Por Juan Ignacio Ceballos Fue como una
bienvenida para el nuevo Tenista de la Nación. Y desde el palco VIP del
estadio, Carlos Chacho Alvarez reemplazante de Menem en ese rubro
lo disfrutó a pleno. Sentado en primera fila, el vicepresidente electo vio cómo ayer la
Copa Ericsson se vistió definitivamente con los colores argentinos. Porque con la
victoria en semifinales de Franco Squillari (1º preclasificado) ante Gastón Gaudio (5º)
por 7-6 (7-4) y 6-4, seguida por el heroico triunfo de Hernán Gumy (6º) frente al
italiano Gianluca Luddi por 2-6, 7-6 (7-5) y 6-1, el torneo más importante del país se
aseguró una final nacional. La cita será hoy, a las 11.00, en el Buenos Aires Lawn
Tennis Club (televisa TyC Sports). Claro que por llegar tarde, Chacho y su comitiva
su hija, su profesor de tenis y su compañero de dobles, el actor Arturo Maly
se perdieron la clase de tenis lúcido que, por momentos, ofrecieron Squillari y Gaudio.
Lo de ellos fue, durante las dos horas y dos minutos de partido, una lucha entre la fuerza
y el talento. Ni siquiera faltó el drama: aun con ventajas considerables en el segundo
set (3-0, 5-3), Squillari pareció flaquear. ¡Dale, carajo! ¡Vos sos como
Rocky!, le gritaba Horacio De La Peña, su nuevo coach. No puedo más, estoy
muerto, le suspiraba Squillari. Entré mentalizado a ganar en dos sets y
terminé haciendo un partido más físico que tenístico. Pero si llegábamos al tercero,
la cosa se me iba a complicar, confesó el zurdo Squillari (59º del mundo y ganador
de la Copa Ericsson 97), tras el triunfo de ayer. Pero saqué bien en los
momentos importantes.Lo de Gumy, en cambio, fue un ejemplo de coraje. Una vez más.
Durante un set y medio, se bancó el paseo con toques y una colección de exquisitos
winners de revés que le propinó el versátil Luddi (266º del ranking, proveniente
de la clasificación). Contracturado en su muslo derecho, desde el segundo parcial el
argentino (72º del mundo) soportó intensos dolores. Y con el score 5-4 en ese set, tras
haber desaprovechado un 5-2 a favor, hasta se negó a que el médico del torneo lo
atendiera: Basta, ya no me masajees más. Me duele mucho..., le dijo. Pero
ante la incredulidad de los dos mil espectadores presentes Chacho incluido, el
jugador de Temperley dio vuelta la historia. Primero se recuperó de dos desventajas en el
tie-break, para sellar ese capítulo con un contundente revés paralelo. Y en el set
definitivo, aplastó a un Luddi vacío de fuerza y ánimo.Fue mucho más difícil de
lo que esperaba: en el partido anterior me había lastimado el cuadríceps, y hoy no
tenía fuerza en las piernas, reconoció Gumy luego de su victoria. Y agregó:
Me molestó muchísimo, pero pude aflojarme y terminé jugando espectacular. El
aliento y la vibración de la gente me hicieron acordar a los partidos de la Copa Davis.
Espero poder recuperarme bien para la final.La de hoy será la cuarta vez en 30
años que dos tenistas argentinos definirán el torneo más importante del país.
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