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Instituto ganó porque se equivocó un poco menos

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Dispara Marcelo Saralegui ante la oposición de Clementz.
El uruguayo fue substituido por Graf en la segunda etapa.


t.gif (862 bytes)  Instituto tuvo a lo largo del Torneo Apertura –hasta ahora– muchísimas dificultades para imponerse, sobre todo de local. Anoche celebró su trabajada victoria ante el Independiente de Trossero, con justicia, como si fuera un campeonato. Y está bien; pues lo que tanto cuesta, más se valora. Sin embargo, más allá de haber hecho méritos suficientes como para llevarse la victoria, Instituto usufructuó plenamente una circunstancia que no siempre es determinante, pero que anoche lo fue: la diferencia de rendimiento individual entre ambos arqueros. Porque en el triunfo de Instituto fue clave la actuación de Cabrera, que respondió siempre ante el acoso ocasional del obnubilado Calderón y del poco preciso Forlán o de cualquiera que lo probase, mientras que el “pobre” Pontiroli tuvo una noche nefasta que coronó –si cabe– facilitando con una seudo atajada el segundo gol de Instituto, obra y gracia de la precisión de Buján y la impericia del uno de Independiente. Y ese gol –para desgracia del arquero y de los de Trossero– definió el partido.Durante el primer tiempo, los méritos de Instituto apenas consistieron en los desbordes de Pablo Corti para la peligrosidad de Daniel Jiménez, y precisamente por esa vía llegó la primera conquista a los 12 minutos: la perdió Ramírez ante Corti, centro y precisa palomita del goleador cambiándole el palo a Pontiroli. Sin embargo, durante todo el período los de Trossero fueron más que Instituto, apoyados en el buen andar de Saralegui y el sobresaliente trabajo ofensivo de Pancho Guerrero –su mejor actuación en bastante tiempo– desbordando por derecha y encarando con decisión. Sin embargo, la inseguridad de Pontiroli no transmitía confianza a sus compañeros y una media chilena de Capdevila luego de un rechazo defectuoso del arquero casi se convierte en gol. Del otro lado, Cabrera le sacó el empate a Saralegui y pareció que sería invulnerable. Sin embargo, Independiente llegó al gol –que merecía– en una jugada en que supuestamente Villamayor derribó a Calderón y Baldassi castigó con penal. Ejecutó Oscar Sánchez con categoría y puso justicia. Así se fue el período.La segunda etapa comenzó con un Instituto decidido a ganar metros y el partido. Así, sucesivamente, el tanto del desequilibrio se le escapó a Capdevila, Rimoldi y Jiménez. Hasta que el asedio de los cordobeses tuvo premio en la jugada definitoria del partido. Hubo un tiro libre favorable a la Gloria por la derecha de su ataque a pocos metros de la línea de fondo y, desde allí, Buján disparó con notable precisión una pelota alta que se fue cerrando. Parecía fácil para el arquero –que saltó solo en medio del arco para retenerla– pero Pontiroli ni rechazó con los puños ni agarró la pelota, que se coló por encima del desolado arquero.De ahí en más, Independiente intentó darlo vuelta y pudo haberlo hecho, si Calderón hubiera estado más lucido en la definición, ya que prefirió rematar con fuerza ante el agrandado Cabrera cuando tenía a compañeros libres por el medio. No pudo ser. En un partido entre necesitados, los cordobeses tuvieron más hambre y mejores dientes.

 

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