno no trabaja en los lugares en los que debería trabajar! Por qué mezquindades o pequeñas vanidades. Esto hace sufrir más que la injusticia. Porque es humillante. –Su desvinculación del 13 fue precedida por período de tensiones, que para muchos fue censura encubierta, ya que no levantaron el programa. –No hablaría de censura. Los datos concretos son que en el canal no me dirigieron la palabra desde el 2 de mayo hasta que terminó mi contrato. En el medio sufrí dos atentados y me ocurrían cosas extrañas como encontrar mi casa abierta y todo en orden, pero en diferentes lugares. –Quizá el canal no quería afrontar el escándalo de levantar su programa. –Podían haberlo hecho. No soy una francotiradora, funciono dentro del sistema. Si el canal se sentía presionado y me decía: “Vamos a levantarlo y generar otra cosa, no es momento para seguir con el ciclo, está todo mal”, yo entendía. Sabía que ellos tenían el poder y que yo era una voz opositora en televisión, y que eso iba a traer consecuencias. No me quejo. También sabía que iba a estar sola. Pero no imaginé que iban a ser nueve años.

 

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