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MUCHOS MENOS EXPULSADOS QUE EN PRIMERA
Aprendan de los pibes

Informes estadísticos de la Escuela de Arbitros de AFA indican la franca mejoría en la conducta de las divisiones menores. De Primera, ni hablar.

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Los últimos seis años muestran que la campaña de educación con los juveniles ha dado ostensibles frutos.

Por Gustavo Veiga

t.gif (862 bytes)  Suele afirmarse: los chicos siempre dicen la verdad. Es tan cierto como que también –y al menos en el fútbol– dan el ejemplo. La Escuela de Arbitros de la AFA ha difundido dos informes estadísticos que señalan cómo en las divisiones amateurs, los más chicos se comportan mejor que los futbolistas profesionales en Primera División. Ergo, los grandes deberían imitar a los pibes.El estudio realizado sobre las categorías menores –desde novena a cuarta división– revela que la cantidad de jugadores expulsados entre principios de 1994 y mediados de 1999 disminuyó en forma sostenida. En cambio, cuando se analiza el trabajo referido a la Primera del fútbol argentino –que toma las temporadas 1997-98 y 1998-99–, el número de expulsados tuvo altibajos. Pero además, si se agregaran al estudio las fechas que se llevan jugadas del actual Torneo Apertura, comprobaríamos que hubo un aumento de la mala conducta.En las inferiores, durante 1994 se disputaron 1603 partidos en los que se expulsó a 1148 futbolistas. O sea, un porcentaje del 0,716 por ciento. En 1995 hubo 1726 encuentros y 1005 expulsiones (0,582 por ciento); en 1996, 1805 y 981 respectivamente (0,543); en 1997, 1918 y 833 (0,430) y el año pasado, 1886 y 820 (0,434).Aunque abarcan lapso menor, los datos estadísticos del fútbol profesional indican que sobre 760 partidos disputados (en dos años y cuatro torneos), los árbitros expulsaron a 407 jugadores, un 0,535 por ciento. En cambio, en las categorías de novena a cuarta, el informe arroja que sobre 9914 encuentros oficiales vieron la tarjeta roja 5221 chicos, un 0,526 por ciento.Mientras que algunas voces comenzaron a alzarse exigiendo el regreso de Javier Castrilli para poner mano dura en Primera División, por el contrario, en la Escuela de Arbitros están muy conformes con los resultados del trabajo encarado hacia los más chicos. “Atacamos el tema de la mala conducta y obtuvimos una sustancial mejoría con respecto a los años anteriores. Se dialogó mucho con los directores técnicos y los dirigentes de las divisiones inferiores y la tendencia en las expulsiones continúa en baja”, sostuvo Carlos Coradina, uno los docentes de la Escuela que conduce el ex referí Juan Carlos Loustau.Hay un dato muy curioso que se desprende del estudio sobre el fútbol profesional. Estudiantes de La Plata es el equipo con menos expulsados; sólo nueve en los cuatro campeonatos analizados. Inclusive, el club que desde hace muchos años soporta el estigma del juego brusco y del antifútbol es el único que no sufrió expulsiones durante un torneo (el Apertura 98). Y, vaya paradoja, en el extremo opuesto está Independiente, un club de tradición futbolística muy diferente que soportó 29 expulsiones en el mismo período. Es también de La Plata el club que ha demostrado mejor comportamiento en las divisiones menores. Gimnasia se encuentra al tope en las estadísticas de buena conducta (223 expulsados en cinco años y medio) y el reverso de la moneda es Quilmes –que juega con los equipos de Primera desde la novena a la cuarta– con 357 expulsados. Bien puede interpretarse que la influencia de un viejo “maestro” como Carlos Timoteo Griguol haya dejado su huella en el semillero del Lobo platense.Entre los “grandes”, Boca, cuyo fútbol amateur es conducido por Jorge Griffa desde comienzos de 1996, tiene el índice más alto de expulsados: 298 jugadores. River, en cambio, casi iguala a Gimnasia en buena conducta con 224 sancionados. Los números son distintos en el informe sobre la Primera División. Boca apenas tuvo 14 expulsiones en las dos temporadas contempladas y River el doble, 28. Todos estos datos permiten sacar valiosas conclusiones. Las que estimulan tienen relación con la evolución en la conducta de los más chicos. Las más preocupantes vienen guiadas por la agresividad y el mal comportamiento de los jugadores profesionales. ¿Acaso sea ésta la defunción de los ejemplos sobre la que en muchas oportunidades escribió el fallecido periodista Dante Panzeri?

 

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