Las tropas
rusas están a sólo dos kilómetros de Grozny, la capital de la república separatista
caucásica de Chechenia. Un avance realizado ayer las llevó a Zavodskoi, un barrio al
sudoeste de la ciudad, mientras el gobierno checheno lanzaba una nueva oferta de
negociaciones que fue inmediatamente rechazada por el premier ruso Vladimir Putin.
“Nuestro adversario es el terrorismo internacional. ¿Es posible imaginar que se
puedan realizar negociaciones políticas con terroristas internacionales?”,
interrogó retóricamente. Una señal más preocupante de los motivos que tiene el Kremlin
para continuar la ofensiva vino del general Viktor Shamanov, quien dirige la ofensiva en
Chechenia. En una entrevista publicada ayer, afirmó que “renunciaría si me ordenan
detener la ofensiva”. También emitió lo que parecería ser la primera critica
pública (si bien indirecta) desde el generalato ruso al presidente Boris Yelstin:
“Vivimos en un Estado único en su género, donde todo puede dar un giro de 180
grados por la voluntad de una sola persona”. La beligerancia de los militares rusos
se debe en gran parte al hecho de que la situación militar en Chechenia parece serles por
el momento favorable. Actualmente, el eje de los combates gira en torno a Grozny. El
frente podría visualizarse en el mapa como una “U” invertida, con la capital en
el centro. El sur todavía no está bloqueado, aunque sólo parece existir una carretera
abierta, que desde la semana pasada está bajo continuos bombardeos. El sector más
amenazante para los chechenos está al oeste, donde los tanques rusos están a sólo dos
kilómetros de la periferia de la ciudad. En el norte, las fuerzas rusas avanzan
metódicamente, y su principal objetivo es el aeropuerto de Sheikh Mansur, el único
aeropuerto internacional del que dispone Chechenia. En el este, la ofensiva rusa pareció
ayer haberse topado con demasiada resistencia para un avance rápido. Fuentes rusas
admitieron que se habían detenido en torno a dos ciudades, Argún y Urus Martán, donde
dijeron que se habían concentrado “3.500 mercenarios” chechenos. Por su parte,
Grozni reveló que había llamado a filas a sus reservistas, y que reforzaría esas dos
localidades. Sin embargo, los últimos éxitos rusos no parecen basarse tanto en el
balance de fuerzas militares, sino en los efectos del bombardeo en la población civil
chechena. Las dos capturas militares rusas más vitoreadas –Gudermes, la segunda
ciudad de la república, y Bamut, un símbolo de la anterior guerra de 1994-96– no
fueron tomadas por asalto, sino que fueron ocupadas luego de que se negociara un acuerdo
con sus autoridades municipales, que aparentemente buscaban evitar que el bombardeo ruso
redujera sus ciudades a ruinas. Todo esto les evita a los militares rusos sufrir las altas
bajas de un combate urbano. El viceprimer ministro checheno, Kazbek Majashev, llegó a
quejarse ayer de esta táctica, afirmando que “con estos ataques ininterrumpidos los
rusos obligan al abandono de la ciudad, para luego proclamar a los cuatro vientos que la
tomaron tomado sin disparar un solo tiro”. Un deseo de repetir este modus operandi en
Grozny podría ser el motivo por el cual los rusos todavía no han cercado del todo a la
capital, dejándoles a los guerrilleros chechenos una vía de escape hacia el sur. En
cualquier caso, la renovada presión de ayer sobre Grozny podría demostrar que Moscú
estaría perdiendo la paciencia. |