Instituto
tuvo a lo largo del Torneo Apertura hasta ahora muchísimas dificultades para
imponerse, sobre todo de local. Anoche celebró su trabajada victoria ante el
Independiente de Trossero, con justicia, como si fuera un campeonato. Y está bien; pues
lo que tanto cuesta, más se valora. Sin embargo, más allá de haber hecho méritos
suficientes como para llevarse la victoria, Instituto usufructuó plenamente una
circunstancia que no siempre es determinante, pero que anoche lo fue: la diferencia de
rendimiento individual entre ambos arqueros. Porque en el triunfo de Instituto fue clave
la actuación de Cabrera, que respondió siempre ante el acoso ocasional del obnubilado
Calderón y del poco preciso Forlán o de cualquiera que lo probase, mientras que el
pobre Pontiroli tuvo una noche nefasta que coronó si cabe
facilitando con una seudo atajada el segundo gol de Instituto, obra y gracia de la
precisión de Buján y la impericia del uno de Independiente. Y ese gol para
desgracia del arquero y de los de Trossero definió el partido.Durante el primer
tiempo, los méritos de Instituto apenas consistieron en los desbordes de Pablo Corti para
la peligrosidad de Daniel Jiménez, y precisamente por esa vía llegó la primera
conquista a los 12 minutos: la perdió Ramírez ante Corti, centro y precisa palomita del
goleador cambiándole el palo a Pontiroli. Sin embargo, durante todo el período los de
Trossero fueron más que Instituto, apoyados en el buen andar de Saralegui y el
sobresaliente trabajo ofensivo de Pancho Guerrero su mejor actuación en bastante
tiempo desbordando por derecha y encarando con decisión. Sin embargo, la
inseguridad de Pontiroli no transmitía confianza a sus compañeros y una media chilena de
Capdevila luego de un rechazo defectuoso del arquero casi se convierte en gol. Del otro
lado, Cabrera le sacó el empate a Saralegui y pareció que sería invulnerable. Sin
embargo, Independiente llegó al gol que merecía en una jugada en que
supuestamente Villamayor derribó a Calderón y Baldassi castigó con penal. Ejecutó
Oscar Sánchez con categoría y puso justicia. Así se fue el período.La segunda etapa
comenzó con un Instituto decidido a ganar metros y el partido. Así, sucesivamente, el
tanto del desequilibrio se le escapó a Capdevila, Rimoldi y Jiménez. Hasta que el asedio
de los cordobeses tuvo premio en la jugada definitoria del partido. Hubo un tiro libre
favorable a la Gloria por la derecha de su ataque a pocos metros de la línea de fondo y,
desde allí, Buján disparó con notable precisión una pelota alta que se fue cerrando.
Parecía fácil para el arquero que saltó solo en medio del arco para
retenerla pero Pontiroli ni rechazó con los puños ni agarró la pelota, que se
coló por encima del desolado arquero.De ahí en más, Independiente intentó darlo vuelta
y pudo haberlo hecho, si Calderón hubiera estado más lucido en la definición, ya que
prefirió rematar con fuerza ante el agrandado Cabrera cuando tenía a compañeros libres
por el medio. No pudo ser. En un partido entre necesitados, los cordobeses tuvieron más
hambre y mejores dientes. |