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Chechenia es mía, mía, mía, dice el generalato en Rusia

El alto mando ruso no se conformará con nada menos que la victoria total y las condiciones militares lo favorecen, como lo confirmó el avance hacia la capital.

Tanques rusos a las puertas de la capital rebelde.El Kremlin volvió a rechazar ayer toda negociación.

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t.gif (862 bytes)  Las tropas rusas están a sólo dos kilómetros de Grozny, la capital de la república separatista caucásica de Chechenia. Un avance realizado ayer las llevó a Zavodskoi, un barrio al sudoeste de la ciudad, mientras el gobierno checheno lanzaba una nueva oferta de negociaciones que fue inmediatamente rechazada por el premier ruso Vladimir Putin. “Nuestro adversario es el terrorismo internacional. ¿Es posible imaginar que se puedan realizar negociaciones políticas con terroristas internacionales?”, interrogó retóricamente. Una señal más preocupante de los motivos que tiene el Kremlin para continuar la ofensiva vino del general Viktor Shamanov, quien dirige la ofensiva en Chechenia. En una entrevista publicada ayer, afirmó que “renunciaría si me ordenan detener la ofensiva”. También emitió lo que parecería ser la primera critica pública (si bien indirecta) desde el generalato ruso al presidente Boris Yelstin: “Vivimos en un Estado único en su género, donde todo puede dar un giro de 180 grados por la voluntad de una sola persona”. La beligerancia de los militares rusos se debe en gran parte al hecho de que la situación militar en Chechenia parece serles por el momento favorable. Actualmente, el eje de los combates gira en torno a Grozny. El frente podría visualizarse en el mapa como una “U” invertida, con la capital en el centro. El sur todavía no está bloqueado, aunque sólo parece existir una carretera abierta, que desde la semana pasada está bajo continuos bombardeos. El sector más amenazante para los chechenos está al oeste, donde los tanques rusos están a sólo dos kilómetros de la periferia de la ciudad. En el norte, las fuerzas rusas avanzan metódicamente, y su principal objetivo es el aeropuerto de Sheikh Mansur, el único aeropuerto internacional del que dispone Chechenia. En el este, la ofensiva rusa pareció ayer haberse topado con demasiada resistencia para un avance rápido. Fuentes rusas admitieron que se habían detenido en torno a dos ciudades, Argún y Urus Martán, donde dijeron que se habían concentrado “3.500 mercenarios” chechenos. Por su parte, Grozni reveló que había llamado a filas a sus reservistas, y que reforzaría esas dos localidades. Sin embargo, los últimos éxitos rusos no parecen basarse tanto en el balance de fuerzas militares, sino en los efectos del bombardeo en la población civil chechena. Las dos capturas militares rusas más vitoreadas –Gudermes, la segunda ciudad de la república, y Bamut, un símbolo de la anterior guerra de 1994-96– no fueron tomadas por asalto, sino que fueron ocupadas luego de que se negociara un acuerdo con sus autoridades municipales, que aparentemente buscaban evitar que el bombardeo ruso redujera sus ciudades a ruinas. Todo esto les evita a los militares rusos sufrir las altas bajas de un combate urbano. El viceprimer ministro checheno, Kazbek Majashev, llegó a quejarse ayer de esta táctica, afirmando que “con estos ataques ininterrumpidos los rusos obligan al abandono de la ciudad, para luego proclamar a los cuatro vientos que la tomaron tomado sin disparar un solo tiro”. Un deseo de repetir este modus operandi en Grozny podría ser el motivo por el cual los rusos todavía no han cercado del todo a la capital, dejándoles a los guerrilleros chechenos una vía de escape hacia el sur. En cualquier caso, la renovada presión de ayer sobre Grozny podría demostrar que Moscú estaría perdiendo la paciencia.

 

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