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Una utopía que se mantiene
viva, después de 5500 años

Leonor Manso presenta en la ex cárcel de mujeres “La diosa”, un espectáculo inspirado en un tiempo mítico, en el que los hombres convivían pacíficamente y en relación directa con la naturaleza.

Un grupo de 54 actores forma parte del elenco de “La diosa”.
La puesta se lleva a cabo todos los domingos a las 21 en Humberto 1º 378.

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Por Cecilia Hopkins

t.gif (862 bytes)  Conducido por la actriz y directora Leonor Manso, un grupo de 54 actores de diversas edades se reúne cada domingo para dar vida a La diosa, un espectáculo inspirado en un tiempo mítico, en el que los hombres convivían pacíficamente y en relación directa con la naturaleza. El proyecto fue impulsado en principio por un grupo de actrices (entre las que figuran Perla Santalla, Catalina Speroni, Noemí Frenkel y Muriel Santa Ana) que a lo largo de un año y medio se interiorizó en las investigaciones realizadas por la antropóloga y geóloga lituana Marija Gimbutas, quien llegó a establecer la existencia de esa virtual “edad de oro” de la humanidad, luego de examinar pinturas, murales y objetos cotidianos y de culto hechos en barro, piedra y metal. Esta cultura prepatriarcal, según afirma la estudiosa, existió hace más de 5500 años y no rindió culto a un dios sino a una diosa. Con estos antecedentes, las actrices decidieron montar este espectáculo de carácter celebratorio que mantiene la idea de que alguna vez el ser humano compartió sus alimentos con otros integrantes de la comunidad en que vivía, respetuoso del orden natural y sin establecer jerarquías de rango social. El resultado de esta investigación que involucra a mujeres, hombres y niños puede verse los domingos a las 21 en el patio del Museo Penitenciario, Humberto 1º 378, en el barrio de San Telmo. Convocada para darle una forma definitiva al proyecto, la dramaturga Patricia Zangaro colaboró en la selección de los textos que traducían las imágenes que aparecían en los ensayos: “Las palabras que abren el espectáculo son de Hesíodo -.cuenta Leonor Manso en una entrevista con Página/12–, hablan de la impiedad, la injusticia y la corrupción y parecen haberse escrito hoy. Sin embargo se refieren a la Edad de Hierro. A ése le siguen otros textos que dan testimonio de hechos actuales, como los que hablan de Kosovo”, detalla la directora. Entre los materiales que componen La diosa figuran también fragmentos del Tao Te Ching, El Cantar de los Cantares, Las suplicantes de Esquilo y el Rubaiyyat, de Omar Khayaam, entre otros. Las preguntas que orientaron la puesta en escena fueron muchas. “¿Cómo será .se decían las participantes de la experiencia– vivir concentrado en la conservación de la naturaleza y no en la búsqueda de su control o dominación?”. La tolerancia con el diferente, el rechazo a la guerra y el compromiso solidario fueron otros de los temas que guiaron la construcción de La diosa. El tema de la cooperación ganó un lugar tan importante en las reflexiones grupales que incluso llegó a inspirar uno de los rasgos que hacen de este espectáculo un evento singular: se estableció que la entrada se efectuaría a modo de trueque. Así, cada domingo los espectadores llegan al lugar con un alimento no perecedero que luego se entrega a diferentes organizaciones sociales del barrio. –¿Cómo surgió la idea de hacer La diosa donde funcionó la ex cárcel de mujeres?–Para mí los espacios significan un mensaje concreto, son un factor determinante. Por eso, cuando dirigí Esperando a Godot no quise ir a la calle Corrientes sino que busqué un lugar marginal para estrenarla. Con este grupo, cuando estuvimos dispuestos a estrenar La diosa, también pensamos que el espacio a elegir iba a ser muy importante: siempre supimos que debíamos hacerla al aire libre y bajo la luna. Así surgió la idea de estrenarla en el patio del Museo Penitenciario, que es un lugar bellísimo y que aporta también una historia muy densa, que es la del edificio: perteneció a los jesuitas, en la época de Rivadavia funcionó como Cárcel de Contraventores, después fue hospital, loquero y cárcel de mujeres hasta 1978. Ahí estuvo, por ejemplo, Norma Arostito. –¿Le preocupa deslindar el tema de lo femenino y lo feminista? –Hay discursos feministas con los cuales no estoy para nada de acuerdo, que son, incluso, machistas. La diosa habla de lo femenino, pero de lo femenino que está más allá de la mujer porque forma parte del género humano. Hacia el final del espectáculo hay un texto de Lao-Tsé que habla de lo misterioso-femenino, de una cualidad que tiene que ver con la creatividad, que se puede encontrar tanto en hombres como en mujeres. Quiero destacar que el espectáculo integra a adultos, jóvenes y chicos de ambos sexos en un trabajo comunitario que va más allá del hecho artístico. La diosa no plantea un mundo de amazonas en el que los hombres están ausentes sino que pone en juego una energía que trasciende la cuestión de los géneros.

 

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