A pesar de los recientes gritos de guerra ante la eventualidad de un ajuste, los dirigentes cegetistas apuestan al "consenso" para recuperar espacios de poder. El papel del Movimiento de Trabajadores Argentino (MTA) y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).
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Por Diego Schurman Para los supersticiosos, el número 13 representa la mala suerte. Para los radicales también. Todos, sin excepción, lo asocian con los paros que la CGT le realizó a Raúl Alfonsín. Por eso fue inevitable que tras el triunfo de Fernando de la Rúa se instalara en el imaginario popular el fantasma de los grandes conflictos sindicales. Sin embargo, y a pesar de las recientes advertencias públicas contra cualquier tipo de ajuste, los principales referentes gremiales priorizarán el "consenso" con el presidente electo.
En las sombras Enrique "Coti" Nosiglia puede dar cuenta de cómo a cambio de algunas concesiones y evitando hacer transformaciones profundas --como Alfonsín intentó en vano con la Ley Mucci para democratizar las conducciones de los sindicatos--, la Confederación General del Trabajo (CGT) no alterará la gestión de De la Rúa. Nosiglia es el operador en las sombras por excelencia de la Alianza y sus contactos con los sindicalistas comenzaron mucho antes del 24 de octubre. El ex ministro de Alfonsín se comunica semanalmente con los cegetistas Armando Cavalieri y Luis Barrionuevo. No son dos personajes menores. El dirigente mercantil fue quien dio la voz de alerta el jueves ante la eventualidad de un ajuste, en lo que pareció el renacer de la vieja práctica vandorista de "golpear para negociar". Pero nadie más cerca de la política conciliadora que Cavalieri. Con Barrionuevo, Nosiglia hizo varias costuras. Pero el principal tejido fue el Pacto de Olivos. El Coti suele decir que hay que asegurar el "buen trato" con los "gordos", como se conoce en la jerga gremial a los secretarios generales de las grandes corporaciones de la CGT. Es el grupo que Menem viene seduciendo para que lo acompañe en su proyecto de retornar en el 2003. El último gesto oficial fue un decreto que les devuelve el manejo de los 360 millones de pesos de las obras sociales. Hace dos semanas, la Alianza también hizo su guiño. El radical Héctor Lombardo, coordinador del área de Salud en la transición y candidato a ministro de esa cartera, les garantizó, en una reunión reservada, que no habrá cambios de fondo a ese decreto, que ahora está en la mira de la Justicia. La orden que Lombardo bajó a sus colaboradores fue unívoca: patear la pelota para adelante y, a lo sumo, impulsar algún retoque cosmético. En estos mismos días se está decidiendo otra concesión: el PAMI. Barrionuevo tiene dirigentes propios en lugares clave de la obra social de jubilados. Como botón de muestra, están Reynaldo Hermoso y Domingo Petrecca, que integran el directorio. El sindicalista no sólo quiere retener su poder en el PAMI --a pesar de la intervención que promete la Alianza-- sino que negocia con Nosiglia limitar las investigaciones judiciales a la figura de Víctor Alderete.
Apagar el fuego Claro que el "Coti" pugna entre sus correligionarios para que en la interna sindical se le dé un trato preferencial al Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA), la corriente interna de la CGT que lidera Juan Manuel Palacios y Hugo Moyano. Nosiglia tiene reuniones seguidas con la cúpula del MTA. Sabe que es el sector con "poder de fuego", ya que nuclea a los gremios del transporte, claves para garantizar el éxito de cualquier medida de fuerza. Es dentro de ese marco que se entiende el llamado de Alberto Flamarique a Moyano. El coordinador del área laboral de la transición y el dirigente del MTA estuvieron a un tris de compartir un asado para intercambiar información. Pero en la sede del gremio de camioneros sobraron varios chorizos y porciones de vacío: Flamarique decidió pegar el faltazo porque la convocatoria al encuentro, en el que también iban a estar presentes otros sindicalistas --entre ellos Alicia Castro en su doble papel de diputada de la Alianza y dirigente del MTA--, se había filtrado a la prensa. Las conversaciones debieron continuar vía telefónica. Flamarique aparece como el candidato más firme a ocupar el Ministerio de Trabajo. Tiene a su favor su pasado peronista. Pero no por eso los sindicalistas han dejado de tratar con Jorge Sappia, el ex ministro de Eduardo Angeloz, quien seguramente se quedará con el cargo de secretario de Trabajo. Durante la campaña, y después de las elecciones, Sappia se reunió con dirigentes de la CGT y el MTA, que acaban de sellar la unidad, muchas veces presentado por el propio De la Rúa. Tan lejos, tan cerca La tarea más difícil para De la Rúa será, paradójicamente, el trato con la Central de Trabajadores Argentinos, la organización antimodelo del estatal Víctor De Gennaro. Algunos dirigentes de la CTA integran las filas del Frepaso. Mary Sánchez --que termina su mandato en diciembre-- y Jorge Giles, a los que se agregará Eduardo Maccaluse, de Ctera, son algunos ejemplos. No es casual que los principales puentes entre la CTA y la Alianza hayan sido el vicepresidente electo, Carlos "Chacho" Alvarez, y el propio Flamarique. Aunque de la conversación con De Gennaro también participó el radical Rodolfo Terragno. Flamarique estaba particularmente interesado en saber si la CTA participaría de una mesa de diálogo con el gobierno de De la Rúa. De Gennaro no fue el único representante de la CTA que se reunió con Alvarez. También lo hizo la titular de Ctera, Marta Maffei, en el Hotel Panamericano. Así, se convirtió en uno de los pocos referentes sindicales en hacer presencia en el búnker aliancista. Y aunque poco se supo de ese encuentro, quedó claro que no pudo evitar el paro que las bases realizaron en la Capital. Rechazaban el emplazamiento de De la Rúa, en su rol de jefe de Gobierno porteño, para que los docentes modificaran los estatutos bajo amenaza de derogarlos. Las bases desoyeron, incluso, a la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), que había decidido suspender el paro. La UTE es el gremio de Ctera en la Capital que conduce la legisladora porteña de la Alianza, Delia Bisutti. Maffei podrá reivindicarse en el transcurso de esta semana, ya que convocó a un paro a nivel nacional en rechazo a la prórroga del pago del fondo de incentivo docente. En el otro extremo de la CTA está el Movimiento Obrero con Propuesta (MOP). Se trata de la facción ultramenemista que lidera Antonio Cassia. Pero ni a De la Rúa ni a su gente parece preocuparle mucho este sector, ya que --aseguran-- carece de peso y su existencia depende exclusivamente de la suerte de Menem.
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