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SOBREDOSIS DE ECONOMISTAS EN EL GABINETE NACIONAL
Parece una asamblea del FMI

¿Machinea cercado o convertido en el malmenor? En todo caso, la superpoblaciónde economistas teñirá la política oficial.


Por Julio Nudler

t.gif (862 bytes)  Aparte de la superpoblación de economistas en el gabinete nacional, el gobierno de Fernando de la Rúa puede verse afectado por una sobredosis de visión económica (o, aún peor, financiera) de cualquier cuestión, incluyendo las sociales. Una probable víctima del hiperfinancismo sería Alberto Flamarique, quien asumirá Trabajo sólo para constatar, quizá, que el ministerio se quedó con muy pocos botones que apretar. El caso sería altamente significativo, porque uno de los instrumentos que perdería el frepasista lo ganaría tan luego Daniel Marx. Este ex negociador de la deuda externa en las eras Alfonsín y Menem reclamó, para aceptar hacerse cargo de la Secretaría de Financiamiento, dentro del Ministerio de Economía, el manejo integral del mercado de capitales. En la exigencia está incluida la Superintendencia de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (además de la Superintendencia de Seguros y la Comisión Nacional de Valores). Desde este enfoque, las AFJP son contempladas como “inversores institucionales”, que recogen ahorro (compulsivo, en su caso) del público y lo vuelcan en activos financieros, entre ellos bonos emitidos por el fisco. Lo que genuinamente le importará a Marx es que el Tesoro pueda colocar en los fondos manejados por las Administradoras la mayor cantidad de títulos a la menor tasa de interés posible, mientras que a los trabajadores titulares de esos fondos de capitalización les conviene que el rendimiento de los papeles sea el mayor obtenible. Tampoco sería fácil para Marx regular estrictamente el trato que las AFJP dispensan a sus afiliados (el nivel de las comisiones, por ejemplo), mientras negocia con ellas la absorción de títulos para financiar el déficit fiscal.La visión fiscal-financiera llevaría a la desaparición de la Secretaría de Seguridad Social, cuestión que se perdería como tema de gobierno en sí mismo. Discusiones como la del destino de la PBU (Prestación Básica Universal) se dirimirían en Hacienda o algún otro ámbito extraño. Dentro del desbande no está clara tampoco la suerte que correrá la ANSeS, que ya viene viviendo bajo la amenaza de que las AFJP se apropien de gran parte de sus funciones. En todo caso, desde una perspectiva fiscal la factura más difícil de administrar respecto de ese organismo es el pago de los juicios que ganan jubilados.La alta densidad de economistas por metro cuadrado de gobierno es vista por algunos como una dilución de la voz cantante de José Luis Machinea, que se perdería entre el coro de economistas: López Murphy, Llach, Rodríguez Giavarini y hasta Terragno, además de Santibañes como jefe de los “notables”. Además, ante cualquier problema, el presidente tendría para elegir, dentro mismo del gabinete, el sustituto para Economía. Pero esta lectura es descartada por otros, convencidos de que esta exageración de De la Rúa convierte automáticamente a Machinea en “el mal menor”, una especie de rótula entre el ala progresista y la facción conservadora del gobierno. Desde el interior de la Alianza se razonará que cualquier desestabilización del ministro conduciría a una alternativa peor. Y, al fin de cuentas, los eventuales reemplazantes de Machinea no lo serían menos si estuvieran fuera del gobierno. Aun así, quedaría por explicar la curiosa elección de López Murphy para Defensa, una cartera que no involucra virtualmente ninguna cuestión de mercado, y tampoco ofrece campo propicio para un fanático del corte del gasto público y la reducción de salarios como es él. Para los partidarios de la teoría del cerco a Machinea, tendido por presión del establishment sobre el presidente electo, canalizada a través de Santibañes, es ésa la razón por la que el corpulento economista de Fiel ocupará una de las diez sillas del gabinete. Otros reducen todo a una desmedida obsesión de Chupete por atiborrar de señales gratas a los grandes financistas.

 

Un bache de 2400 millones

José Luis Machinea ve un bache de 2400 millones de pesos en el Presupuesto 2000 que quiere votar el Justicialismo, por encima de los 4500 millones admitidos como déficit fiscal máximo para ese primer año de la gestión De la Rúa. Suponiendo que por privatizaciones podrán obtenerse 300 millones más que los 700 contemplados en el esbozo del peronista Oscar Lamberto, la brecha a salvar queda en 2100 millones. Esta es la cifra que debería ser cubierta, básicamente, con mayor presión impositiva.Después de las tremendistas declaraciones de anteayer de Machinea, a tenor de las cuales el país marcharía hacia la cesación de pagos por la obcecación del PJ, los aliancistas redoblarán su presión en los próximos días sobre los gobernadores para que acepten el “sueldo” que la Nación les ofrece a las provincias: 860 millones mensuales como suma fija que, sin embargo, podrían estirarse un poco.Los números fueron discutidos ayer en una extensa reunión escenificada en la Fade, la fundación presidida por Machinea, con economistas, legisladores y expertos tributarios. El debate sigue mostrando divergencias en relación con las reformas impositivas a propiciar para obtener más recursos. Mientras Darío Alessandro, designado jefe de bancada, se inclina por gravar con Ganancias a las hoy exentas rentas financieras, el equipo de Machinea teme una reacción adversa de la banca.

 

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