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![]() ![]() Cuando terminó la cumbre, Rusia parecía haber hecho varias concesiones a Occidente. Había aceptado la revisión del tratado de Limitación de Fuerzas Convencionales (CFE), que se refería a los niveles de fuerza en los "flancos" europeos (incluyendo el Cáucaso) y bajado en un 10 por ciento todos los límites mínimos. Los delegados rusos habían acordado firmar una nueva Carta de Seguridad, no obstante sus amenazas previas de no hacerlo como señal de protesta contra las críticas de Occidente sobre Chechenia. Y, finalmente, habían aceptado en la declaración final que el presidente titular de la OSCE, el canciller noruego Knut Vollebaek, visite Chechenia. Pero sólo tomó unas pocas horas para que una serie de declaraciones de varios funcionarios rusos liquidaran esas concesiones. El ministro del Interior Vladimir Rushailo ya había asegurado a comienzos del día que la ofensiva en Chechenia continuaría "hasta su final lógico", agregando que "Rusia no necesita mediación". Por su parte, Ivanov declaró terminantemente unas horas después del fin de la cumbre que "no se puede hablar de mediación política o de injerencia en los asuntos de la Federación Rusa". Ivanov sólo aceptó que, a lo sumo, "la OSCE podrá participar en la ayuda humanitaria y en la ayuda a los refugiados". Los delegados rusos reiteraron además que sólo cumplirán con el tratado CFE después de haber logrado la victoria en Chechenia. Para colmo, la visita de Vollebaek, según informó el canal NTV de la televisión rusa citando a fuentes oficiales, sólo sería autorizada por el Kremlin "cuando lo permita la situación militar". El portavoz del presidente ruso Boris Yeltsin, Dimitri Yakuchkin, resumió concisamente ayer la posición rusa: "Sí, nos pronunciamos por una solución política. Pero sólo cuando los bandidos chechenos hayan sido eliminados".
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