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Gumy y Squillari, en una final
argentina para la Copa Ericsson

Franco Squillari batió a Gastón Gaudio por 7-6 (7-4) y 6-4 y Gumy luchó para dar vuelta su semifinal ante Luddi: 2-6, 7-6 (7-5) y 6-1.

Hernán Gumy, lesionado, remontó un partido complicadísimo.
Hoy a las 11 se las verá con Squillari en el Buenos Aires Lawn Tennis.

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Por Juan Ignacio Ceballos

t.gif (862 bytes)  Fue como una bienvenida para el nuevo “Tenista de la Nación”. Y desde el palco VIP del estadio, Carlos “Chacho” Alvarez –reemplazante de Menem en ese rubro– lo disfrutó a pleno. Sentado en primera fila, el vicepresidente electo vio cómo ayer la Copa Ericsson se vistió definitivamente con los colores argentinos. Porque con la victoria en semifinales de Franco Squillari (1º preclasificado) ante Gastón Gaudio (5º) por 7-6 (7-4) y 6-4, seguida por el heroico triunfo de Hernán Gumy (6º) frente al italiano Gianluca Luddi por 2-6, 7-6 (7-5) y 6-1, el torneo más importante del país se aseguró una final nacional. La cita será hoy, a las 11.00, en el Buenos Aires Lawn Tennis Club (televisa TyC Sports). Claro que por llegar tarde, Chacho y su comitiva –su hija, su profesor de tenis y su compañero de dobles, el actor Arturo Maly– se perdieron la clase de tenis lúcido que, por momentos, ofrecieron Squillari y Gaudio. Lo de ellos fue, durante las dos horas y dos minutos de partido, una lucha entre la fuerza y el talento. Ni siquiera faltó el drama: aun con ventajas considerables en el segundo set (3-0, 5-3), Squillari pareció flaquear. “¡Dale, carajo! ¡Vos sos como Rocky!”, le gritaba Horacio De La Peña, su nuevo coach. “No puedo más, estoy muerto”, le suspiraba Squillari. “Entré mentalizado a ganar en dos sets y terminé haciendo un partido más físico que tenístico. Pero si llegábamos al tercero, la cosa se me iba a complicar”, confesó el zurdo Squillari (59º del mundo y ganador de la Copa Ericsson ‘97), tras el triunfo de ayer. “Pero saqué bien en los momentos importantes”.Lo de Gumy, en cambio, fue un ejemplo de coraje. Una vez más. Durante un set y medio, se bancó el paseo –con toques y una colección de exquisitos winners de revés– que le propinó el versátil Luddi (266º del ranking, proveniente de la clasificación). Contracturado en su muslo derecho, desde el segundo parcial el argentino (72º del mundo) soportó intensos dolores. Y con el score 5-4 en ese set, tras haber desaprovechado un 5-2 a favor, hasta se negó a que el médico del torneo lo atendiera: “Basta, ya no me masajees más. Me duele mucho...”, le dijo. Pero ante la incredulidad de los dos mil espectadores presentes –Chacho incluido–, el jugador de Temperley dio vuelta la historia. Primero se recuperó de dos desventajas en el tie-break, para sellar ese capítulo con un contundente revés paralelo. Y en el set definitivo, aplastó a un Luddi vacío de fuerza y ánimo.“Fue mucho más difícil de lo que esperaba: en el partido anterior me había lastimado el cuadríceps, y hoy no tenía fuerza en las piernas”, reconoció Gumy luego de su victoria. Y agregó: “Me molestó muchísimo, pero pude aflojarme y terminé jugando espectacular. El aliento y la vibración de la gente me hicieron acordar a los partidos de la Copa Davis. Espero poder recuperarme bien para la final”.La de hoy será la cuarta vez en 30 años que dos tenistas argentinos definirán el torneo más importante del país.

 

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