"A
muchos se les pusieron los pelos de punta ante el riesgo de que Chacho asuma la
presidencia", dijo el miércoles pasado Manuel Solanet, quien fuera secretario de
Hacienda del presidente Galtieri, en referencia al episodio del neumotórax. Ocupando el
podio de la ACDE (Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa), este consejero
académico de FIEL explicó que "la Argentina es todavía un país de personas y
caudillos", sugiriendo así que Carlos Alvarez no podría sustituir a Fernando de la
Rúa (¿aunque lo establezca la Constitución, si llegara el caso?). Del Frepaso opinó
que postula las mismas ideas que siempre sostuvo la izquierda: "Tiene pocos líderes
y muchos compromisos ideológicos", lapidó. Hablando durante un almuerzo servido en
el Gran Salón del hotel Claridge ante mesas algo raleadas, y tras la bendición de los
alimentos, en el turno de preguntas del público Solanet eligió leer, pero no comentar
esta inquietud: ¿De la Rúa no se parece a Illia? (Subtexto: ¿no será otra
"tortuga"?).
El propio disertante había sugerido esta
cuestión en su charla, referida a los desafíos económicos del nuevo gobierno, al
indicar que De la Rúa es "previsible", pero que posiblemente "esa
previsibilidad le dificultará tomar decisiones en los momentos de crisis", agregando
como reparo que "tendrá aversión a correr riesgos políticos". En este sentido
exaltó a Carlos Menem, que "se jugó políticamente y tomó decisiones que
implicaban chocar contra el medio que lo rodeaba". Aludiendo a ese entorno, Solanet
dijo, despectivamente, que "los políticos duermen siete horas y el resto se la pasan
hablando con otros políticos".
La mezcla de simpatía y desconfianza hacia
Chupete se expresó también en la observación de uno de los empresarios, que rechazó la
imagen del De la Rúa transformador: "No lo fue en el gobierno de la ciudad. Siguen
los tendidos aéreos de la TV por cable, y también los taxis mellizos, que son de
comisarios", mencionó como ejemplos. Solanet sintetizó el sentir de sus oyentes:
"De la Rúa sigue siendo una incógnita".
"Esto es asistencialismo", descalificó el proyecto
aliancista de los vales alimentarios para los pobres. En lugar de esto, "hay que
solucionar el desempleo con más flexibilización laboral". Conocido partidario del
masivo despido de empleados públicos, cuyo aterrizaje en la calle debería ser acolchado
con ciertos "amortiguadores sociales", el disertante confesó temer que
"los nuevos equipos de gobierno vean restricciones políticas para realizar estas
reformas y se autocensuren". Pero se fue dejando una afirmación tranquilizadora:
"No estamos cerca del precipicio", dijo de la economía. |