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Por Fernando D'Addario "Somos simpatizantes de hacer una revolución con armas pero sin guerra", dice Vicente Feliú, en una alusión elíptica --que luego hará explícita-- a la lucha del EZLN en Chiapas. Tanto Vicente como su hermano Santiago han llevado esas palabras a los hechos, sin que esto suponga, claro, que se hayan sumado a las filas guerrilleras del Subcomandante Marcos. Ansias del alba, el CD que grabaron juntos, podría entenderse como un compendio de citas, canciones e imágenes relacionadas con el universo zapatista. "La de Chiapas es la única revolución posible en estos tiempos --continúa Vicente, en el reportaje concedido a Página/12-- y es, además, una revolución que ha extraído mil cosas de la que se hizo en Cuba. El mundo es otro, sí, pero cualquier revolucionario, de cualquier parte del mundo, tiene algo que ver con Cuba. Y hasta los que no son tan revolucionarios, también..." Vicente y Santiago presentarán su nuevo material esta noche en La Trastienda, y la semana que viene actuarán en las ciudades de Córdoba (25 y 26) y Neuquén (27 y 28). Santiago tocó el año pasado en Buenos Aires, mientras que Vicente pisará nuevamente un escenario argentino después de 7 años. Pensar en los hermanos Feliú obliga a referirse a dos generaciones con diferencias de matices y de influencias culturales. Vicente es 14 años mayor que Santiago. Fue uno de los organizadores del movimiento de la Nueva Trova, en 1973, institución donde desempeñó funciones directivas durante 15 años. Luego volvió a la canción, una canción intimista y austera, bien reflejada en discos como Aurora, ya en los '90. Su hermano, en cambio, siempre respondió a un perfil más rebelde a los cánones tradicionales de la cultura cubana, con guiños frecuentes a lo que en los '80 era el rock argentino (Fito, Baglietto, León). No en vano el video del tema "Buenos Aires, muerte del '92" fue prohibido en Cuba. Las posiciones artísticas se han acercado entre los hermanos, aunque Vicente considera que "ni él ni yo hacemos lo mismo que hacíamos entonces. Sí es verdad que estamos más integrados haciendo cosas distintas y puede que yo ahora esté más influido por él. Eso se nota en Ansias del alba, que tiene canciones viejas y nuevas". Frente al aluvión de la "timba" cubana (que Vicente describe como un "boom que ya pasó"), el músico no cree que la ya veterana "nueva trova" esté en vías de extinción: "Hay una tercera generación de trovadores que tiene cosas para decir. Hoy hay un fenómeno de gran incomunicación, porque ni ustedes saben qué estamos haciendo nosotros ni nosotros sabemos lo que pasa artísticamente en Argentina. Nos quedamos en Fito, y seguro que están pasando otras cosas, ¿no?" No quiere caerle encima a todos los grupos de salsa, pero señala que la vigencia de la nueva trova tiene que ver con que "de nuevo la gente está necesitando pensar, y con la salsa, en general, se mueve el culo pero no se reflexiona. Estamos en otro momento de la espiral, como en los '60, y en Cuba tenemos una ventaja: allí gusta que la gente piense. Nos enseñaron a pensar, a dudar, a criticar, aunque a veces eso se haya vuelto en contra de ciertas medidas oficiales". Dice que la nueva trova no se pudo internacionalizar "porque en muchos países quisieron repetir una metodología artística que en Cuba se había dado por condiciones muy puntuales. En otros lugares había artistas que eligieron este tipo de repertorio para luchar contra las dictaduras, pero luego en "'democracia' (hace hincapié en las comillas) se quedaron sin nada para decir, porque no había sustento musical". El internacionalismo queda, entonces, reducido a la política. En el nuevo disco hay una musicalización de la "Declaración de Principios" del EZLN, compuesta por Santiago, y otra canción, "Preguntas desde un 8 de marzo", donde Vicente hace otra declaración de principios: "Sigo siendo, como ayer/subversivo y trovador". Ahora agrega que "en realidad es una redundancia. El trovador es por naturaleza un subversivo".
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